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Teresa Berengueras

Danza, literatura y novias en la Pasarela Gaudí

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La jornada del jueves ha sido larguísima, jalonada de propuestas nupciales de todo tipo. La pasarela la inició el alicantino Pepe Botella, abrió su primera tienda en Alicante hace ya treinta y seis años y desde entonces su objetivo ha sido encontrar nuevos tejidos y nuevos diseños para vestir a la mujer en el día de su boda. La primera colección vio la luz en el año 1980 con la intención de crear vestidos con libertad de líneas. Pepe ha llevado sus vestidos más allá de nuestras fronteras y se ha situado en la vanguardia de los trajes nupciales en países europeos, iberoamericanos y norteamericanos. En la colección presentada este jueves se inspira en sus orígenes, más allá de los fenicios, griegos y romanos, se ha centrado en la cultura Mediterránea, una cultura moderna, activa y emprendedora, es el Mediterráneo de la Ciutat de les Arts de Valencia y el Parc del Forum de Barcelona. Sus patrones están trabajados y tratados desde un punto de vista arquitectónico. Los vestidos de Pepe Botella son de forma muy estructurada realizados con tela de hilo y aguja, casi de manera artesanal, usa tejidos de seda dominando los mikados, organzas y gasas. Un suave olor a mar con mucha personalidad para sus prendas.




Inicio del desfile de Raimon Bundó.


El argentino Rubén Perlotti lleva veinte años en el mundo de la moda, empezó en Buenos Aires y en el año 1993 se instaló en la isla de Ibiza donde cose vestidos a medida para boda y fiesta. A la colección que ha presentado en la Pasarela Gaudí le ha puesto por nombre “Essence” y está claramente inspirada en el clasicismo romántico. Rubén me afirmó que esta temporada había apostado por el color tanto para los vestidos de fiesta como para los de la novia, aseguró: “Color, color, mucho color para épocas duras como ésta que estamos viviendo”. La moda nupcial la vistió de tejidos como el shantung, organzas, dipion y tafetas metalizadas, todo en seda natural, a sus vestidos les confiere una sensación de lujo desbordante pero con el control de sus patrones. El colorido va desde el blanco cortado, pasando por el champagne, rosa pálido, mezclado con colores más fuertes como el azul y el verde metalizado, todo ello conforma una apuesta arriesgada, pero todas estas mezclas al final le confieren a la colección mucho equilibrio. Tanto en la fiesta como en la novia Perlotti adorna a sus modelos con diseños de Nely Caldentey de Marmade una colección de joyas realizadas en oro y plata combinándolo con piedras naturales y también utilizando tejidos de la colección de novia. Esta línea de joyería está inspirada en el mar, el sol y el aroma de las flores de la isla Blanca. La pasarela de Perlotti fue una explosión de alegría y de color realmente energizante.




Estefanía Luyk vestida de Patricia Avedaño.




Modelo de Joaquim Verdú.




Laura Sánchez en una pose divertida.


La diseñadora de Novia d’Art ha mezclado una doble línea de tendencias en sus propuestas, un recuerdo a los sesenta y otro a los ochenta. De hecho Novia d’Art surgió en el año 1967 en el corazón del Barrio de Gracia de Barcelona. En la pasarela hemos visto ese recuerdo a los sesenta en sus modelos tan femeninos y a los ochenta en esos vestidos tan sensuales y espectaculares. De los sesenta destacó al definir el talle, con faldas cortas y largas creando volúmenes a través de los pliegues, rescata para esta década la riqueza de los bordados hechos a mano con velos y guantes cortos, camelias y lazos, los vestidos de los sesenta son todos blancos en seda y con toques de brillo de Swarovsky, las cintas de terciopelo son de color burdeos, verde esmeralda y azules, y los diseños de los años ochenta destacan por las asimetrías realizadas en la espalda y por la creación de volumen que les dan la espectacularidad del momento. Difícil ha sido el arte de combinar dos décadas tan llenas de efervescencia creativa. Novia D’Art ha mostrado lo más sobresaliente de estos tiempos y las ha actualizado a estos días. Mucho trabajo, de verdad.

