No es por arruinar la comida, pero las cosas no pintan bien para mamá. No si se jubila ya, no si pertenece a la generación post Segunda Guerra Mundial, no si es una mujer joven que no ha pensado detenidamente aún en la jubilación.
Este Día de la Madre podría incluir menos tarjetas de felicitación y más conversaciones sinceras acerca de cómo las madres americanas -y todas las mujeres americanas- van a ser atendidas en la madurez.
Ellas solían depender de las pensiones tradicionales que bajo la ley protegían al cónyuge con vida, normalmente una viuda, con una pensión mensual vitalicia. Estas pensiones se están extinguiendo. A continuación se esperó de ellas que, al igual que la mayoría de la mano de obra estadounidense, financiaran por su cuenta sus jubilaciones a través de los planes de cuentas de ahorro para la jubilación. Pero las mujeres viven más tiempo y ganan menos que los hombres. Sus medios más modestos implican que no pueden ahorrar tanto, pero van a necesitar más ahorros al pasar los años. El doble obstáculo les hace ser mucho más dadas a agotar los ahorros antes de morir. Y eso pasaba antes de que los astronómicos costes de la sanidad entraran en escena.
A pesar de todos los avances educativos y laborales que han hecho las mujeres durante las tres últimas décadas, sigue existiendo un considerable "vacío sexual" en las esperanzas de jubilación, según explica la directora ejecutiva del Instituto Nacional para la Seguridad de la Jubilación Beth Almeida.
El Instituto acaba de difundir un inquietante informe de los muchos sentidos en los que las mujeres se encuentran económicamente en desventaja dentro del actual sistema de jubilación -- un sistema que se está viniendo abajo para todo el mundo, pero que está castigando mucho más a las mujeres. “El techo de cristal de las jubilaciones," como lo denomina el colectivo, estaba muy asentado antes de que se presentara la crisis financiera. Ahora se está agravando.
Las mujeres tienen sólo la mitad de probabilidades que los hombres de disponer de un plan de pensiones tradicional, del tipo que garantiza la pensión mensual de por vida. Hasta cuando disfrutan de este tipo de cobertura gracias a sus propios empleos, el importe de la pensión media es inferior -- en torno a los 5.000 dólares al año. En el caso de las mujeres cuyos maridos han suscrito este tipo de pensión, el importe tras su fallecimiento está garantizado, a menos que por alguna razón acceda a renunciar a ella.
Con las cuentas de ahorro para la jubilación, las mujeres son un riesgo triple debido a sus salarios inferiores, la necesidad por su parte de disponer de ahorros más considerables -- y su propio estilo inversor, en el que eligen inversiones más conservadoras con mucha mayor frecuencia que los hombres. La diferencia entre pensión y año cotizado es particularmente sorprendente. Una mujer que gane 50.000 dólares al año tiene que ahorrar 1.000 dólares al año más que un hombre que tenga el mismo salario sólo para estar a su mismo nivel en la jubilación, según explica el Instituto.
Si entonces invierte de manera conservadora el saldo de esos ahorros, evitando el riesgo -- y la mayor rentabilidad -- de las inversiones en Bolsa, por ejemplo, reduce de nuevo su renta de la jubilación. A pesar de los avances educativos y la experiencia laboral que han logrado las mujeres más jóvenes, no se han vuelto más inteligentes financieramente que sus madres. De hecho, hasta las mujeres menores de 30 años son más ignorantes financieramente que los hombres de su mismo grupo de edad, reza el informe. “Es un patrón consistente que se reproduce en todos los grupos de edad, y se puede ver al examinar internacionalmente," dice Almeida.
Lo que es más, las mujeres que abandonan un puesto de trabajo y tienen derecho a llevarse sus planes de jubilación con ellas son más dadas que los hombres a distribuir la suma total -- y utilizarla para abonar gastos familiares como la educación de los hijos y los gastos médicos y dentales entre otras facturas. Pero esta virtud (o necesidad) anticipada las sitúa en desventaja una y otra vez. Un particular que retire sólo 5.000 dólares de su cuenta de ahorros para la jubilación a los 35 años habrá perdido más de 38.000 dólares en ahorros para la jubilación a los 65, demuestra el informe.
El sistema de jubilación planificada por el titular que los políticos -- y la industria de los fondos de protección -- impulsaron contra todo obstáculo hace apenas unos cuantos años como oportunidad de que los trabajadores modestos alcanzaran la independencia financiera en la madurez ha sido mucho más que un favor. Eso sucedía antes de que la crisis financiera se presentara. Ahora es un desastre. "Haciendo cuentas, hasta la persona que hizo absolutamente todo bien sale realmente perjudicada," dice Almeida.
Para la mayoría de las mujeres estadounidenses, la perspectiva es de una edad dorada en la que apretándose el cinturón aún así hay que enfrentarse al creciente e impredecible gasto de la sanidad. Durante el año 2007, había el doble de mujeres pobres que hombres, y las mujeres tienden a caer en la pobreza con mayor frecuencia que los hombres al envejecer.
Esto ciertamente no es plato de buen gusto para el fin de semana del Día de la Madre. Pero es una conversación que las familias tendrán que tener al terminar la celebración.
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