Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | PSOE | PP | Pedro Sánchez | Políticos | Corrupción
Si vamos mirando el contador de los antipolíticos, me temo que la cifra incluye demasiados ceros y puntos y sigue in crescendo

​El PSOE de Sánchez, la gran fábrica de la antipolítica

|

Se acusa al PP habitualmente de ser una fábrica de independentistas y, siendo discutible, me parece un argumento cabal. Por otra parte, si observamos la cadena de producción de la factoría de Ferraz, encontramos cada día nuevos y más antipolíticos que nunca.


La opinión general sobre la política y los políticos está por los suelos. No hay más que darse una vuelta por bares, calles, tertulias, portales o el salón de cualquier casa. En la última campaña electoral, el tema central fue si Sanchez era un psicópata mentiroso y compulsivo o solo un mentiroso que cambia de opinión como las veletas. Y todo ello, antes de que se produjera la gran golfada de la ley de amnistía. Parece claro que nunca se toca fondo cuando se trata de la inmundicia y lo abyecto de la política actual.


Me refiero a 'política', como al sistema político actual mayoritario hoy en Occidente, denominado como democracia, partitocrático y basado en Estados cada vez más grandes e invasivos, de base ideológica generalmente socialdemócrata. En algo así está desembocando lo que fue el gran invento de los Estados de derecho y la democracia liberal. Obviamente esta no es la única 'política' o sistema posible. En todo caso, los antipolíticos de hoy serían todos aquellos que no creen ni en los políticos ni en ese sistema político - ni quizá ya en ninguno- y que proceden de diversas corrientes, ideologías y cosmovisiones de la sociedad.


El problema es que las castas que controlan estos Estados se envuelven en la bandera de la democracia - Sanchez está a medio telediario de decir "la democracia soy yo"- , sacralizándola hasta la náusea, asociando con ella todos sus actos, discursos, banderas, ideas y perversiones y demonizando a cada vez más adversarios. Empezaron por Vox, ahora están con los peperos y muy cerca de incluir incluso a mitos del socialismo y ex líderes del propio Psoe, tachándoles a todos de ultras y antisistema. Pese a que la democracia que vivimos y el respeto que demuestra por ella la casta no resistiría ni media pasada de una prueba del algodón democrática, aquí tenemos ya un primer lote de antipolíticos y antidemócratas, de personas a las que se les echa del sistema y de la política a base de discurso sectario y frentista, lo que retroalimenta la radicalidad de los expulsados aumentando la polarización en un movimiento pendular difícil de parar. Al menos este grupo de antipolíticos es más recuperable y muchos volverán al redil cuando una casta más afín les haga bajar del monte.


Es más preocupante el torrente de antipolítica que procede del sector menos ideologizado y más templado, de esa mayoría, silenciosa o no, que anda en el filo de la aceptación o la negación de la política. Ni pasa de la política, ni tampoco se desvive por ella, ni sigue su día a día. Gente que aún alberga alguna esperanza sobre la política, por pequeña que sea. Es en este grupo donde creo que el impacto que está provocando todo lo que rodea a la Ley de Amnistía es más grande. ¿A cuántos de ellos habremos perdido para la causa tras la absoluta desvergüenza de Sanchez, del Psoe y de sus medios afines? ¿Cuánta gente está asociando toda esta indignidad con la democracia y la política? Si ellos son la democracia y la única garantía del sistema, ¿qué hay que hacer entonces para cambiar de Gobierno?


 Es muy dañino para la convivencia social que tan nutrido grupo de personas se desenganche de la política, en el sentido de que dejen de creer en que ninguna forma de política tiene sentido, negando la posibilidad por tanto de que existan otras vías no autoritarias para coordinarnos en los asuntos públicos. ¿Cuál es la vara de medir que dejamos al próximo partido que se aúpe al poder del Estado?


Tenemos una casta que esta ordenando a los jueces que no juzguen una serie de delitos y que no actúen sobre unas personas concretas. Delitos que serían objeto de pena de cárcel para usted y para mi hoy y mañana, pero que para unos cuantos cientos o miles de personas que los han cometido no pueden ni siquiera ser juzgados, y si lo han sido o están encausados, todo esto ha de borrarse como si no hubiera ocurrido. Hasta un niño de teta se da cuenta de que esto supone un ataque frontal al estado de derecho y a la igualdad jurídica, los dos pilares de la democracia liberal.