Hemos visto tejidos ricos, lorzas, drapeados y volantes en los vestidos de Patricia Avendaño, las líneas de sus vestidos son simples y elegantes, los escotes son palabra de honor, cerrados en pico o con tirantes y les superpone chales o chaquetas en organza. La novia de Avendaño no es ni triste, ni melancólica, ni nostálgica, es una mujer alegre gracias a los colores vibrantes que ha usado sin obviar, claro está, el blanco y el negro para fiesta exclusivamente. La diseñadora ha tenido como madrina a la modelo Estefanía Luyk que recientemente se casó en México con el padre de su hija. Estefanía ha pasado suavemente por la pasarela destacando su personalidad dulce y tranquila, como muchas de las propuestas de la Avendaño.

El diseñador catalán Joaquim Verdú nos ha sorprendido nuevamente en esta Pasarela con una colección elegante, sosegada y armoniosa. Organzas, tul, organdí de seda y detalles en pedrería han armonizado con talles altos y los cortes imperio de sus vestidos. Verdú ha presentado una colección de nueve diseños, los impares le dan suerte, pensados para una mujer femenina, poderosa, decidida y segura de sí misma. El blanco nuclear no existe para Verdú prefiere el blanco roto, y otros dos tonos han dado color a su colección: el bronce de diosa griega y el azul Mediterráneo que ha puesto al ceñir el bajo pecho de algunos de sus vestidos.

La noche se cerró con el desfile de Raimon Bundó, broche de oro donde he visto auténticos vestidos de novia y la recuperación de un tejido olvidado largamente como es el piqué. La colección lleva el nombre de “Tocar el cielo” y eso es difícil, pero Ivonne Ruiz creo que lo ha conseguido inspirándose en el amor eterno que refleja un clásico de siempre como es “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. La puesta en escena siempre sorprende, Ivonne tiene alma de artista y la refleja en sus poderosas colecciones, en esta ocasión se ha apoyado en una modelo de casta, Laura Sánchez, quien como un amuleto para los Bundó ya que siempre resuelve con nota el ejercicio de mostrar el trabajo realizado con amor, tiempo y horas de trabajo y búsqueda artística, además Bundó ha tenido en la pasarela a una bailarina , María Luisa Arias, de la Compañía Nacional de Danza, ha encarnado a esa Julieta inquieta y frustrada mediante el baile vestida con un diseño estricto tipo túnica de seda. María Luisa ha estado en la pasarela con las modelos representando el papel de la enamorada de Verona. En este cierre triunfal pudimos apreciar la vuelta del traje de novia, novia, actualizado, con referencias a la alta costura. Laura inauguró la pasarela con otras dos modelos todas ellas con instrumentos musicales, un buzuki, una arpa y un cuerno, Laura camina lentamente y exhibe un vestido de gorgette satén bordado en la cintura y con cola, los vestidos de esta colección todos llevan cola y es la recuperación de la misma, también temporadas replegada en el olvido. Toda novia que se precie quiere llevar una larga cola para su día más importante, de la misma manera que quiere ese velo de tul ilusión y su bouquet de flores. En “Tocar el cielo” hemos contemplado una miscelánea de vestidos con pureza de líneas, como ese otro traje de cuello cerrado en donde se remata con puntilla que luego se cose por toda la espalda hasta el final de la cola, línea sencilla pero extraordinariamente elegante, manga larga, hemos visto esta noche mucha manga y poco escote, la manga hasta el codo tan en uso en las novias de los setenta y escote cuello barco, apenas sin enseñar más que lo preciso para aparecer deliciosas, el chantilly se ha mezclado con el piqué o con el crepe satin, también la puntilla, y para seguir el guión de “Romeo y Julieta” (luego que alguien me diga que la moda es solo moda y en donde sólo prevalece la imagen) un actriz ha leído un trozo de la obra de Shakespeare mientras Laura con lentitud mostraba desde la pasarela el último modelo del desfile, momento muy aplaudido por todos los asistentes. Los vestidos de piqué con pliegues abullonados y manga cortita han sido la esencia de la novia ilusionada y enamorada. Las cuatro ninfas que desfilaron todas cubiertas de velo tul ilusión y con una cola de muchos metros nos mostraron los tejidos esenciales y nobles de la colección: piqué, algodón, seda plisé y georgette. Laura Sánchez cerró “Tocar al cielo” con un vestido de lujo todo de chantilly con manga larga transparente, escote en la espalda y por delante un escote cerrado por las transparencias del chantilly y las puntillas, en todo el vestido, de rico tejido, chispitas brillantes, los peinados de las modelos han sido románticos recogidos y rizados y además adornados por brillantes y perlas como si Julieta hubiera regresado para presenciar este desfile que nos devuelve a una novia de ayer, con los toques precisos de estos días y muy especialmente con la cuidada creación de quienes conocen la vida nupcial desde hace cuarenta años. En algunos modelos apareció el amor de Ivonne Ruiz a los clásicos de la pintura con unos toques de color unas veces en el pecho y otras en la espalda evocando las paletas de pintores como Dante Gabriel Rosetti, Burne-Jones y J.W. Waterhouse. La salida de la diseñadora a la pasarela para recoger la gran ovación que le otorgaron los asistentes tuvo un toque entrañable cuando los cuatros hijos de Ivonne Ruiz y Raimon Bundó se abrazaron a su madre al tiempo que le entregaban unas flores de manera espontánea como espontáneo fue el abrazo que en medio de la pasarela unió a dos generaciones de diseñadoras de la casa Bundó: Cristina Arana e Ivonne Ruiz.

Danza, literatura y novias en la Pasarela Gaudí

Teresa Berengueras
Teresa Berengueras
viernes, 12 de junio de 2009, 04:08 h (CET)
La jornada del jueves ha sido larguísima, jalonada de propuestas nupciales de todo tipo. La pasarela la inició el alicantino Pepe Botella, abrió su primera tienda en Alicante hace ya treinta y seis años y desde entonces su objetivo ha sido encontrar nuevos tejidos y nuevos diseños para vestir a la mujer en el día de su boda. La primera colección vio la luz en el año 1980 con la intención de crear vestidos con libertad de líneas. Pepe ha llevado sus vestidos más allá de nuestras fronteras y se ha situado en la vanguardia de los trajes nupciales en países europeos, iberoamericanos y norteamericanos. En la colección presentada este jueves se inspira en sus orígenes, más allá de los fenicios, griegos y romanos, se ha centrado en la cultura Mediterránea, una cultura moderna, activa y emprendedora, es el Mediterráneo de la Ciutat de les Arts de Valencia y el Parc del Forum de Barcelona. Sus patrones están trabajados y tratados desde un punto de vista arquitectónico. Los vestidos de Pepe Botella son de forma muy estructurada realizados con tela de hilo y aguja, casi de manera artesanal, usa tejidos de seda dominando los mikados, organzas y gasas. Un suave olor a mar con mucha personalidad para sus prendas.




Inicio del desfile de Raimon Bundó.


El argentino Rubén Perlotti lleva veinte años en el mundo de la moda, empezó en Buenos Aires y en el año 1993 se instaló en la isla de Ibiza donde cose vestidos a medida para boda y fiesta. A la colección que ha presentado en la Pasarela Gaudí le ha puesto por nombre “Essence” y está claramente inspirada en el clasicismo romántico. Rubén me afirmó que esta temporada había apostado por el color tanto para los vestidos de fiesta como para los de la novia, aseguró: “Color, color, mucho color para épocas duras como ésta que estamos viviendo”. La moda nupcial la vistió de tejidos como el shantung, organzas, dipion y tafetas metalizadas, todo en seda natural, a sus vestidos les confiere una sensación de lujo desbordante pero con el control de sus patrones. El colorido va desde el blanco cortado, pasando por el champagne, rosa pálido, mezclado con colores más fuertes como el azul y el verde metalizado, todo ello conforma una apuesta arriesgada, pero todas estas mezclas al final le confieren a la colección mucho equilibrio. Tanto en la fiesta como en la novia Perlotti adorna a sus modelos con diseños de Nely Caldentey de Marmade una colección de joyas realizadas en oro y plata combinándolo con piedras naturales y también utilizando tejidos de la colección de novia. Esta línea de joyería está inspirada en el mar, el sol y el aroma de las flores de la isla Blanca. La pasarela de Perlotti fue una explosión de alegría y de color realmente energizante.




Estefanía Luyk vestida de Patricia Avedaño.




Modelo de Joaquim Verdú.




Laura Sánchez en una pose divertida.


La diseñadora de Novia d’Art ha mezclado una doble línea de tendencias en sus propuestas, un recuerdo a los sesenta y otro a los ochenta. De hecho Novia d’Art surgió en el año 1967 en el corazón del Barrio de Gracia de Barcelona. En la pasarela hemos visto ese recuerdo a los sesenta en sus modelos tan femeninos y a los ochenta en esos vestidos tan sensuales y espectaculares. De los sesenta destacó al definir el talle, con faldas cortas y largas creando volúmenes a través de los pliegues, rescata para esta década la riqueza de los bordados hechos a mano con velos y guantes cortos, camelias y lazos, los vestidos de los sesenta son todos blancos en seda y con toques de brillo de Swarovsky, las cintas de terciopelo son de color burdeos, verde esmeralda y azules, y los diseños de los años ochenta destacan por las asimetrías realizadas en la espalda y por la creación de volumen que les dan la espectacularidad del momento. Difícil ha sido el arte de combinar dos décadas tan llenas de efervescencia creativa. Novia D’Art ha mostrado lo más sobresaliente de estos tiempos y las ha actualizado a estos días. Mucho trabajo, de verdad.

Hemos visto tejidos ricos, lorzas, drapeados y volantes en los vestidos de Patricia Avendaño, las líneas de sus vestidos son simples y elegantes, los escotes son palabra de honor, cerrados en pico o con tirantes y les superpone chales o chaquetas en organza. La novia de Avendaño no es ni triste, ni melancólica, ni nostálgica, es una mujer alegre gracias a los colores vibrantes que ha usado sin obviar, claro está, el blanco y el negro para fiesta exclusivamente. La diseñadora ha tenido como madrina a la modelo Estefanía Luyk que recientemente se casó en México con el padre de su hija. Estefanía ha pasado suavemente por la pasarela destacando su personalidad dulce y tranquila, como muchas de las propuestas de la Avendaño.

El diseñador catalán Joaquim Verdú nos ha sorprendido nuevamente en esta Pasarela con una colección elegante, sosegada y armoniosa. Organzas, tul, organdí de seda y detalles en pedrería han armonizado con talles altos y los cortes imperio de sus vestidos. Verdú ha presentado una colección de nueve diseños, los impares le dan suerte, pensados para una mujer femenina, poderosa, decidida y segura de sí misma. El blanco nuclear no existe para Verdú prefiere el blanco roto, y otros dos tonos han dado color a su colección: el bronce de diosa griega y el azul Mediterráneo que ha puesto al ceñir el bajo pecho de algunos de sus vestidos.

