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Los expertos hablan de un modelo de felicidad basado en la voluntad y la construcción personal

Nada más y nada menos que felicidad

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¡Hola! ¿sabías que ayer se celebró el día mundial de la Felicidad? Posiblemente no te habrás dado cuenta de ello, pues en muchos lugares pasa desapercibido, ya que algunos le dan el mismo tratamiento que otras directrices de la ONU, es decir, simplemente no las cumplen. O tal vez porque tenemos tan interiorizado ese modelo nihilista de vida, donde nos empeñamos en remarcar que la vida es un sufrimiento y solo algunos elegidos por cuna o por suerte son dignos de vivir felizmente.

Sin embargo la gran mayoría de los expertos hablan de otro modelo de felicidad, mas basado en la voluntad y la construcción personal, esa felicidad de pico y pala, como digo en muchas de mis conferencias, que se construye de variables que van desde el plano subjetivo al objetivo. Además hablamos de conceptos relacionados que nos ayudan a empezar a entender nuestra vida, como son la satisfacción con la vida, el bienestar percibido o la calidad de vida.

Yo prefiero ir más allá, centrándome en esas situaciones que potencian las relaciones entre las personas como un elemento de una felicidad mayor, más universal, que además nos retroalimentan a nivel personal. Pensando que cada uno de nosotros es responsable de la felicidad del otro. De esa manera yo defino la felicidad compartida esa gestión optima de la convivencia con el objetivo de potenciar esos elementos fundamentales para el crecimiento personal.

Cuando hablamos de felicidad y de bienestar no hacemos únicamente referencia a aspectos filosóficos inalcanzables, ni a la ausencia de depresión que entran dentro de lo que denominamos normalidad, sino que como definen los teóricos de la felicidad, y entre ellos el que se conoce como padre de la Psicología Positiva, el propio Martín Seligman: va más allá de la única medición de las emociones positivas, centrándonos en otras variables como el autoconocimiento, el optimismo y la autoestima; así como el poseer una red social que potencie a la persona como parte de un ambiente, fomentando la autonomía que le ayude a lograr ese sentido de vida, desde la creación de posibilidades personales y sociales.

Es más te planteamos que implica un cambio, un proceso centrado en el crecimiento personal, a potenciar desde la infancia en nuestros centros educativos, en los programas de padres y madres en positivo (parentalidad positiva) e incluso en el diseño de las políticas económicas y sociales de las comunidades, ya que implica el hacer hincapié en modelos de éxitos puramente económicos o modelos sostenibles de bienestar.

Podemos decir que hablamos de competencias que son las capacidades de poner en operación los diferentes conocimientos, habilidades, pensamientos, carácter y valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para con la vida en el ámbito personal, social y laboral.

Las competencias son los conocimientos, habilidades, y destrezas que desarrolla una persona para comprender, transformar y practicar en el mundo en el que se desenvuelve en el que se desarrolla, y vivir y potenciar la felicidad implica potenciar actitudes y formas de pensamientos, destrezas vitales que en ocasiones están arraigadas en nuestra cultura (nuestros memes, es decir esa información poderosa que pasamos de padres a hijos como si fuera información genética).

S. Lyubomirky, E. Diener y L. King se han dedicado a intentar ver la importancia de la felicidad en nuestras vidas a través de la realización de multitud de estudios, es importante destacar de los resultados obtenidos, que ser más felices no solo nos hace sentir bien, sino que resulta que la felicidad viene acompañada de múltiples beneficios adicionales.

Las personas más felices resulta que son más sociables, tienen una mayor energía, son más generosas, están siempre dispuestas a cooperar y además por si fuera poco, caen mejor a los demás.

