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El magma de la Tierra calienta peligrosamente el fondo marino

Maite Valderrama
Vida Universal
miércoles, 7 de mayo de 2008, 03:10 h (CET)
Hace tan sólo unos meses se habló de que el calentamiento del clima podía provocar un posible derretimiento de los glaciares de Groenlandia, noticia que la prensa confirmaba ya hace muy poco publicando la noticia de que los glaciares de Groenlandia ya se están derritiendo. Ante este hecho de momento irreversible, la pregunta más importante es ¿a qué velocidad?

Mucho se habla en la actualidad sobre el panorama de futuro del calentamiento de la Tierra: Elevación del nivel del mar, amenazantes hambres, sequías, condiciones climáticas extremas, ciclones, etc. Hoy ya se puede afirmar que se ha superado el límite crítico del llamado cambio climático y las consecuencias en gran parte son irreversibles. ¿Pero cómo se ha podido llegar tan lejos?, ¿nadie previó antes esta amenazante desgracia?

El ser humano ha arruinado el planeta hasta tal punto de que se está volviendo en parte inhabitable o inhóspito, pero ¿es que no hubo advertencias que hicieran presagiar esta situación o si las hubo, por qué no se hizo caso de ellas? Hace más de 30 años que los científicos dieron la alarma por primera vez diciendo que el crecimiento y el progreso tenía sus límites, que no se podía explotar la Tierra sin más. Aquellos científicos dijeron que la Tierra tenía posibilidades limitadas, que las materias primas eran limitadas, que el medio ambiente también tenía sus limitaciones, pero no se reconoció todo el alcance de la catástrofe que se avecinaba tal como lo vemos hoy.

Los protectores del medio ambiente tampoco reconocieron todo el alcance. Pero en aquel tiempo hubo ya una voz que vio, presagió y expresó lo que vivimos actualmente. En todos los cambios de era siempre surgieron profetas de Dios. Esta vez es una mujer llamada Gabriele, que está en condiciones de percibir y de traducir al idioma humano el lenguaje de luz del Espíritu. A través de ella el Espíritu de Dios ya desde mediados o finales de los años 70 y en toda la década de los 80, advirtió claramente lo que sucedería si la humanidad seguía como hasta en aquel momento. Expresó cosas que 700 años a.c. también dijo el profeta Isaías, advirtiendo a la humanidad de la explotación de la Tierra. También el profeta Habakuk, que habló también de la destrucción de los bosques, y por supuesto Jesús de Nazaret, que de igual modo predijo a la humanidad, que si ella no cambiaba, vendrían catástrofes de la naturaleza, sin olvidar a Juan de Patmos, que en su visión apocalíptica aludió también a muchas de estas cosas. Y ahora surge de nuevo un profeta, una profeta que ha advertido a la humanidad haciendo afirmaciones estremecedoras, dando a conocer con detalle lo que se avecina.

En algunos de estos mensajes divinos ya se dijo a la humanidad que el magma se estaba calentando cada vez más. Este es un hecho al que los científicos aún no han llegado, aunque cada vez tienen más resultados que lo confirman, por ejemplo, investigadores rusos y alemanes comprobaron en julio de 2007 que en lo profundo del continente antártico el agua está cada vez más caliente, y lo sorprendente es que no se está calentando en la superficie sino en las profundidades.

Los científicos están midiendo la fiebre de los océanos, pero obtienen resultados incompletos por lo que es posible que aún no se hayan dado cuenta de que tal vez este aumento de la temperatura en los mares venga por un calentamiento del magma. La separación de grandes bloques de hielo nos muestra cada vez más claramente que el derretimiento de los cascos polares se está produciendo más rápidamente de lo que se había previsto ser según los cálculos. O sea que aún hay factores que los científicos tienen todavía que descubrir, pero sobre los cuales se profetizó oportunamente en 1993.

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