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Almudena Negro

Educación responsable es educación en libertad

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El Rey Juan Carlos reclamaba el pasado miércoles, horas después de que Esperanza Aguirre se descolgara, provocando un intenso debate social, en la Asamblea de Madrid con su Ley de Autoridad del Profesor, un pacto nacional (¿de qué nación, Majestad?) en Educación. Y ya se sabe que cuando se reclama eso que los cursis llaman “consenso” y se propone la creación de comisiones de expertos es que se pretende cambiar todo un poco para que todo siga igual. Y que paguen los contribuyentes. El consenso, todos los sabemos, pasa por que la denominada derecha acepte los postulados de la autoproclamada izquierda, que defiende una escuela en que en lugar de enseñar a los niños a pensar se enseñe a los chicos qué deben de pensar.

No hay que olvidar que hace apenas unos años, recién llegados al poder, los del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero aprobaban junto a los nacionalistas, derogando la LOCE que era un tímido remedo de la LOGSE y que jamás llegó a entrar en vigor, una Ley Orgánica de Educación (LOE) que incide y aumenta en la escuela comprensiva, verdadero origen pedagógico del desastre educativo que ha colocado a España a la cola del mundo en Educación. Y los socialistas, autores, perpetradores o responsables de lo que hoy estamos viendo en las aulas siguen creyendo y defendiendo que la educación es algo que sólo a ellos compete.

Majestad: el problema no es sólo, que también, la falta de autoridad y disciplina en las aulas. Es que los contenidos, distintos según de qué Comunidad Autónoma se trate, son de un nivel más que bajo, ínfimo; frustrantes para los alumnos con interés en esforzarse, aprender y superarse. De ahí la tasa de abandono escolar. Sucede que los profesores son funcionarios y además funcionarios especialmente poderosos al ser, junto a periodistas y artistas, soporte habitual de la izquierda. Hoy, los hijos de mayo del 68 convertidos en irresponsables padres permisivos, enemigos de la autoridad –la confunden con el autoritarismo- y “amigos” de sus hijos, en vez de preguntarse por qué Pepe o María suspenden sistemáticamente se preguntan por qué el profesor catea al niño y hasta acuden al colegio a poner de chupa de dómine al docente, sin preocuparse lo más mínimo por el salvajito sobreprotegido que tienen en casa, el cual, si eso, se va de botellón y decide asaltar una comisaría.

Resulta, Señor, que en España no se deja elegir a los padres qué educación quieren para sus hijos. Por no poder no pueden ni decidir en algunas zonas que sus hijos sean escolarizados en español. Además, sucede que hombrecitos y mujercitas de 16 años son obligados a acudir al colegio cuando no quieren estudiar. Y sucede lo previsible: la lían. Para colmo de males la Formación Profesional en España es una tragedia y las universidades, antaño lugar de encuentro de la excelencia, están llenas de muchachos perdiendo el tiempo. De ahí que la diferencia en sueldo entre licenciados y no licenciados sea la menor de Europa. Debemos estar al nivel de Cuba, en donde todos obtienen su título universitario. Pero ya se sabe que aquí la progresía considera que los métodos educativos de, por ejemplo, Baviera, región número 1 en resultados PISA, en donde los niños son segregados por capacidades desde 5º de primaria (Haupt-, Realschule y Gymnasium), fascistas. Aquí todos deben ser, porque así lo establecen ellos con los consabidos resultados, igual de burros.

En España, Majestad, se pretende tapar el fracaso de una escuela pedagógica reaccionaria y demodé impuesta en los años ochenta con el fin de “secuestrar el alma de los niños”, detrás de pamplinas como “menos religión y más gimnasia”, con la promoción de curso suspendiendo hasta 4 asignaturas, con la cortina de humo que supone el adoctrinamiento en forma de EpC–la basura que se enseña en dicha asignatura lleva lustros enseñándose transversalmente en nuestras aulas- o con el gasto en ordenadores portátiles para chicos que apenas aprenden a leer y escribir, mucho menos a comprender nada, en el colegio.

Y eso por no hablar de las teorías de dejar que los chicos se realicen solos que definen la disciplina como reaccionaria. Así, está prohibido que el maestro, a quien se ha ido paulatinamente retirando autoridad, expulse al pasillo al revoltoso que ni atiende ni deja atender a los demás de clase. O sucede que chicos menores condenados por cometer actos violentos contra compañeros no pueden ser expulsados definitivamente del centro. Por no hablar de las AMPAS, a las que en ocasiones sólo falta la hache.

No Majestad. Aquí no es necesario un consenso. Lo que España necesita no es un parche, sino una reforma integral. Y hacer a los padres responsables de la educación de sus hijos. Pero para ser responsable Señor, y he aquí la madre del cordero, hay que ser libre. Y eso me temo que la casta dirigente jamás lo tolerará.

