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Opinión
Etiquetas | Movimiento Sumar | Yolanda Díaz | Pedro Sánchez | PSOE | 23-J
Indecible describir lo que me descorazona conocer el mundo político y las comedias que en él se representan

'Frankenstein 2' se apellida Sumar

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“Frankenstein-a” ha surgido sumando papanatas. La Yoly, imitando a su querido sicofante, ha reproducido el monstruo, pero en feminazi. La joven creadora del monstruo, Mary Shelley, debe de estar revolviéndose en su tumba viendo cómo se politiza a su criatura para engañar a los politiquillos de poca monta que son incapaces de progresar en su propio partidillo-cotarro, y tienen que vender piezas de su montaje a especuladores del poder que, con esas piezas, ensamblan monstruosos aglomerados de votantes engañados y explotados por sus incapaces jefecillos.


Seducir no es gobernar, Yoly, eso es manipular. Los seducidos por la Yoly no son políticos, son cagalindes, mamertos y zurumbáticos. ¡Vaya colección!


Queridos españoles, contamos para el 23J, con una nueva Suma-Frankenstein de partiduchos a cual más fantoche, cuyos líderes sueñan con solucionar su sopaboba en el congreso de los agrupados o entre los senadores vilordos. A la vez sueñan con no esfumarse del mapa partitocrático, tan prolífico en retoños de izquierdosos arrogantes.


A la vista de la Suma tan larga en apellidos como corta en ideas, sopesaremos si es más Frankenstein el Sanchismo bifurcado del antiguo PSOE, o el Yolismo surgido de la variopinta izquierda pro-comunista.


Como no teníamos sobrante con un Frankenstein, ahora tenemos dos; y la pregunta es: ¿El día 24J se arrejuntarán para formar un desavenido super-monstruo con dos cabezas de género fluido y estilos antagónicos? La seductora manejando al endiosado con arrumacos de mercader bolivariano. Pueden ponerse todas las máscaras que quieran, pero sus acciones dirán siempre quien son, “el árbol es siempre reconocido por sus frutos”, y ya tenemos sobrada experiencia de los podridos frutos que nos han dado en los pasados años de des-gobierno malavenido pero muy arrejuntado.

Todos hemos visto lo bien que le ha sentado Madrid a la Yoly, y cuánto ha progresado su look. Dice que solo le interesa lo que la gente necesita; pero ella va por delante, bien montada, bien equipada, bien exhibida, bien presumida sumando, ¡Vaya si ella ha sumado!


Y ahora ¿qué más suma? Pues suma restos, residuos, despojos, intentos, desengaños, reclamos, seres vacíos como votantes sumisos por inconscientes. Y predica solidaridad de papá Estado que provee de todo; barato, rápido, colorista como las cosas de los ricos que son para todos. ¡Ya! Se lo dijo Marx y Lenin y Stalin y Castro y Maduro, y ella se lo creyó a pies juntillas; pero no escuchó a Albert Einstein: “Intentar redistribuir las riquezas eliminando las fortunas, es tan absurdo como eliminar a los genios para que el pueblo sea inteligente”. ¡Ahí estamos!


¿Qué masa amorfa le seguirá por sus halagos con mentiras reconfortantes pero sin participar para nada en lo que de verdad es democracia? Democracia: “Participación del pueblo en instituciones ordenadas al bien común”. Yolycracia: “Desbaratar la economía contando con los colegas sindicaleros para el bien exclusivo de sus liberados”.


Ese es el bien común que suma millones de españoles a las colas del hambre. Yoly ha sido colaboradora indispensable en el desgobierno de Sánchez que han sumado un 20% más de pobres en España; y ya son más de 11 millones; y ella ahora sigue sumando.


Todo el mundo puede equivocarse pero solo los necios persisten defendiendo sus errores; eso, que es tan viejo como Periandro de Corinto que lo dijo, sigue vigente en la amalgama que llaman Sumar (sí, errores).


No hay destino para espíritus vulgares. Creo que tenía mucha razón Óscar Wilde al decir que para ser popular hay que ser mediocre y seguía retratando a la sumadora: "no he conocido a nadie que hablando tanto diga menos". Es como el cántaro de R. Tagore que cuanto más vacío, más ruido hace. Sus disfraces no la disfrazan sino que la revelan más, pues a base de trivialidad ha logrado popularismo, que no es popularidad.


Toda agrupación sectaria la forman papanatas que son explotados por algún farsante; algo así decía J.K. Huysmans; y es que los tiempos no cambian. En cambio el clima está cambiando continuamente. Ahora una pléyade de papanatas se han juntado para sumar vacío, oquedad política llena de palabrería y vacía del bien común. Nada hay que no sea empeorable, ahora ese nuevo Frankenstein cabe en esa oquedad.


Indecible describir lo que me descorazona conocer el mundo político y las comedias que en él se representan, me dan tanta pena por el daño que hacen a la gente. Es la gran desdicha de esta España de hoy; esa gran puerilidad, que en adultos es estupidez; y que les dura para siempre, decía Aristófanes.


¡Mira que los antiguos tenían razón! ¿Será por eso que los progres no dan una en el clavo del bien común? Desconocen y desprecian la tradición, lo estable, la sabiduría perenne; sólo buscan en el hoy su propio beneficio, lo que sus posaderas les reclaman aquí y ahora y lo llaman progreso. El bien común es demasiado común para ellos que son muy especiales, nada comunes; especiales como Frankenstein(a). Para el común de los estúpidos seguidores les basta con palabrería hueca mientras van por ahí luciéndose, ¡de pena! pero Suman.

