Justo cuando pensaba que las cosas no podían alcanzar mayor grado de estupidez, centros escolares de toda la nación decidían censurar el discurso del Presidente Obama en el que instaba a los chavales a trabajar duro, porque "es difícil tener éxito."
Y eso, señoras y señores, era la propaganda terriblemente siniestra que movió a algunos americanos a gritar "socialismo" y "adoctrinamiento", y que obligó a algunos centros a optar por no escuchar el mensaje del presidente el martes.
¿Cuándo y cómo llegamos a ser tan ridículos?
Resulta que lo venimos siendo ya algún tiempo. Estas protestas no son nuevas, una recopilación de las cuales va a continuación. La diferencia es que ahora, las masas son tecnológicamente capaces, amplificadas por un twitillón de twiteos. Todo el mundo tiene un megáfono, la alegría de la huerta democrática.
Pero cuando las protestas de uno (o varios) pueden transformarse inmediatamente en un murmullo de miles de personas, la demagogia se convierte en pasatiempo -- y las palabras debate racional se convierten en un oxímoron.
Por dar el generoso beneficio de la duda a los que protestaban, el discurso de Obama incluía originalmente materiales educativos a utilizar en las aulas procedentes del Departamento de Educación, en los que se pedía a los estudiantes que expresaran cómo fueron inspirados por el presidente y cómo pueden ayudarle.
Demasiado político, dicen los críticos. Adoctrinamiento, acusaba el presidente Republicano de Florida Jim Greer.
"Como padre de cuatro hijos, estoy absolutamente horrorizado porque el dinero de los impuestos se esté utilizando para difundir la ideología socialista del presidente Obama", dijo Greer.
Algunas figuras conservadoras de la radio y la televisión agitaron el fantasma de los antiguos campamentos de juventudes soviéticas y animaron a los padres a no enviar a sus hijos al colegio esa fecha en protesta.
Vale, beneficio de la duda rescindido. Ni siquiera pedir a los chavales que ayuden al Presidente a mejorar la nación justifica las acusaciones de adoctrinamiento socialista. La famosa consigna de John F. Kennedy "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país" no es considerada en absoluto como el toque de corneta para ir a un campamento de verano en los Urales.
En esencia, el discurso de Obama, que se transmitió en directo, se centró en animar a los estudiantes a evaluar cómo podrían contribuir a hacer de Estados Unidos un lugar mejor. "¿Qué problemas vas a solucionar? ¿Qué descubrimientos vas a hacer? "
Cualquiera que haya escuchado o leído el discurso habrá encontrado muy poco que criticar, excepto quizá que pecaba de aburrido, de largo -- y ciertamente de sensiblero. Por otra parte, se estaba dirigiendo a los chavales, algunos de los cuales tienen cinco años de edad. Hasta la ex primera dama Laura Bush y el ex presidente de la Cámara Newt Gingrich dieron el visto bueno al discurso del presidente.
Los discursos presidenciales a los estudiantes no son una novedad. El indispensable “Verdadómetro” de la página PolitiFact.com del St. Petersburg Times señala que tanto el Presidente Ronald Reagan como George H.W. Bush pronunciaron este tipo de discursos. Y, sí, los Demócratas protestaron. El discurso de Reagan fue, de hecho, político, ya que fue más allá de destacar la importancia de la educación para discutir el desarme nuclear, la financiación de la defensa, y hasta los impuestos. Hablando de alarmas.
Gingrich, que en la época del discurso era el coordinador de los Republicanos de la Cámara, defendió el derecho del presidente a dirigirse directamente a los estudiantes. Sin embargo Richard Gephardt, el líder Demócrata de la Cámara, dijo que el Departamento de Educación no debe ser la productora de "publicidad política del presidente pagada por el contribuyente.... Y el presidente debería hacer más en educación que decir, 'Luces, cámara, acción.’"
Y seguimos mareando la perdiz. Los histéricos, al parecer, han llegado a un entendimiento. O bien, es de esperar, se cancelan mutuamente. En comparación con los discursos presidenciales anteriores, el de Obama fue estrictamente apolítico. También fue Obama por excelencia - destinado a la curación, a tranquilizar a los afligidos y a mejorar las cosas. El discurso estuvo tan lleno de emoción que parecía haber sido redactado en torno al fuego de un campamento en el que los niños recuerdan su peor día de escuela.
Dirigiéndose a estudiantes de todas las edades, desde el jardín de infancia hasta el último año de instituto, presentó desafíos claros, pero Obama logró activar todas las vulnerabilidades e inseguridades de cada uno de los grupos de chavales -- desde ser intimidados por un matón hasta no encajar, pasando por tener dos familias a consecuencia de un divorcio. Oye, él ha pasado por eso.
Y ahora es presidente. Tú también puedes, era la entradilla. ¿Qué hay de malo en eso?
Sería deseable que los comentarios de Obama se hubieran reducido a la mitad. También hubiera estado bien que se hubiera arrojado al estilo Ashley o alguno de los Jonas al público de estudiantes - Jazmin, Andoni y Shantell. Pero, en general, el mensaje del presidente fue un himno conservador, una plataforma del Partido Republicano para críos: Asumir la responsabilidad personal, no culpar a los demás de los errores propios, escuchar a los padres y profesores, trabajar duro.
"Aquí en América, cada uno escribe su destino. Cada uno se forja su propio futuro".
Lo único que falta en esta orgía de ortodoxia conservadora es... un presidente Republicano. Y (BEG ITAL)esa(END ITAL) fue la lección de la clase.
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