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E. J. Dionne

¿Gestando una nueva política?

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Horas antes de que la Cámara aprobara su ley de intercambio de emisiones la semana pasada, los Demócratas novatos Tom Perriello y Frank Kratovil sopesaban el impacto político de los votos que estaban a punto de depositar en favor de un plan que los Republicanos denuncian como "intercambia y paga."

"Puede que debiera llamársenos la conciencia del Comité," decía Perriello, de 34 años, que ganó en representación de su distrito de Southside Virginia el año pasado por 727 votos a la vez que Barack Obama perdía por 7.512.

Se acuerda de Kratovil, de 41 años, respondiendo que quizá debieran llamarse el Comité de los congresistas a punto de quedarse en el paro.

Kratovil, que ganó por la mínima en un distrito de Maryland que Obama perdió frente a John McCain por 18 puntos, no recuerda su respuesta precisa a Perriello. Pero reconoce que "habría sido más fácil políticamente no votar de esa forma."

Que algunos Demócratas muy expuestos en la Cámara estuvieran dispuestos a enfrentarse a anuncios Republicanos por valor de decenas de miles de dólares como precio a pagar por respaldar una ley encaminada a detener el calentamiento global es la historia desconocida de lo que, hasta la fecha, es el enfrentamiento legislativo más dramático del año.

Las crónicas de la batalla se centran típicamente en el número de cesiones a la industria que se añadieron a la propuesta de ley para lograr su aprobación, cuánto tuvo que ser rebajada para reunir los votos necesarios, y cuánta presión aplicaron la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi y el Presidente Obama para obtener la mayoría 219 a 212.

Todo esto es cierto, pero pasa por alto otra dimensión del enfrentamiento. Un buen número de congresistas relativamente jóvenes y políticamente vulnerables que habían hecho campaña a base de promesas de limpiar el medio ambiente decidieron que esta votación era un riesgo digno de correrse. "Una ley redactada a la vieja usanza política," dice Perriello, "se aprobó mediante la nueva política."

Bueno, sí, pero como Perriello es el primero en reconocer, la vieja política funcionaba hasta el último momento.

Fíjese por ejemplo en los casos de Kratovil y Betsy Markey, una Demócrata de Colorado, de un distrito en el que perdió Obama. Ambos representan a un número significativo de granjeros. Sus votos no estuvieron garantizados hasta que el secretario del Comité Agrícola de la Cámara, el Representante Collin Peterson, D-Minn., logró cambios de última hora que protegen los intereses de los granjeros.

Para Kratovil, una de las claves fue asegurarse de que los granjeros de Maryland, que ya trabajan bajo estándares medioambientales asfixiantes impuestos por el estado, recibirán bajo la ley las mismas contraprestaciones que los granjeros de estados con normas menos asfixiantes.

Para Markey, los asuntos importantes incluían ayudar a las cooperativas rurales eléctricas y proteger a los ganaderos que temían que la ley impusiera "un impuesto al ganado" aplicado a las cabezas en concepto de producir metano en forma de, digamos, un proceso totalmente natural.

Kratovil decía que no podría haber apoyado una ley que perjudicara a la agricultura, "que pesa lo suyo como motor económico vital para mi distrito." Con las enmiendas, quedó libre para votar siguiendo sus principales promesas de campaña: promover "los combustibles renovables, reducir nuestra dependencia del petróleo exterior, y proteger el medio ambiente," incluyendo Chesapeake Bay.

Pero otro factor está alterando el cálculo político: la llegada de un sector energético alternativo integrado de energía eólica y solar. Por primera vez, el significado político de la palabra "energía" no se limita al petróleo y el gas, incluso si la energía antigua está mucho mejor relacionada políticamente.

Entre los empresarios del distrito de Markey se encuentra Vestas, un importante suministrador de energía eólica, y Abound Solar, una iniciativa de la Universidad Pública de Colorado que fabrica paneles fotovoltaicos.

Markey añade que una parte considerable de su distrito es una de las regiones más prometedoras del país en la generación de energía eólica, y "esta ley ayuda de verdad a nuestras mesetas orientales."

Subrayando la llegada de una nueva política energética estaban los ocho votos Republicanos depositados en favor de la ley, sobre todo los de Mark Kirk, de Illinois, y Mike Castle, de Delaware Ambos están considerando hacer campaña al Senado el año próximo, y podrían ver un futuro que otros de su partido no ven.

Aún así, para muchos Demócratas potencialmente vulnerables que respaldaron la ley, habrá consecuencias a corto plazo. Perriello y Markey se encuentran entre los 14 congresistas en el punto de mira del Comité Nacional Republicano del Congreso por sus votos. En el caso de Perriello, un duro anuncio televisivo predice enormes incrementos en la factura de la luz.

Perriello se muestra filosófico con el ataque, aunque dice estar sorprendido de que los Republicanos "utilicen información que saben es errónea fundamentalmente." Planea utilizar el fin de semana del 4 de Julio en su distrito para hablar de la urgencia de la independencia energética y el potencial de empleo de las energías renovables. El destino de Perriello será una prueba de lo nueva que se ha vuelto nuestra política.

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Diario SIGLO XXI dispone de los derechos de publicación en exclusiva para medios digitales españoles de este y muchos otros columnistas del Washington Post Writers Group.

¿Gestando una nueva política?

E. J. Dionne
E. J. Dionne
viernes, 3 de julio de 2009, 05:20 h (CET)
Horas antes de que la Cámara aprobara su ley de intercambio de emisiones la semana pasada, los Demócratas novatos Tom Perriello y Frank Kratovil sopesaban el impacto político de los votos que estaban a punto de depositar en favor de un plan que los Republicanos denuncian como "intercambia y paga."

"Puede que debiera llamársenos la conciencia del Comité," decía Perriello, de 34 años, que ganó en representación de su distrito de Southside Virginia el año pasado por 727 votos a la vez que Barack Obama perdía por 7.512.

Se acuerda de Kratovil, de 41 años, respondiendo que quizá debieran llamarse el Comité de los congresistas a punto de quedarse en el paro.

Kratovil, que ganó por la mínima en un distrito de Maryland que Obama perdió frente a John McCain por 18 puntos, no recuerda su respuesta precisa a Perriello. Pero reconoce que "habría sido más fácil políticamente no votar de esa forma."

Que algunos Demócratas muy expuestos en la Cámara estuvieran dispuestos a enfrentarse a anuncios Republicanos por valor de decenas de miles de dólares como precio a pagar por respaldar una ley encaminada a detener el calentamiento global es la historia desconocida de lo que, hasta la fecha, es el enfrentamiento legislativo más dramático del año.

Las crónicas de la batalla se centran típicamente en el número de cesiones a la industria que se añadieron a la propuesta de ley para lograr su aprobación, cuánto tuvo que ser rebajada para reunir los votos necesarios, y cuánta presión aplicaron la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi y el Presidente Obama para obtener la mayoría 219 a 212.

Todo esto es cierto, pero pasa por alto otra dimensión del enfrentamiento. Un buen número de congresistas relativamente jóvenes y políticamente vulnerables que habían hecho campaña a base de promesas de limpiar el medio ambiente decidieron que esta votación era un riesgo digno de correrse. "Una ley redactada a la vieja usanza política," dice Perriello, "se aprobó mediante la nueva política."

Bueno, sí, pero como Perriello es el primero en reconocer, la vieja política funcionaba hasta el último momento.

Fíjese por ejemplo en los casos de Kratovil y Betsy Markey, una Demócrata de Colorado, de un distrito en el que perdió Obama. Ambos representan a un número significativo de granjeros. Sus votos no estuvieron garantizados hasta que el secretario del Comité Agrícola de la Cámara, el Representante Collin Peterson, D-Minn., logró cambios de última hora que protegen los intereses de los granjeros.

Para Kratovil, una de las claves fue asegurarse de que los granjeros de Maryland, que ya trabajan bajo estándares medioambientales asfixiantes impuestos por el estado, recibirán bajo la ley las mismas contraprestaciones que los granjeros de estados con normas menos asfixiantes.

Para Markey, los asuntos importantes incluían ayudar a las cooperativas rurales eléctricas y proteger a los ganaderos que temían que la ley impusiera "un impuesto al ganado" aplicado a las cabezas en concepto de producir metano en forma de, digamos, un proceso totalmente natural.

Kratovil decía que no podría haber apoyado una ley que perjudicara a la agricultura, "que pesa lo suyo como motor económico vital para mi distrito." Con las enmiendas, quedó libre para votar siguiendo sus principales promesas de campaña: promover "los combustibles renovables, reducir nuestra dependencia del petróleo exterior, y proteger el medio ambiente," incluyendo Chesapeake Bay.

Pero otro factor está alterando el cálculo político: la llegada de un sector energético alternativo integrado de energía eólica y solar. Por primera vez, el significado político de la palabra "energía" no se limita al petróleo y el gas, incluso si la energía antigua está mucho mejor relacionada políticamente.

Entre los empresarios del distrito de Markey se encuentra Vestas, un importante suministrador de energía eólica, y Abound Solar, una iniciativa de la Universidad Pública de Colorado que fabrica paneles fotovoltaicos.

Markey añade que una parte considerable de su distrito es una de las regiones más prometedoras del país en la generación de energía eólica, y "esta ley ayuda de verdad a nuestras mesetas orientales."

Subrayando la llegada de una nueva política energética estaban los ocho votos Republicanos depositados en favor de la ley, sobre todo los de Mark Kirk, de Illinois, y Mike Castle, de Delaware Ambos están considerando hacer campaña al Senado el año próximo, y podrían ver un futuro que otros de su partido no ven.

Aún así, para muchos Demócratas potencialmente vulnerables que respaldaron la ley, habrá consecuencias a corto plazo. Perriello y Markey se encuentran entre los 14 congresistas en el punto de mira del Comité Nacional Republicano del Congreso por sus votos. En el caso de Perriello, un duro anuncio televisivo predice enormes incrementos en la factura de la luz.

Perriello se muestra filosófico con el ataque, aunque dice estar sorprendido de que los Republicanos "utilicen información que saben es errónea fundamentalmente." Planea utilizar el fin de semana del 4 de Julio en su distrito para hablar de la urgencia de la independencia energética y el potencial de empleo de las energías renovables. El destino de Perriello será una prueba de lo nueva que se ha vuelto nuestra política.

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