Por lo tanto, podríamos afirmar que las personas felices tienen más probabilidad de casarse y conservar su matrimonio, de tener una red social más rica en amigos, con lo que mejorarían su red de apoyo social. De la misma forma, son personas que manifiestan una mayor flexibilidad, siendo más ingeniosas a la hora de pensar, y a la vez mejoran su productividad en el trabajo. Su papel como líderes es destacable y afrontan las negociaciones con grandes probabilidades de éxito. Además está demostrado que su sueldo es mayor que el de las personas infelices. Algunos estudios han demostrado que las personas que han sido más felices en su época de estudiantes tienen mejor sueldo dieciséis años después que aquellas que eran mas infelices.

Pero vayamos más allá en esta justificación de la importancia de mejorar nuestro nivel de felicidad y de bienestar psicológico. Algunos países se han propuesto incrementar el bienestar de sus ciudadanos, Suiza por ejemplo, o incluso el Rey de Batán, un pequeño país budista del Himalaya, entre la India y China, ha planteado que la mejor manera de promover el desarrollo económico del país es mejorando los índices de felicidad de sus habitantes, valor que se medirá a partir de la medida de la Felicidad Interior Bruta, en vez de la medida puramente económica del PIB. Después de unos años de puesta en práctica de estas medidas se han generado beneficios para toda la población. Aunque la mayoría de los habitantes de Bután se dedica a la agricultura de subsistencia, tienen lo que necesitan (alimentos y atención médica para todos) y se han negado a obtener ganancias económicas que podrían poner en peligro su salud y la belleza de su medio ambiente, así como su situación de igualdad.

Como vemos, la felicidad es muy importante para las personas, ya que no solo nos da alegría, satisfacción, amor y respeto, sino que mejora otros aspectos de nuestra vida, como nuestro nivel de energía, nuestra salud física y mental, pero además potencia nuestra confianza en nosotros mismos con lo que mejorará nuestra autoestima. Todo ello, nos hará sentirnos mejor como personas, es decir, nos hará mejores personas, con lo que se beneficiarán nuestra familia, nuestros amigos y hasta nuestra sociedad.

Nada más y nada menos que felicidad

Los expertos hablan de un modelo de felicidad basado en la voluntad y la construcción personal
José J. Rivero
lunes, 21 de marzo de 2016, 09:03 h (CET)
¡Hola! ¿sabías que ayer se celebró el día mundial de la Felicidad? Posiblemente no te habrás dado cuenta de ello, pues en muchos lugares pasa desapercibido, ya que algunos le dan el mismo tratamiento que otras directrices de la ONU, es decir, simplemente no las cumplen. O tal vez porque tenemos tan interiorizado ese modelo nihilista de vida, donde nos empeñamos en remarcar que la vida es un sufrimiento y solo algunos elegidos por cuna o por suerte son dignos de vivir felizmente.

Sin embargo la gran mayoría de los expertos hablan de otro modelo de felicidad, mas basado en la voluntad y la construcción personal, esa felicidad de pico y pala, como digo en muchas de mis conferencias, que se construye de variables que van desde el plano subjetivo al objetivo. Además hablamos de conceptos relacionados que nos ayudan a empezar a entender nuestra vida, como son la satisfacción con la vida, el bienestar percibido o la calidad de vida.

Yo prefiero ir más allá, centrándome en esas situaciones que potencian las relaciones entre las personas como un elemento de una felicidad mayor, más universal, que además nos retroalimentan a nivel personal. Pensando que cada uno de nosotros es responsable de la felicidad del otro. De esa manera yo defino la felicidad compartida esa gestión optima de la convivencia con el objetivo de potenciar esos elementos fundamentales para el crecimiento personal.

Cuando hablamos de felicidad y de bienestar no hacemos únicamente referencia a aspectos filosóficos inalcanzables, ni a la ausencia de depresión que entran dentro de lo que denominamos normalidad, sino que como definen los teóricos de la felicidad, y entre ellos el que se conoce como padre de la Psicología Positiva, el propio Martín Seligman: va más allá de la única medición de las emociones positivas, centrándonos en otras variables como el autoconocimiento, el optimismo y la autoestima; así como el poseer una red social que potencie a la persona como parte de un ambiente, fomentando la autonomía que le ayude a lograr ese sentido de vida, desde la creación de posibilidades personales y sociales.

Es más te planteamos que implica un cambio, un proceso centrado en el crecimiento personal, a potenciar desde la infancia en nuestros centros educativos, en los programas de padres y madres en positivo (parentalidad positiva) e incluso en el diseño de las políticas económicas y sociales de las comunidades, ya que implica el hacer hincapié en modelos de éxitos puramente económicos o modelos sostenibles de bienestar.

Podemos decir que hablamos de competencias que son las capacidades de poner en operación los diferentes conocimientos, habilidades, pensamientos, carácter y valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para con la vida en el ámbito personal, social y laboral.

Las competencias son los conocimientos, habilidades, y destrezas que desarrolla una persona para comprender, transformar y practicar en el mundo en el que se desenvuelve en el que se desarrolla, y vivir y potenciar la felicidad implica potenciar actitudes y formas de pensamientos, destrezas vitales que en ocasiones están arraigadas en nuestra cultura (nuestros memes, es decir esa información poderosa que pasamos de padres a hijos como si fuera información genética).

S. Lyubomirky, E. Diener y L. King se han dedicado a intentar ver la importancia de la felicidad en nuestras vidas a través de la realización de multitud de estudios, es importante destacar de los resultados obtenidos, que ser más felices no solo nos hace sentir bien, sino que resulta que la felicidad viene acompañada de múltiples beneficios adicionales.

Las personas más felices resulta que son más sociables, tienen una mayor energía, son más generosas, están siempre dispuestas a cooperar y además por si fuera poco, caen mejor a los demás.

Por lo tanto, podríamos afirmar que las personas felices tienen más probabilidad de casarse y conservar su matrimonio, de tener una red social más rica en amigos, con lo que mejorarían su red de apoyo social. De la misma forma, son personas que manifiestan una mayor flexibilidad, siendo más ingeniosas a la hora de pensar, y a la vez mejoran su productividad en el trabajo. Su papel como líderes es destacable y afrontan las negociaciones con grandes probabilidades de éxito. Además está demostrado que su sueldo es mayor que el de las personas infelices. Algunos estudios han demostrado que las personas que han sido más felices en su época de estudiantes tienen mejor sueldo dieciséis años después que aquellas que eran mas infelices.

Pero vayamos más allá en esta justificación de la importancia de mejorar nuestro nivel de felicidad y de bienestar psicológico. Algunos países se han propuesto incrementar el bienestar de sus ciudadanos, Suiza por ejemplo, o incluso el Rey de Batán, un pequeño país budista del Himalaya, entre la India y China, ha planteado que la mejor manera de promover el desarrollo económico del país es mejorando los índices de felicidad de sus habitantes, valor que se medirá a partir de la medida de la Felicidad Interior Bruta, en vez de la medida puramente económica del PIB. Después de unos años de puesta en práctica de estas medidas se han generado beneficios para toda la población. Aunque la mayoría de los habitantes de Bután se dedica a la agricultura de subsistencia, tienen lo que necesitan (alimentos y atención médica para todos) y se han negado a obtener ganancias económicas que podrían poner en peligro su salud y la belleza de su medio ambiente, así como su situación de igualdad.

Como vemos, la felicidad es muy importante para las personas, ya que no solo nos da alegría, satisfacción, amor y respeto, sino que mejora otros aspectos de nuestra vida, como nuestro nivel de energía, nuestra salud física y mental, pero además potencia nuestra confianza en nosotros mismos con lo que mejorará nuestra autoestima. Todo ello, nos hará sentirnos mejor como personas, es decir, nos hará mejores personas, con lo que se beneficiarán nuestra familia, nuestros amigos y hasta nuestra sociedad.

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