Existe una fórmula lógica que mide la lógica necesidad de una consecuencia tras una situación determinada. El ‘condicional’, así se llama, tiene la forma poco misteriosa de “si... entonces...”
Los valores de validez en un supuesto de lógica bimodal (en la que los valores son únicamente sí o no, 1 o 0, verdadero o falso, o cualquiera de los pares antagónicos que expresan la misma idea) nos permiten deducir de una manera muy sencilla si la consecuencia se sigue de la antecedencia, o no.
Para esta expresión (si..., entonces...) encontramos el siguiente desarrollo. Pongamos una oración prototípica, por ejemplo “Si llueve, entonces la calle se moja”. Combinamos ahora las formas positivas y negativas de los dos componentes de la expresión. Entonces intentaremos hallar si atendiendo únicamente al antecedente podemos afirmar que la consecuencia es absolutamente cierta. Este paso, algo más complejo a primera vista, nos deja lo que sigue:
“Si llueve, entonces la calle se moja”. “Si no llueve, entonces la calle se moja”.
“Si llueve, entonces la calle no se moja”. “Si no llueve, entonces la calle no se moja”.
La primera y la tercera expresión, no dejan lugar a dudas. Independientemente de lo que pueda pasar, podemos afirmar que en todos los casos en que llueva la calle se mojará. Por lo tanto, la primera será siempre cierta y la tercera será siempre falsa.
En cambio, para entrar en la segunda y la cuarta oraciones debemos tener en cuenta que la validez o no de la relación se ha de dilucidar teniendo en cuenta únicamente el antecedente. Por eso podemos decir que es cierto que “si no llueve, entonces la calle se moja”, porque no solamente la lluvia tiene la facultad de mojar la calle. Por lo mismo también vemos claramente que la cuarta es falsa.
Si introducimos en el antecedente un predicado irreal, el sentido de todo el condicional se ve afectado por una ola da irrealidad interesante. “Si la luna es un a bola de queso, entonces tres es un número par”. Los valores de verdad serán los mismos que en la anterior situación: antecedente positivo y consecuente positivo forman sentencia cierta, antecedente positivo y consecuente negativo forman también sentencia cierta, antecedente negativo y consecuente positivo forman sentencia falsa, y antecedente negativo y consecuente negativo forman sentencia falsa.
Es decir, únicamente si consensuamos que la luna no es una bola de queso podremos estar de acuerdo en que el número tres no es un número par. Aun así, también sería lógico que, tras negar la esencia de queso de la luna, dedujésemos que el mismo número es un número par.
La diferencia entre el ejemplo de la lluvia y el de la luna, es que en el segundo caso el consecuente depende de un antecedente falso. Así, afirmando o negando un primer paso del todo falso, se puede justificar lógicamente cualquier planteamiento que queramos. “De la falsedad todo se sigue” decía un profesor de lógica.
Por eso no es extraño que con pocos días de diferencia Sirera, presidente del PP de Cataluña, negase que en su partido se hubiese planteado la participación de ETA en el atentado del 11M y Rajoy dijese que no le satisface la sentencia del juez Del Olmo (aunque la acata) y que su partido seguiría intentando esclarecer el papel ETA en todo esto.
Las versiones derivadas de las apresuradas declaraciones de Ángel Acebes tras el atentado no se escapan al dominio de la lógica. Entran de lleno en lo que es cierto y lo que no.
A pocas horas de la lectura del resumen de la sentencia por el juicio sobre el caso del atentado del once de mayo en Madrid, escuché en una emisora de radio una entrevista con el presidente del Partido Popular de Cataluña.
Sirera respondió a las preguntas, bajo mi punto de vista, con poca solvencia. Pero lo que me resultó del todo impactante fue la negación de la célebre teoría de la conspiración. Sirera dijo que tras un exhaustivo trabajo de hemeroteca.
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