El candidato a “ser el candidato” por el Partido Demócrata norteamericano se ve afectado por dos desgracias que hacen que las cosas le vengan mal “dadas” en el impresionante esfuerzo que realiza, con sencillos modales, ante los representantes del partido que pueden nominarlo,. A estas horas, todavía no está claro quien competirá por ser el próximo inquilino de la Casa Blanca, si Hillary o él. El recién pasado “súper martes” estadounidensee, sólo parece haber definido algo más la presencia del héroe de Vietnam, McCain, como aspirante por los republicanos.
Según Pilar Marrero, la lúcida cronista y editorialista de La Opinión de Los Ángeles, el mayor periódico en español de USA: “La fuerza detrás del voto por Hillary estuvo en las mujeres y en la mayoría del voto latino a nivel nacional. Para Obama, fueron los afroamericanos y los hombres”, con lo que esclarece el sorprendente triunfo de Hillary en el Estado de California. También sorprende, cómo, con programas tan parecidos, sino equivalentes, el elemento decisorio se incline más por preferencias de sexo y raza. Cosas del la jaranera política estadounidense…
Es muy posible que si Obama no llega a ser “el primer presidente negro” de los Estados Unidos, será por haber sucumbido ante “la primera mujer” en la Historia que puede alcanzar la máxima representación del país. Y es porque, fajarse con una hembra del porte de la señora de Bill Clinton se las trae. Ella, siendo primera dama de su país, con tan veleidoso marido como Presidente, aguantó el “tipo” ante las cámaras y ojos escrutadores del mundo entero. La controversia acerca de si se comportó como “debía”, fueron la comidilla de toda clase de programas y comentarios, tanto en lo público, como en lo privado.
Más, con toda la envergadura que tiene su rival no es la peor de las desventuras del bueno de Obama en su camino hacia la presidencia. No se puede saber si él es consciente o no de la segunda de ellas porque todavía no está difundida, no es del dominio público. Tal vez, si la conociera, ya habría echado mano de los magos del “vudú” que tendrían en sus tingladillos un símbolo de José Luis Rodríguez Zapatero cuajadito de alfileres, porque, y aquí viene lo tremendo, “parece” ser, que, según enterados de los entresijos de la Moncloa, el presidente español siente sus preferencias ¡hacia Obama!...
Difícil se le ha puesto, lidiar con la Clinton y con el mochuelo de ZP en el hombro. Bien se sabe, en España y gran parte del extranjero, lo que eso significa. El término “gafe” se aplica a la persona a quien se atribuye que “trae mala suerte o desgracia con su presencia”. El gafe no es de por sí un desgraciado, aunque en este caso coincidan tales apreciaciones, sino una persona funesta. Si la memoria no flaquea, Zapatero se entusiasmó con John Kerry, el aspirante demócrata holgadamente derrotado por Bush en las anteriores elecciones; cuestión que tuvo su peso en las diferencias que se mantienen con Estados Unidos desde hace casi cuatro años.
Más el currículum del de León, no termina ahí. Se cubrió “de gloria” y arrastró al país hasta lo ridículo, defendiendo y consiguiendo aprobar por “aclamación” un proyecto de Constitución para la Unión Europea, que desechado por el resto de países, pasó a mejor vida, y nunca más se supo de ella hasta que en Lisboa se ha establecido algo equivalente a tal constitución para la gobernabilidad de Europa. Y la cuenta sigue al recordar su rechazo por la triunfadora Angela Merkel, además de su incondicional apoyo a Ségolène Royal en contra del avispado Sarkozy, que igual sirve “para un roto que para un descosido”; lo mismo se trae a las azafatas españolas apresadas en Chad, que se quita la mancha de una mora (Cecilia), con la de otra; aunque en este caso, Carla Bruni, tampoco sea “mora”, sino italiana lista, cantante, y top model.
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