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Jorge Dargel

Sonrisas y lágrimas en Jaén

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Si me permiten hablar en primera persona, el pasado domingo fue testigo directo de lo injusto y lo poco agradecido que puede llegar a ser el fútbol. El Jaén y la Ponferradina se jugaban seguir aspirando al ascenso a Segunda División en el partido de vuelta disputado en el estadio de la Nueva Victoria, tras el 1-0 de la ida a favor de los bercianos. A pesar de la importancia del choque, el comportamiento de las dos aficiones fue ejemplar antes y después del encuentro.

A pesar del largo desplazamiento y del día y la hora del partido (21:00 h), otra vez los seguidores de la Ponferradina no dejaron solos a su equipo, con más de cuatrocientos valientes que fuimos a la tierra de los olivos. Daba igual tener que trabajar el día siguiente sin apenas dormir o descansar después de pasar muchas horas por la noche en la carretera para volver al Bierzo o a los diferentes destinos donde residimos. Ver ganar a la Deportiva no tiene precio.

El resultado era corto para los bercianos, ya que un gol daba la clasificación a los jienenses a la tercera eliminatoria de los play off de ascenso a Segunda. Sin embargo, la ilusión que genera este equipo se sobrepone a cualquier adversidad. Había más de once mil gargantas apoyando a los locales, pero esos 400 seguidores blanquiazules llegaron a imponer a los rivales sus ya conocidos cánticos, como el "Deportiva, Deportiva" o el "A Ponferrada me voy...". Desgraciadamente, el encuentro no pudo empezar peor para los visitantes. Un error en la zaga propició a los pocos minutos del inicio del choque, que el Jaén se adelantara en el marcador al mismo tiempo que lograba el pase a la siguiente ronda.

Pasaron los minutos, llegaron innumerables ocasiones, sobre todo para la Ponferradina, pero se llegó al descanso con el mismo resultado. Las esperanzas de unos y otros seguían estando intactas, conocedores de que aún quedaban 45 minutos por delante, vamos todo un mundo. Y en el deporte y en este caso el fútbol, puede cambiar todo en un sólo instante. Así fue, ya que el árbitro pitó un dudoso penalti a favor del conjunto berciano al comienzo de la segunda mitad. Esto se celebró entre la parroquia blanquiazul como si se hubiese conseguido un gol olvidando que todavía había que lanzar el balón desde los once metros. Rubén Vega, el encargado habitual de tirar los penaltis, dejó esta difícil y decisiva tarea a otro jugador espectacular impropio de Segunda B, como es Jonathan Valle. El 'bueno' de Jony falló, gracias también a la actuación memorable del portero local.

Sin embargo, este duro mazazo moral para los futbolistas y para los aficionados de la Deportiva no propició que nadie bajara los brazos ni dejara de animar, todo lo contrario, puesto que ambos apretaron aún más en el terreno y en las gradas. Las oportunidades para los dos equipos eran constantes, con dos palos y un mano a mano para el Jaén, al estar ya volcado su adversario en el ataque. Los aficionados blanquiazules veían cómo entraba Fran, el jugador que consiguió con su gol el primer ascenso de este club a Segunda ante el Alicante en el minuto 85 en 2006, y los recuerdos inmediatamente afloraron en la memoria de los bercianos. Pero ni con el icono deportivista, se pudo lograr un tanto que hubiese dado la clasificación a la Ponferradina. El tiempo corría de forma incontrolable y las esperanzas empezaban a decaer reflejadas en los rostros cariacontecidos de los aficionados del Bierzo.

Sufriendo cual fuese una final de Champions League, el pitido final fue el desencadenante de dos sentimientos tan opuestos como son la alegría y la tristeza en las gradas del estadio de la Nueva Victoria. Otra temporada más, la Ponferradina se quedaba a las puertas del ascenso a Segunda y tendrá que afrontar otra temporada más en el pozo de la Segunda B. Demasiado castigo para un club y unos jugadores dignos de una categoría superior y de unos aficionados de Primera División. Fue en este momento cuando pude comprobar, otra vez, que la Deportiva es la suma y el reflejo de miles de ilusiones de no sólo una provincia, sino de muchos más territorios con un mismo sentimiento. Ver a aficionados de la Ponferradina de avanzada edad llorando como una persona desconsolada te hace replantearte la historia y la categoría de un club que no se merece estar donde está.

Fue entonces cuando surgió la grandeza del deporte en forma de ovación mutua entre los seguidores del Jaén y la Ponferradina. ¡Qué forma más bonita de acabar un partido tan decisivo como éste! La enorme tristeza que nos invadía a los aficionados blanquiazules fue contrarrestada por un alabable gesto de los jienenses que fueron a aplaudir al fondo donde nos encontrábamos. Oír los cánticos propios por parte de la afición rival y viceversa, y el intercambio de bufandas y banderas es algo indescriptible. Hay que estar in situ para saber lo que se siente. Así las tristezas sin lugar a dudas se llevan mejor. ¡Aúpa Ponferradina y aúpa Jaén!