La noche se cerró con el desfile de Raimon Bundó, broche de oro donde he visto auténticos vestidos de novia y la recuperación de un tejido olvidado largamente como es el piqué. La colección lleva el nombre de “Tocar el cielo” y eso es difícil, pero Ivonne Ruiz creo que lo ha conseguido inspirándose en el amor eterno que refleja un clásico de siempre como es “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. La puesta en escena siempre sorprende, Ivonne tiene alma de artista y la refleja en sus poderosas colecciones, en esta ocasión se ha apoyado en una modelo de casta, Laura Sánchez, quien como un amuleto para los Bundó ya que siempre resuelve con nota el ejercicio de mostrar el trabajo realizado con amor, tiempo y horas de trabajo y búsqueda artística, además Bundó ha tenido en la pasarela a una bailarina , María Luisa Arias, de la Compañía Nacional de Danza, ha encarnado a esa Julieta inquieta y frustrada mediante el baile vestida con un diseño estricto tipo túnica de seda. María Luisa ha estado en la pasarela con las modelos representando el papel de la enamorada de Verona. En este cierre triunfal pudimos apreciar la vuelta del traje de novia, novia, actualizado, con referencias a la alta costura. Laura inauguró la pasarela con otras dos modelos todas ellas con instrumentos musicales, un buzuki, una arpa y un cuerno, Laura camina lentamente y exhibe un vestido de gorgette satén bordado en la cintura y con cola, los vestidos de esta colección todos llevan cola y es la recuperación de la misma, también temporadas replegada en el olvido. Toda novia que se precie quiere llevar una larga cola para su día más importante, de la misma manera que quiere ese velo de tul ilusión y su bouquet de flores. En “Tocar el cielo” hemos contemplado una miscelánea de vestidos con pureza de líneas, como ese otro traje de cuello cerrado en donde se remata con puntilla que luego se cose por toda la espalda hasta el final de la cola, línea sencilla pero extraordinariamente elegante, manga larga, hemos visto esta noche mucha manga y poco escote, la manga hasta el codo tan en uso en las novias de los setenta y escote cuello barco, apenas sin enseñar más que lo preciso para aparecer deliciosas, el chantilly se ha mezclado con el piqué o con el crepe satin, también la puntilla, y para seguir el guión de “Romeo y Julieta” (luego que alguien me diga que la moda es solo moda y en donde sólo prevalece la imagen) un actriz ha leído un trozo de la obra de Shakespeare mientras Laura con lentitud mostraba desde la pasarela el último modelo del desfile, momento muy aplaudido por todos los asistentes. Los vestidos de piqué con pliegues abullonados y manga cortita han sido la esencia de la novia ilusionada y enamorada. Las cuatro ninfas que desfilaron todas cubiertas de velo tul ilusión y con una cola de muchos metros nos mostraron los tejidos esenciales y nobles de la colección: piqué, algodón, seda plisé y georgette. Laura Sánchez cerró “Tocar al cielo” con un vestido de lujo todo de chantilly con manga larga transparente, escote en la espalda y por delante un escote cerrado por las transparencias del chantilly y las puntillas, en todo el vestido, de rico tejido, chispitas brillantes, los peinados de las modelos han sido románticos recogidos y rizados y además adornados por brillantes y perlas como si Julieta hubiera regresado para presenciar este desfile que nos devuelve a una novia de ayer, con los toques precisos de estos días y muy especialmente con la cuidada creación de quienes conocen la vida nupcial desde hace cuarenta años. En algunos modelos apareció el amor de Ivonne Ruiz a los clásicos de la pintura con unos toques de color unas veces en el pecho y otras en la espalda evocando las paletas de pintores como Dante Gabriel Rosetti, Burne-Jones y J.W. Waterhouse. La salida de la diseñadora a la pasarela para recoger la gran ovación que le otorgaron los asistentes tuvo un toque entrañable cuando los cuatros hijos de Ivonne Ruiz y Raimon Bundó se abrazaron a su madre al tiempo que le entregaban unas flores de manera espontánea como espontáneo fue el abrazo que en medio de la pasarela unió a dos generaciones de diseñadoras de la casa Bundó: Cristina Arana e Ivonne Ruiz.

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