Para afrontar la crisis lo primero son grandes dosis de convicción de que superarla es posible y confianza en que las medidas que cada uno reflexivamente aporte serán las adecuadas. Pero también, gran capacidad de reacción para saber en todo momento adaptarse al terreno y cambiar a la senda más adecuada, con tal de seguir adelante en el proceso de adecuarse a las nuevas circunstancias.
Los últimos datos aportados por el Departamento de Comercio de EE.UU. indican que en el último trimestre de 2008, la economía americana ha decrecido más de lo que se presuponía, un 6,2% en lugar del 3,8% estimado; el peor índice desde 1982. Todos en USA tratan de evitar mencionar la palabra “depresión”, desterrada desde 1940.
Depresión que si bien no tiene una clara definición académica, describe una situación de angustia económica, amplia y extrema para mucho más tiempo que un simple declive económico.
La pregunta es cómo interactuarán ahora, a la vista de los nuevos datos, las medidas económicas impulsadas por Barack Obama, cuando lo que pretendían era la recuperación económica desde una recesión del 3,8 y no desde una posición un 63,2% peor. La diferencia es abismal.
Pero volvamos a la casilla de salida: convicción y confianza. ¿Son alarmantes los datos reales o es alarmismo lanzarlos así al mercado? En cualquier caso, lo que no resuelve la situación es enrocarse como un mero en su cueva. O llevarse las manos a la cabeza pensando qué será de uno y su entorno económico. O echarse a correr en cualquier dirección sin antes haber planificado serenamente el camino a seguir.
Lo primero es hacer la siguiente cavilación: No soy un necio!!! Y una vez asumido esto plantearse con entereza lo que cada cuál puede aportar para ayudarse a sí mismo y al conjunto de la sociedad a superar este socavón económico.
El dato más relevante del retroceso en EE.UU. es el enorme descenso en el consumo. Este descenso estuvo ya detectado a primeros de 2007, hace ahora dos años. Y es que con tanto alarmismo, quienes podrían seguir manteniendo un nivel adecuado de consumo se retienen de hacerlo por el qué vendrá, cuando a determinados grupos no les va a venir en ningún caso, como sería el colectivo de los 3 millones de funcionarios públicos que tenemos en el país, pongamos por caso.
Y si bien a determinados altos cargos se les está empezando a congelar el sueldo, con extravagantes salarios anuales muy por encima de los 100.000 o 200.000 euros pueden seguir manteniendo un nivel de consumo más que aceptable y recortar en todo caso el gasto superfluo, pues el dinero fácil es a donde tiende a ser empleado. Aunque algunos de los bien agasajados altos cargos por sus partidos, además del diezmo debido a su organización política en pago del favor de tal cargo, crean que han de amasar para cuando en las siguientes elecciones cambie el tripartito de turno con la consiguiente pérdida de la poltrona, porque su falta de perspectiva histórica, por su bisoñez en el mayor de los casos, no les permite ver que la figura del cesante desapareció en nuestro país con la instauración de la partitocracia reinante y el secuestro de la democracia por los propios partidos políticos dominantes. Razón por la que sigue engordando la nómina funcionarial y de altos cargos contratados por su “idoneidad”.
Lo importante en todo caso es el espíritu emprendedor, no tanto para montarse uno su propia empresa que también, como seguir adelante con la convicción y la confianza de que esta situación va a ser superada con duro trabajo y obstinación por conseguir los objetivos globales marcados.
Obama se ha fijado los objetivos de la sanidad a la europea y las energías renovables. Lo que significa que, en un plazo largo, porque estas cosas se han de medir en generaciones, todos tengan acceso a la sanidad, cosa circunscrita actualmente en EE.UU. a los menores de 18 años y a los mayores de 65, pues todos los demás precisan de un seguro médico con diferentes coberturas, costeados por sí mismo o sus empleadores; los que los tengan.
El impulso a las energías renovables es muy loable; eólica, fotovoltaica, geotérmica o biodiesel. Pero sin perder de vista que es otro objetivo a largo plazo para obtener rentabilidad económica al margen de las subvenciones. Y mientras eso llega, ha de mantenerse el consumo juicioso de otras fuentes energéticas para no frenar el progreso.
Italia, sin abandonar el apoyo a las energías renovables, acaba de sumarse a los países que apuestan por la energía nuclear de la mano de Francia, el gran experto mundial de este sector. Francia se beneficiará de esos contratos para dar un impulso a su economía e Italia irá reduciendo su dependencia energética de fuentes fósiles perecederas, contaminantes y procedentes de zonas geopolíticamente inestables.
Y paralelamente a estas macro actuaciones, son encomiables las apuestas de fundaciones focalizadas en el cuidado y la salud de los más pequeños porque sus patrones tienen la convicción y la confianza de hacer algo extraordinariamente útil para los demás, en este caso los niños que si bien genéricamente representan el futuro, algunos lo tienen mucho más incierto.
Hay fundaciones modestas pero no por ello menos abnegadas y generosas que anhelan nuestra colaboración necesaria, como Proyecto Unión (http://www.proyectounion.org) de reciente creación, dirigida por el doctor José Fernando Quintero, orientada a dar cuidados médicos, psicológicos, nutricionales y de reeducación a niñas y niños con enfermedades terminales o crónicas, maltratados o víctimas de abusos. O la Fundación Dharma (http://www.fundaciondharma.com) para niños enfermos de cáncer.
Frente a los grandes fracasos financieros colectivos o las estafas individuales como la de Bernard L. Madoff o Robert Allen Stanford, actuaciones como la de Proyecto Unión o Dharma le reconcilian a uno con la Humanidad. Convicción y confianza de que con ellos y la ayuda necesaria, muchas niñas y niños tendrán un futuro más esperanzador. Y al igual que ellos, la confianza y convicción de todos ayudará a superar cualquier crisis.