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Del “cepillo” a la bolsa

Pascual Mogica
Pascual Mogica
domingo, 30 de marzo de 2008, 04:48 h (CET)
La Iglesia Católica está quitando la razón a todos aquellos que dicen que no está puesta al día.

Cuando todos vimos como la Iglesia se salvó por los pelos en lo de Gescartera y creíamos que esa inversión formaba parte de un hecho aislado y muy puntual, resulta que con mucha antelación a lo de Gescartera algunos obispos ya invertían los dineros de la Iglesia en inversiones en bolsa. Lo de Gescartera vino como consecuencia de que la bolsa, según el ecónomo de Valladolid, estaba mal, por lo que decidieron invertir en la malograda y fraudulenta empresa de negocios.

Hace unos días el periódico El Plural, nos daba cuenta de que la Iglesia y más concretamente el arzobispado de Madrid comandado por Rouco Varela, ha perdido un 20% de lo invertido en bolsa y de que algunas de estas inversiones, ¡pásmese usted!, fueron hechas en empresas licoreras, en fondos opacos y en los laboratorios Pzifer, multinacional que se dedica a fabricar anticonceptivos. Al parecer Rouco Varela, ha puesto en práctica aquello de que si no puedes con tu enemigo alíate con él. O lo que es igual, sino puedes acabar con el consumo de anticonceptivos búscale un rendimiento económico.

Son otros tiempos. Antaño la Iglesia Católica se financiaba a través de las donaciones de los fieles que depositaban sus dineros en aquella cajita cuadrada con una ranura en la tapa superior y en la cual los donantes introducían su donativo. Esta cajita era conocida como el “cepillo” que por cierto siempre ha llevado aparejada aquella leyenda, que no era más que eso: una leyenda, de que los pícaros monaguillos se las ingeniaban para detraer de ella algún céntimo o alguna peseta que otra sin que el cura párroco se enterara.

Sí, la Iglesia se va poniendo poco a poco al día. De momento se sabe que invierte en bolsa. Ante esto, uno se pregunta: ¿Será esta la Iglesia de los pobres?

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