Educación responsable es educación en libertad

Almudena Negro
Almudena Negro
viernes, 18 de septiembre de 2009, 05:41 h (CET)
El Rey Juan Carlos reclamaba el pasado miércoles, horas después de que Esperanza Aguirre se descolgara, provocando un intenso debate social, en la Asamblea de Madrid con su Ley de Autoridad del Profesor, un pacto nacional (¿de qué nación, Majestad?) en Educación. Y ya se sabe que cuando se reclama eso que los cursis llaman “consenso” y se propone la creación de comisiones de expertos es que se pretende cambiar todo un poco para que todo siga igual. Y que paguen los contribuyentes. El consenso, todos los sabemos, pasa por que la denominada derecha acepte los postulados de la autoproclamada izquierda, que defiende una escuela en que en lugar de enseñar a los niños a pensar se enseñe a los chicos qué deben de pensar.

No hay que olvidar que hace apenas unos años, recién llegados al poder, los del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero aprobaban junto a los nacionalistas, derogando la LOCE que era un tímido remedo de la LOGSE y que jamás llegó a entrar en vigor, una Ley Orgánica de Educación (LOE) que incide y aumenta en la escuela comprensiva, verdadero origen pedagógico del desastre educativo que ha colocado a España a la cola del mundo en Educación. Y los socialistas, autores, perpetradores o responsables de lo que hoy estamos viendo en las aulas siguen creyendo y defendiendo que la educación es algo que sólo a ellos compete.

Majestad: el problema no es sólo, que también, la falta de autoridad y disciplina en las aulas. Es que los contenidos, distintos según de qué Comunidad Autónoma se trate, son de un nivel más que bajo, ínfimo; frustrantes para los alumnos con interés en esforzarse, aprender y superarse. De ahí la tasa de abandono escolar. Sucede que los profesores son funcionarios y además funcionarios especialmente poderosos al ser, junto a periodistas y artistas, soporte habitual de la izquierda. Hoy, los hijos de mayo del 68 convertidos en irresponsables padres permisivos, enemigos de la autoridad –la confunden con el autoritarismo- y “amigos” de sus hijos, en vez de preguntarse por qué Pepe o María suspenden sistemáticamente se preguntan por qué el profesor catea al niño y hasta acuden al colegio a poner de chupa de dómine al docente, sin preocuparse lo más mínimo por el salvajito sobreprotegido que tienen en casa, el cual, si eso, se va de botellón y decide asaltar una comisaría.

Resulta, Señor, que en España no se deja elegir a los padres qué educación quieren para sus hijos. Por no poder no pueden ni decidir en algunas zonas que sus hijos sean escolarizados en español. Además, sucede que hombrecitos y mujercitas de 16 años son obligados a acudir al colegio cuando no quieren estudiar. Y sucede lo previsible: la lían. Para colmo de males la Formación Profesional en España es una tragedia y las universidades, antaño lugar de encuentro de la excelencia, están llenas de muchachos perdiendo el tiempo. De ahí que la diferencia en sueldo entre licenciados y no licenciados sea la menor de Europa. Debemos estar al nivel de Cuba, en donde todos obtienen su título universitario. Pero ya se sabe que aquí la progresía considera que los métodos educativos de, por ejemplo, Baviera, región número 1 en resultados PISA, en donde los niños son segregados por capacidades desde 5º de primaria (Haupt-, Realschule y Gymnasium), fascistas. Aquí todos deben ser, porque así lo establecen ellos con los consabidos resultados, igual de burros.

En España, Majestad, se pretende tapar el fracaso de una escuela pedagógica reaccionaria y demodé impuesta en los años ochenta con el fin de “secuestrar el alma de los niños”, detrás de pamplinas como “menos religión y más gimnasia”, con la promoción de curso suspendiendo hasta 4 asignaturas, con la cortina de humo que supone el adoctrinamiento en forma de EpC–la basura que se enseña en dicha asignatura lleva lustros enseñándose transversalmente en nuestras aulas- o con el gasto en ordenadores portátiles para chicos que apenas aprenden a leer y escribir, mucho menos a comprender nada, en el colegio.

Y eso por no hablar de las teorías de dejar que los chicos se realicen solos que definen la disciplina como reaccionaria. Así, está prohibido que el maestro, a quien se ha ido paulatinamente retirando autoridad, expulse al pasillo al revoltoso que ni atiende ni deja atender a los demás de clase. O sucede que chicos menores condenados por cometer actos violentos contra compañeros no pueden ser expulsados definitivamente del centro. Por no hablar de las AMPAS, a las que en ocasiones sólo falta la hache.

No Majestad. Aquí no es necesario un consenso. Lo que España necesita no es un parche, sino una reforma integral. Y hacer a los padres responsables de la educación de sus hijos. Pero para ser responsable Señor, y he aquí la madre del cordero, hay que ser libre. Y eso me temo que la casta dirigente jamás lo tolerará.

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