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Jorge Dargel

Madrid se merecía los Juegos

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No sé ustedes, pero el pasado viernes sufrí una de las grandes decepciones de mi vida. ¿Qué tenemos que hacer para que le den unos Juegos Olímpicos a Madrid? Al final, la candidatura de la capital española se quedó por segunda vez consecutiva con la miel en los labios. Y si somos realistas, para 2020 la cosa tampoco pinta bien con ciudades como París, Roma o Moscú.

La verdad es que soy optimista por naturaleza, pero no lo era totalmente con la candidatura de Madrid 2016. Tenía ese presentimiento que otra vez no nos iban a dar los Juegos, fundamentalmente por Chicago y por Río de Janeiro. Cuando escuché que la primera eliminada en Copenhage era la ciudad norteamericana, empecé a creérmelo de verdad y a ilusionarme aún más. Este sentimiento aún se incrementó cuando la siguiente en caer fue Tokio y esto significaba que Madrid y Río eran las finalistas para celebrar los JJOO de 2016. Llegó la hora de la verdad y dos países estaban en vilo a la espera de una decisión del Comité Olímpico Internacional. Entonces, a eso de las 18.50 h de la tarde de un viernes dos de octubre de 2009, la voz del presidente del COI, Rogge, nombró Río de Janeiro.

El que os escribe, con el coche parado en medio de un camino forestal, tuvo que tragar saliva otra vez tras cuatro años del último varapalo. Juré en arameo, miré al cielo y proseguí mi camino intentando aparentar mi enfado y mi decepción. Y es que lo peor que puedes hacer es creerte algo con fe ciega. Es verdad que para esta candidatura los dirigentes y la ciudad estaban mucho más preparados, pero al fin y al cabo, lo que importa es el peso internacional de los países y de sus mandatarios y los intereses económicos. Tenemos que ser conscientes que España, a pesar de tener a la Familia Real, al Presidente del Gobierno, a los Samaranch y a grandes deportistas, seguimos siendo unos segundones.

Lo teníamos todo, instalaciones, apoyo popular y un trabajo envidiable, pero condiciones no escritas como las supuestas rotaciones de los continentes e intereses comunes y en la sombra, han sido más fuertes que todos los puntos fuertes que tenía Madrid 2016. Si lo piensan, en el caso que le hubiesen dado a la capital española los Juegos de 2016, las candidaturas de París, Roma o Moscú para 2020 serían casi inútiles, ya que celebrar tres juegos consecutivos en Europa resulta improbable e impensable. Ya da igual, hay que resignarse pero el dolor está aún muy reciente. Por otro lado, la verdad, me alegro que se lo hayan dado a Río de Janeiro antes que a Chicago o a Tokio. Todos sabemos que los brasileños viven el deporte de forma muy intensa y muy apasionada, y al igual que los españoles, deseaban de forma generalizada los Juegos de 2016. Además, ya tocaba que se celebraran unos Juegos en Sudamérica.

Ahora no hay que buscar culpables, porque sinceramente, creo que no los hay, por lo menos de la candidatura de Madrid. No hay partidos políticos que valgan, puesto que ante un tema como son los Juegos, no caben rivalidades. Hemos podido ver a Zapatero, a Esperanza Aguirre y Gallardón unidos por una misma ilusión, dejando de lado sus diferencias. El único pero que se puede poner es tener más peso internacional en el COI.

Madrid se merecía los Juegos

Jorge Dargel
Jorge Dargel
viernes, 16 de octubre de 2009, 00:48 h (CET)
No sé ustedes, pero el pasado viernes sufrí una de las grandes decepciones de mi vida. ¿Qué tenemos que hacer para que le den unos Juegos Olímpicos a Madrid? Al final, la candidatura de la capital española se quedó por segunda vez consecutiva con la miel en los labios. Y si somos realistas, para 2020 la cosa tampoco pinta bien con ciudades como París, Roma o Moscú.

La verdad es que soy optimista por naturaleza, pero no lo era totalmente con la candidatura de Madrid 2016. Tenía ese presentimiento que otra vez no nos iban a dar los Juegos, fundamentalmente por Chicago y por Río de Janeiro. Cuando escuché que la primera eliminada en Copenhage era la ciudad norteamericana, empecé a creérmelo de verdad y a ilusionarme aún más. Este sentimiento aún se incrementó cuando la siguiente en caer fue Tokio y esto significaba que Madrid y Río eran las finalistas para celebrar los JJOO de 2016. Llegó la hora de la verdad y dos países estaban en vilo a la espera de una decisión del Comité Olímpico Internacional. Entonces, a eso de las 18.50 h de la tarde de un viernes dos de octubre de 2009, la voz del presidente del COI, Rogge, nombró Río de Janeiro.

El que os escribe, con el coche parado en medio de un camino forestal, tuvo que tragar saliva otra vez tras cuatro años del último varapalo. Juré en arameo, miré al cielo y proseguí mi camino intentando aparentar mi enfado y mi decepción. Y es que lo peor que puedes hacer es creerte algo con fe ciega. Es verdad que para esta candidatura los dirigentes y la ciudad estaban mucho más preparados, pero al fin y al cabo, lo que importa es el peso internacional de los países y de sus mandatarios y los intereses económicos. Tenemos que ser conscientes que España, a pesar de tener a la Familia Real, al Presidente del Gobierno, a los Samaranch y a grandes deportistas, seguimos siendo unos segundones.

Lo teníamos todo, instalaciones, apoyo popular y un trabajo envidiable, pero condiciones no escritas como las supuestas rotaciones de los continentes e intereses comunes y en la sombra, han sido más fuertes que todos los puntos fuertes que tenía Madrid 2016. Si lo piensan, en el caso que le hubiesen dado a la capital española los Juegos de 2016, las candidaturas de París, Roma o Moscú para 2020 serían casi inútiles, ya que celebrar tres juegos consecutivos en Europa resulta improbable e impensable. Ya da igual, hay que resignarse pero el dolor está aún muy reciente. Por otro lado, la verdad, me alegro que se lo hayan dado a Río de Janeiro antes que a Chicago o a Tokio. Todos sabemos que los brasileños viven el deporte de forma muy intensa y muy apasionada, y al igual que los españoles, deseaban de forma generalizada los Juegos de 2016. Además, ya tocaba que se celebraran unos Juegos en Sudamérica.

Ahora no hay que buscar culpables, porque sinceramente, creo que no los hay, por lo menos de la candidatura de Madrid. No hay partidos políticos que valgan, puesto que ante un tema como son los Juegos, no caben rivalidades. Hemos podido ver a Zapatero, a Esperanza Aguirre y Gallardón unidos por una misma ilusión, dejando de lado sus diferencias. El único pero que se puede poner es tener más peso internacional en el COI.

 
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