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Del interior al exterior

Pascual Falces
Pascual Falces
martes, 23 de octubre de 2007, 00:10 h (CET)
La “memoria histórica” islámica, según un Centro israelí de análisis para Asunto Exteriores, se ha manifestado reclamando amenazante, sobre la evidencia de que el Islam estuvo asentado en la península ibérica entre los años 711 y 1492. Esto es verdad, no hace falta memoria, la Historia lo ha recogido con detalle en sus libros. Toda América latina, desde el sur de Estados Unidos hasta el Estrecho de Magallanes, perteneció a España que la colonizó enseñando un idioma, una fe y costumbres aceptadas con mayor o menor agrado. Es Historia, también. El número de descendientes se podría contabilizar en varios cientos de millones incluyendo Brasil, y más, si se tienen en cuenta, todos los Estados del sur de EE. UU.

Si a las payasadas acrobáticas del actual Gobierno, le sucediera otro con distinto desvarío, podría reivindicarlos con parecido derecho al que Israel afirma, que, su enemigo Al Quaeda, ha manifestado desear recuperar los territorios españoles que ocuparon durante siglos. Unos más tiempo que otros, pues no todo el país estuvo dominado hegemónicamente. Toda América hispana se puso de acuerdo en emanciparse de España a raíz de los sucesos acaecidos en la metrópoli alrededor del Dos de mayo de 1808, y lo consiguió, hasta el punto de que ni un palmo de tierra en el Nuevo Continente quedó en manos españolas a partir de 1898. No había sucedido del mismo modo con el dominio musulmán en la Península, sino que a sangre y fuego, casi palmo a palmo, la invasión musulmana llegó a ser expulsada.

Las más importantes intervenciones extranjeras en España que se recuerdan, siempre han contado con una decidida petición de ayuda interior. Los habitantes del norte de África pasaron el estrecho de Gibraltar el año 711, con la petición de ayuda que les hizo el famoso Conde Don Julián, un godo en apuros contra otros de su misma raza, y, con ello, facilitó las invasiones sucesivas que arramblaron con casi toda la Península, hasta que unos años después comenzaron a recular tras la primera derrota sufrida en Covadonga el año 722. Así, fueron retrocediendo en el terreno ocupado hasta perder definitivamente el Reino de Granada, en 1492.

La fuerza aérea del III Reich participó junto con otros efectivos armados en la Guerra de 1936 a petición de parte que les hizo el ejército sublevado contra la II República. Ésta, a no tardar mucho, y a lo largo de esa misma conflagración civil, demandó el auxilio de la Unión Soviética en los tiempos más álgidos del totalitarismo de Stalin. Y, tampoco es que España sea una excepción, porque en la sublevación de las colonias norteamericanas contra Inglaterra, lo mismo Francia que España cooperaron simbólicamente en su auxilio.

Dice el referido Centro israelí que “Al Quaeda” quiere lanzar la guerra santa para recuperar lo que perteneció al Islam en nuestra geografía. Argumentan, entre otras arbitrariedades, que unos cuatro millones de descendientes de árabes afincados en España residen en el norte de África. De seguir la emigración actual como va, serán ya otros tantos los residentes magrebíes “con, y sin papeles”. Esta improbable próxima vez, no hará falta la traición de Conde alguno, sino, que, ellos mismos, en vez de enviar remesas de euros, invitarán a venir a sus parientes para disfrutar del generoso estado de bienestar que ofrece la Comunidad de Madrid, por ejemplo.

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