Sonrisas y lágrimas en Jaén

Jorge Dargel
Jorge Dargel
jueves, 11 de junio de 2009, 23:39 h (CET)
Si me permiten hablar en primera persona, el pasado domingo fue testigo directo de lo injusto y lo poco agradecido que puede llegar a ser el fútbol. El Jaén y la Ponferradina se jugaban seguir aspirando al ascenso a Segunda División en el partido de vuelta disputado en el estadio de la Nueva Victoria, tras el 1-0 de la ida a favor de los bercianos. A pesar de la importancia del choque, el comportamiento de las dos aficiones fue ejemplar antes y después del encuentro.

A pesar del largo desplazamiento y del día y la hora del partido (21:00 h), otra vez los seguidores de la Ponferradina no dejaron solos a su equipo, con más de cuatrocientos valientes que fuimos a la tierra de los olivos. Daba igual tener que trabajar el día siguiente sin apenas dormir o descansar después de pasar muchas horas por la noche en la carretera para volver al Bierzo o a los diferentes destinos donde residimos. Ver ganar a la Deportiva no tiene precio.

El resultado era corto para los bercianos, ya que un gol daba la clasificación a los jienenses a la tercera eliminatoria de los play off de ascenso a Segunda. Sin embargo, la ilusión que genera este equipo se sobrepone a cualquier adversidad. Había más de once mil gargantas apoyando a los locales, pero esos 400 seguidores blanquiazules llegaron a imponer a los rivales sus ya conocidos cánticos, como el "Deportiva, Deportiva" o el "A Ponferrada me voy...". Desgraciadamente, el encuentro no pudo empezar peor para los visitantes. Un error en la zaga propició a los pocos minutos del inicio del choque, que el Jaén se adelantara en el marcador al mismo tiempo que lograba el pase a la siguiente ronda.

Pasaron los minutos, llegaron innumerables ocasiones, sobre todo para la Ponferradina, pero se llegó al descanso con el mismo resultado. Las esperanzas de unos y otros seguían estando intactas, conocedores de que aún quedaban 45 minutos por delante, vamos todo un mundo. Y en el deporte y en este caso el fútbol, puede cambiar todo en un sólo instante. Así fue, ya que el árbitro pitó un dudoso penalti a favor del conjunto berciano al comienzo de la segunda mitad. Esto se celebró entre la parroquia blanquiazul como si se hubiese conseguido un gol olvidando que todavía había que lanzar el balón desde los once metros. Rubén Vega, el encargado habitual de tirar los penaltis, dejó esta difícil y decisiva tarea a otro jugador espectacular impropio de Segunda B, como es Jonathan Valle. El 'bueno' de Jony falló, gracias también a la actuación memorable del portero local.

Sin embargo, este duro mazazo moral para los futbolistas y para los aficionados de la Deportiva no propició que nadie bajara los brazos ni dejara de animar, todo lo contrario, puesto que ambos apretaron aún más en el terreno y en las gradas. Las oportunidades para los dos equipos eran constantes, con dos palos y un mano a mano para el Jaén, al estar ya volcado su adversario en el ataque. Los aficionados blanquiazules veían cómo entraba Fran, el jugador que consiguió con su gol el primer ascenso de este club a Segunda ante el Alicante en el minuto 85 en 2006, y los recuerdos inmediatamente afloraron en la memoria de los bercianos. Pero ni con el icono deportivista, se pudo lograr un tanto que hubiese dado la clasificación a la Ponferradina. El tiempo corría de forma incontrolable y las esperanzas empezaban a decaer reflejadas en los rostros cariacontecidos de los aficionados del Bierzo.

Sufriendo cual fuese una final de Champions League, el pitido final fue el desencadenante de dos sentimientos tan opuestos como son la alegría y la tristeza en las gradas del estadio de la Nueva Victoria. Otra temporada más, la Ponferradina se quedaba a las puertas del ascenso a Segunda y tendrá que afrontar otra temporada más en el pozo de la Segunda B. Demasiado castigo para un club y unos jugadores dignos de una categoría superior y de unos aficionados de Primera División. Fue en este momento cuando pude comprobar, otra vez, que la Deportiva es la suma y el reflejo de miles de ilusiones de no sólo una provincia, sino de muchos más territorios con un mismo sentimiento. Ver a aficionados de la Ponferradina de avanzada edad llorando como una persona desconsolada te hace replantearte la historia y la categoría de un club que no se merece estar donde está.

Fue entonces cuando surgió la grandeza del deporte en forma de ovación mutua entre los seguidores del Jaén y la Ponferradina. ¡Qué forma más bonita de acabar un partido tan decisivo como éste! La enorme tristeza que nos invadía a los aficionados blanquiazules fue contrarrestada por un alabable gesto de los jienenses que fueron a aplaudir al fondo donde nos encontrábamos. Oír los cánticos propios por parte de la afición rival y viceversa, y el intercambio de bufandas y banderas es algo indescriptible. Hay que estar in situ para saber lo que se siente. Así las tristezas sin lugar a dudas se llevan mejor. ¡Aúpa Ponferradina y aúpa Jaén!

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