'Frankenstein 2' se apellida Sumar

Indecible describir lo que me descorazona conocer el mundo político y las comedias que en él se representan
Isidro García Getino
jueves, 15 de junio de 2023, 10:49 h (CET)

“Frankenstein-a” ha surgido sumando papanatas. La Yoly, imitando a su querido sicofante, ha reproducido el monstruo, pero en feminazi. La joven creadora del monstruo, Mary Shelley, debe de estar revolviéndose en su tumba viendo cómo se politiza a su criatura para engañar a los politiquillos de poca monta que son incapaces de progresar en su propio partidillo-cotarro, y tienen que vender piezas de su montaje a especuladores del poder que, con esas piezas, ensamblan monstruosos aglomerados de votantes engañados y explotados por sus incapaces jefecillos.


Seducir no es gobernar, Yoly, eso es manipular. Los seducidos por la Yoly no son políticos, son cagalindes, mamertos y zurumbáticos. ¡Vaya colección!


Queridos españoles, contamos para el 23J, con una nueva Suma-Frankenstein de partiduchos a cual más fantoche, cuyos líderes sueñan con solucionar su sopaboba en el congreso de los agrupados o entre los senadores vilordos. A la vez sueñan con no esfumarse del mapa partitocrático, tan prolífico en retoños de izquierdosos arrogantes.


A la vista de la Suma tan larga en apellidos como corta en ideas, sopesaremos si es más Frankenstein el Sanchismo bifurcado del antiguo PSOE, o el Yolismo surgido de la variopinta izquierda pro-comunista.


Como no teníamos sobrante con un Frankenstein, ahora tenemos dos; y la pregunta es: ¿El día 24J se arrejuntarán para formar un desavenido super-monstruo con dos cabezas de género fluido y estilos antagónicos? La seductora manejando al endiosado con arrumacos de mercader bolivariano. Pueden ponerse todas las máscaras que quieran, pero sus acciones dirán siempre quien son, “el árbol es siempre reconocido por sus frutos”, y ya tenemos sobrada experiencia de los podridos frutos que nos han dado en los pasados años de des-gobierno malavenido pero muy arrejuntado.

Todos hemos visto lo bien que le ha sentado Madrid a la Yoly, y cuánto ha progresado su look. Dice que solo le interesa lo que la gente necesita; pero ella va por delante, bien montada, bien equipada, bien exhibida, bien presumida sumando, ¡Vaya si ella ha sumado!


Y ahora ¿qué más suma? Pues suma restos, residuos, despojos, intentos, desengaños, reclamos, seres vacíos como votantes sumisos por inconscientes. Y predica solidaridad de papá Estado que provee de todo; barato, rápido, colorista como las cosas de los ricos que son para todos. ¡Ya! Se lo dijo Marx y Lenin y Stalin y Castro y Maduro, y ella se lo creyó a pies juntillas; pero no escuchó a Albert Einstein: “Intentar redistribuir las riquezas eliminando las fortunas, es tan absurdo como eliminar a los genios para que el pueblo sea inteligente”. ¡Ahí estamos!


¿Qué masa amorfa le seguirá por sus halagos con mentiras reconfortantes pero sin participar para nada en lo que de verdad es democracia? Democracia: “Participación del pueblo en instituciones ordenadas al bien común”. Yolycracia: “Desbaratar la economía contando con los colegas sindicaleros para el bien exclusivo de sus liberados”.


Ese es el bien común que suma millones de españoles a las colas del hambre. Yoly ha sido colaboradora indispensable en el desgobierno de Sánchez que han sumado un 20% más de pobres en España; y ya son más de 11 millones; y ella ahora sigue sumando.


Todo el mundo puede equivocarse pero solo los necios persisten defendiendo sus errores; eso, que es tan viejo como Periandro de Corinto que lo dijo, sigue vigente en la amalgama que llaman Sumar (sí, errores).


No hay destino para espíritus vulgares. Creo que tenía mucha razón Óscar Wilde al decir que para ser popular hay que ser mediocre y seguía retratando a la sumadora: "no he conocido a nadie que hablando tanto diga menos". Es como el cántaro de R. Tagore que cuanto más vacío, más ruido hace. Sus disfraces no la disfrazan sino que la revelan más, pues a base de trivialidad ha logrado popularismo, que no es popularidad.


Toda agrupación sectaria la forman papanatas que son explotados por algún farsante; algo así decía J.K. Huysmans; y es que los tiempos no cambian. En cambio el clima está cambiando continuamente. Ahora una pléyade de papanatas se han juntado para sumar vacío, oquedad política llena de palabrería y vacía del bien común. Nada hay que no sea empeorable, ahora ese nuevo Frankenstein cabe en esa oquedad.


Indecible describir lo que me descorazona conocer el mundo político y las comedias que en él se representan, me dan tanta pena por el daño que hacen a la gente. Es la gran desdicha de esta España de hoy; esa gran puerilidad, que en adultos es estupidez; y que les dura para siempre, decía Aristófanes.


¡Mira que los antiguos tenían razón! ¿Será por eso que los progres no dan una en el clavo del bien común? Desconocen y desprecian la tradición, lo estable, la sabiduría perenne; sólo buscan en el hoy su propio beneficio, lo que sus posaderas les reclaman aquí y ahora y lo llaman progreso. El bien común es demasiado común para ellos que son muy especiales, nada comunes; especiales como Frankenstein(a). Para el común de los estúpidos seguidores les basta con palabrería hueca mientras van por ahí luciéndose, ¡de pena! pero Suman.

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