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Es la bandera de España
símbolo de un pueblo hermoso,
del que me siento orgulloso
y que lo llevo en mi entraña.
Es recuerdo y alianza
de nuestros antepasados,
que aunaron sus postulados
con amor, fe y esperanza.
Es testigo incomparable
de glorias y sufrimientos,
y cuando se abre a los vientos
deja una estela imborrable.
Es también el gran pendón
que nos sirve como guía,
y que de noche y de día
ennoblece a la nación.
Cuando veo nuestra bandera
con sus vistosos colores,
se estimulan mis amores
por tan augusta señera.
Por eso empeño mi honor,
en apoyar mientras viva,
la enseña que me motiva:
¡la divisa bicolor!
Y con júbilo infinito,
renuevo mi devoción,
al glorioso pabellón
con este sentido grito:
¡Por el símbolo que entraña
y lo que su historia enseña,
el corazón se me preña,
con la BANDERA DE ESPAÑA!
Tierra mía: ¡Me llaman nativo de África! A ellos los parece una situación patética, mientras que por acá la vida es pacífica. ¡Todo se piensa más allá de la física!
Trompifai: Entre ceja y ceja yo entusiasmado por una damita a la que conturba mi grandilocuencia. Protagonistas: ¡A mí! Antagonistas: ¡Conmigo!
El mundo de los escritores goza de las virtudes y defectos de los humanos. Más o menos neuróticos, normalitos, empáticos o soberbios, un artista, un escribidor, un narrador, un poeta, un novelista no están eximidos de las carnaduras propias de la vida.
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