Hace pocos días salían a la luz las disidencias que existían entre los componentes del equipo nacional de la Copa Davis y el presidente de la Federación Española de Tenis, Pedro Muñoz, a causa de la elección de la sede para la semifinal de dicho torneo contra el combinado de EEUU.
Se han escuchado las opiniones de ambas partes, y lo único que han conseguido ha sido manchar la imagen de un deporte modélico, que se basa, por encima de todo, en el respeto entre los miembros del gremio. Pero esa barrera, ha sido superada por los dos contendientes, que han entrado en una guerra que no beneficia a nadie.
Al final, la elegida ha sido Madrid, en un acto de autoridad del presidente, que ve más beneficiosa para sus arcas esta elección, dejando a un lado las recomendaciones de sus jugadores, que prefieren un lugar costero, con una pista de tierra batida, que beneficiará el juego de los españoles, sobre el de los americanos, más acostumbrados a las pistas rápidas, precisamente en la que se disputarán finalmente las semifinales en Madrid.
En definitiva, un cúmulo de mentiras, de dimes y diretes, que no hacen más que manchar la imagen del tenis español, y dar un pésimo ejemplo, por parte de un deporte, que ofrece y representa unos de los valores más hermosos del deporte, el respeto por el contrario, y la superación personal.