Si lo hacen esta vez, desvirgada ya la cosa, ¿por qué no cogerle el gusto y repetirlo más adelante o sucesivas veces en pos del 'interés general' o del relato que te quieran soltar? ¿Qué pararía a Sanchez o a cualquier futuro gobernante a la hora de ordenar a la justicia que no persiga delitos de nuevo en otro tema que le pueda beneficiar? Hay líneas rojas que no tienen vuelta atrás si se traspasan. Para colmo, esto se hace para comprar unos votos necesarios para alcanzar el poder del Estado, y el beneficiado ni lo esconde y habla impertérrito de "hacer de la necesidad virtud", tratando quizá en pleno ataque de esquizofrenia de confundir su necesidad con la de la sociedad o el sistema. Y de propina, la condonación de 15.000 millones de euros de deuda, que pagarán en su mayor parte los madrileños. 


 Como precuela de la historia, tenemos una infinita hemeroteca con cientos de aseveraciones de Sanchez y de todo el que ha sido algo en el Gobierno, en su partido o en los medios que lo apoyan, negando con la máxima rotundidad que una amnistía se fuera a dar algún día, asegurando que sería inconstitucional y nada conveniente su aplicación. Se votó en las generales con ese mensaje y, al día siguiente de la elección, la Amnistía no es sólo plenamente constitucional, sino que además es conveniente para el interés general, para España y hasta para la economía. Luego esta casta se quejará de que califiquen de ilegítimo al Gobierno.


No encuentro palabras para calificar todo esto. Creo que es uno de esos golpes de Estado sin tricornio -agreguen si quieren el calificativo de parcial - que una casta puede dar, dejando clara su pulsión autoritaria, pero no matando aún del todo el Estado de Derecho -si dejándolo muy herido- ni entrando ya aún en una dictadura sin vuelta a atrás. Debemos de cuidar los calificativos en este punto ya que el día en que esa casta no encuentre frenos y pueda constituir un sistema autoritario de verdad, no tendremos palabras para definir lo que pasa entonces, naturalizándose aún más rápido de lo habitual.


Mientras tanto, si vamos mirando el contador de los antipolíticos, me temo que la cifra incluye demasiados ceros y puntos y sigue in crescendo. 

​El PSOE de Sánchez, la gran fábrica de la antipolítica

Si vamos mirando el contador de los antipolíticos, me temo que la cifra incluye demasiados ceros y puntos y sigue in crescendo
Ángel José González Herrero
sábado, 18 de noviembre de 2023, 12:31 h (CET)

Se acusa al PP habitualmente de ser una fábrica de independentistas y, siendo discutible, me parece un argumento cabal. Por otra parte, si observamos la cadena de producción de la factoría de Ferraz, encontramos cada día nuevos y más antipolíticos que nunca.


La opinión general sobre la política y los políticos está por los suelos. No hay más que darse una vuelta por bares, calles, tertulias, portales o el salón de cualquier casa. En la última campaña electoral, el tema central fue si Sanchez era un psicópata mentiroso y compulsivo o solo un mentiroso que cambia de opinión como las veletas. Y todo ello, antes de que se produjera la gran golfada de la ley de amnistía. Parece claro que nunca se toca fondo cuando se trata de la inmundicia y lo abyecto de la política actual.


Me refiero a 'política', como al sistema político actual mayoritario hoy en Occidente, denominado como democracia, partitocrático y basado en Estados cada vez más grandes e invasivos, de base ideológica generalmente socialdemócrata. En algo así está desembocando lo que fue el gran invento de los Estados de derecho y la democracia liberal. Obviamente esta no es la única 'política' o sistema posible. En todo caso, los antipolíticos de hoy serían todos aquellos que no creen ni en los políticos ni en ese sistema político - ni quizá ya en ninguno- y que proceden de diversas corrientes, ideologías y cosmovisiones de la sociedad.


El problema es que las castas que controlan estos Estados se envuelven en la bandera de la democracia - Sanchez está a medio telediario de decir "la democracia soy yo"- , sacralizándola hasta la náusea, asociando con ella todos sus actos, discursos, banderas, ideas y perversiones y demonizando a cada vez más adversarios. Empezaron por Vox, ahora están con los peperos y muy cerca de incluir incluso a mitos del socialismo y ex líderes del propio Psoe, tachándoles a todos de ultras y antisistema. Pese a que la democracia que vivimos y el respeto que demuestra por ella la casta no resistiría ni media pasada de una prueba del algodón democrática, aquí tenemos ya un primer lote de antipolíticos y antidemócratas, de personas a las que se les echa del sistema y de la política a base de discurso sectario y frentista, lo que retroalimenta la radicalidad de los expulsados aumentando la polarización en un movimiento pendular difícil de parar. Al menos este grupo de antipolíticos es más recuperable y muchos volverán al redil cuando una casta más afín les haga bajar del monte.


Es más preocupante el torrente de antipolítica que procede del sector menos ideologizado y más templado, de esa mayoría, silenciosa o no, que anda en el filo de la aceptación o la negación de la política. Ni pasa de la política, ni tampoco se desvive por ella, ni sigue su día a día. Gente que aún alberga alguna esperanza sobre la política, por pequeña que sea. Es en este grupo donde creo que el impacto que está provocando todo lo que rodea a la Ley de Amnistía es más grande. ¿A cuántos de ellos habremos perdido para la causa tras la absoluta desvergüenza de Sanchez, del Psoe y de sus medios afines? ¿Cuánta gente está asociando toda esta indignidad con la democracia y la política? Si ellos son la democracia y la única garantía del sistema, ¿qué hay que hacer entonces para cambiar de Gobierno?


 Es muy dañino para la convivencia social que tan nutrido grupo de personas se desenganche de la política, en el sentido de que dejen de creer en que ninguna forma de política tiene sentido, negando la posibilidad por tanto de que existan otras vías no autoritarias para coordinarnos en los asuntos públicos. ¿Cuál es la vara de medir que dejamos al próximo partido que se aúpe al poder del Estado?


Tenemos una casta que esta ordenando a los jueces que no juzguen una serie de delitos y que no actúen sobre unas personas concretas. Delitos que serían objeto de pena de cárcel para usted y para mi hoy y mañana, pero que para unos cuantos cientos o miles de personas que los han cometido no pueden ni siquiera ser juzgados, y si lo han sido o están encausados, todo esto ha de borrarse como si no hubiera ocurrido. Hasta un niño de teta se da cuenta de que esto supone un ataque frontal al estado de derecho y a la igualdad jurídica, los dos pilares de la democracia liberal.


Si lo hacen esta vez, desvirgada ya la cosa, ¿por qué no cogerle el gusto y repetirlo más adelante o sucesivas veces en pos del 'interés general' o del relato que te quieran soltar? ¿Qué pararía a Sanchez o a cualquier futuro gobernante a la hora de ordenar a la justicia que no persiga delitos de nuevo en otro tema que le pueda beneficiar? Hay líneas rojas que no tienen vuelta atrás si se traspasan. Para colmo, esto se hace para comprar unos votos necesarios para alcanzar el poder del Estado, y el beneficiado ni lo esconde y habla impertérrito de "hacer de la necesidad virtud", tratando quizá en pleno ataque de esquizofrenia de confundir su necesidad con la de la sociedad o el sistema. Y de propina, la condonación de 15.000 millones de euros de deuda, que pagarán en su mayor parte los madrileños. 


 Como precuela de la historia, tenemos una infinita hemeroteca con cientos de aseveraciones de Sanchez y de todo el que ha sido algo en el Gobierno, en su partido o en los medios que lo apoyan, negando con la máxima rotundidad que una amnistía se fuera a dar algún día, asegurando que sería inconstitucional y nada conveniente su aplicación. Se votó en las generales con ese mensaje y, al día siguiente de la elección, la Amnistía no es sólo plenamente constitucional, sino que además es conveniente para el interés general, para España y hasta para la economía. Luego esta casta se quejará de que califiquen de ilegítimo al Gobierno.


No encuentro palabras para calificar todo esto. Creo que es uno de esos golpes de Estado sin tricornio -agreguen si quieren el calificativo de parcial - que una casta puede dar, dejando clara su pulsión autoritaria, pero no matando aún del todo el Estado de Derecho -si dejándolo muy herido- ni entrando ya aún en una dictadura sin vuelta a atrás. Debemos de cuidar los calificativos en este punto ya que el día en que esa casta no encuentre frenos y pueda constituir un sistema autoritario de verdad, no tendremos palabras para definir lo que pasa entonces, naturalizándose aún más rápido de lo habitual.


Mientras tanto, si vamos mirando el contador de los antipolíticos, me temo que la cifra incluye demasiados ceros y puntos y sigue in crescendo. 

Noticias relacionadas

En 2007, cuando José Luis Rodríguez Zapatero finalizaba su primera legislatura, empezó a cuajar en la sociedad catalana una sensación de cansancio y disgusto. Los problemas crónicos en Cercanías, un aeropuerto que entonces era insuficiente para responder a la proyección de Barcelona, la baja inversión pública por parte del Estado o el acentuado déficit fiscal acabaron por engendrar lo que se bautizó como el 'català emprenyat' (catalán enfadado).

Un sistema de Monarquía Parlamentaria o República Parlamentaria que obligue a lo que, de forma concisa y clara ha manifestado el señor Javier Lambán, presidente de Aragón y secretario general del PSOE regional, terminará siempre en un fracaso social y en una realidad disimulada en la que “ordenan e imponen” los poderosos.

La denuncia del sicofante tardofranquista, el seudo sindicato Manos Limpias contra la mujer de Sánchez por "presunto tráfico de influencias", y la posterior admisión a trámite por el juez Peinado, se convirtió en todo un misil en la línea de estabilidad emocional y de resiliencia de Sánchez al dejarle paralizadas las hormonas segregadoras del arrojo político.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto