Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cartas a un ex guerrillero

El hombre es sacrificio

Sor Clara Tricio
Sor Clara Tricio
lunes, 22 de septiembre de 2008, 07:35 h (CET)
Querido Efraín: Es un sacrificio verdadero toda obra que se hace con el fin de unirnos a Dios en santo consorcio, es decir, toda obra relacionada con el supremo bien, y mediante el cual llegamos a la verdadera felicidad. Por ello, incluso la misma misericordia que nos mueve a socorrer al hermano, si no se hace por Dios no puede llamarse sacrificio. Porque, siendo el hombre quien hace o quien ofrece el sacrificio, éste, sin embargo, es una acción divina, como lo indica esa palabra con la cual llamaban los antiguos romanos a tal acción. Puede afirmarse que incluso el hombre es verdadero sacrificio cuando consagrado a Dios por el bautismo, está dedicado al Señor; entonces muere al mundo y vive para Dios. Esto, en efecto, forma parte de aquella misericordia que cada cual debe tener para consigo mismo, según está escrito: “Ten compasión de tu alma agradando a Dios”.

Si las obras de misericordia para con nosotros mismos o para con el prójimo, cuando están referidas a Dios, son verdadero sacrificio, por otra parte solo son obras de misericordia aquellas que se hacen con el fin de librarnos de nuestra miseria y hacernos felices (cosa que no se obtiene sino por medio de aquel bien, del cual se ha dicho: Para mi lo bueno es estar junto a Dios). Resulta claro que toda la ciudad redimida, es decir, la congregación o asamblea de los santos, debe ser ofrecida a Dios como un sacrificio universal por mediación de aquel gran Sacerdote que se entregó a sí mismo por nosotros, tomando la condición de esclavo, y para que nosotros llegáramos a ser cuerpo de tan sublime cabeza. Se ofreció bajo forma de esclavo y se entregó a sí mismo, porque sólo según ella pudo ser mediador, sacerdote, y sacrificio.

Nos exhorta el Apóstol a que ofrezcamos nuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Así, no nos conformamos con las cosas de este mundo, sino a que nos reformamos en un espíritu nuevo. Y para probar cuál es la voluntad de Dios y cuál el bien, el beneplácito, y la perfección, ya que todo este sacrificio somos nosotros, dice: Por la gracia de Dios que me ha sido dada os digo a todos y a cada uno de vosotros que no os estiméis en más de lo que conviene, sino estimaos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno. Pues así como nuestro cuerpo, en unidad, posee muchos miembros, y todos no desempeñan las mismas funciones, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los demás. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado a cada uno.

Éste es el sacrificio de los cristianos: la reunión de muchos, que, a la vez, formamos un solo cuerpo en Cristo. Este misterio es celebrado también por la Iglesia en el sacramento del altar, del todo familiar a los fieles, y donde se demuestra que la Iglesia, en la misma oblación que hace, se ofrece a sí misma.

Os envío los mejores deseos, y con la esperanza de que sigáis todos bien, recibir un cariñoso saludo, CTA.

Noticias relacionadas

Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto