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Etiquetas | Especial / Emigración
David Rico Deira

Experiencias migratorias en la antigüedad y efectos de las actuales migraciones en los países subdesarrollados

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Las poblaciones emigrantes de los países en vías de desarrollo abandonan sus territorios de origen entre los 15 y 30 años mayoritariamente.

El crecimiento económico en los países en vías en desarrollo no es tan rápido como el aumento de la población. Esto significa una reducción de la renta a repartir entre los consumidores, con lo que se produce un empobrecimiento efectivo.

A nivel microscópico las familias tienen más hijos de los que sus mecanismos de protección social pueden mantener y muchos mueren. En cualquier caso son muchos más los que viven y resulta que las familias producen muchas más nuevas familias de las que demanda el crecimiento económico por la vía del factor trabajo; quedando este saturado. Esta situación se exacerba en los momentos de decadencia económica en que se deteriora aún más la situación de las familias.

La misma situación se daba en la Grecia antigua cuando el aumento de población en la época de transición del poder gentilicio16 al poder de la polis estado. En este momento se produjeron vastos movimientos migratorios del campo a la ciudad y de la ciudad a la emigración exterior. La costumbre de las familias de repartir la tierra17 entre los descendientes a partes iguales fue reduciendo los lotes de tierras que las familias iban dejando en herencia, lo que reducía el margen de subsistencia. Esto se resolvía enviando algunos hijos a las crecientes ciudades como Atenas, Argos o Corinto.

Existieron otras soluciones como la marcha a la guerra o la venta de los hijos como esclavos. La concentración urbana acumuló la primera emigración rural, hasta que el aumento general de la población empujó a colonizaciones masivas de lejanas tierras, primero a las islas, y la Jonia, Elida y Dórida. En una segunda etapa la emigración griega se extendió por Sicilia y el sur de Italia. Las familias asentadas en los nuevos territorios disponían de crecidas rentas de tierra (y comerciales) con las que asegurar su subsistencia y la de sus descendientes. Así se extendió la cultura griega y se fundaron poderosas ciudades como, Siracusa, Nápoles, Bizancio (Estambul), Mileto o con el tiempo las Alejandrías.

Se puede ver un claro paralelismo entre las sucesivas oleadas de emigración griega y las sucesivas oleadas de migración de población anglosajona. Para los primeros fue en el ámbito de influencia del mediterráneo oriental, para los otros fue el escenario mundial inaugurado con los imperialismos europeos de la segunda mitad del siglo XIX. Igualmente puede describirse un escenario semejante para los pueblos hoy en vías de desarrollo. Estos pueblos se encuentran en diferentes estadios de afirmación de la soberanía de los estados nación sobre sus pueblos y territorios. Estos pueblos de los pueblos subdesarrollados repiten por doquier el esquema de emigración local masiva del campo a la ciudad y de la ciudad a lejanos territorios extranjeros. En la actualidad con la mayor población mundial habida nunca se ha producido el vuelco en la relación campo ciudad; según los datos de la ONU hay más población urbana que rural en el mundo.

Hay que recordar en cualquier caso una diferencia esencial entre las emigraciones clásicas descritas y las que se presentan hoy en día en el hecho de que son migraciones de territorios poco desarrollados a territorios más desarrollados. Cuando en el pasado se han producido este tipo de migraciones, como en el caso de la Creta minoica donde se perdió la escritura durante siglos, o la invasión Hicsa1 de Egipto que supuso un oscuro período ínterdinástico, el caso de Roma con las emigraciones bárbaras, se concreta un retardo en el desarrollo de los territorios receptores de esta emigración subdesarrollada. La historia nos cuenta que la mejor alternativa para los imperios receptores es tratar de imponer la cultura e ideología propias a estas comunidades. Se observa como los visigodos prestaron algunos servicios a Roma combatiendo a los Hunos en la batalla de los campos Cataláunicos, o expulsando de Hispania a Vándalos y Alanos.

La explosión demográfica de todos los pueblos con estados en formación implicará unas migraciones que alivien la necesidad económica de los países subdesarrollados. Las emigraciones tienen varios efectos positivos inmediatos sobre los territorios de emisión; generan importantes remesas de dinero que ingresa el país de origen a través de las familias emisoras, estas familias pasan de de ser numerosas y con pocos recursos a ser menos numerosas y con más recursos. Los mismos datos de la ONU expuestos anteriormente hablan por sí solo con las siguientes cifras; el 70% de las inversiones directas en China proceden de la diáspora China. Que hay países como Moldavia o Haití donde las remesas de los emigrantes representan más del 25% del la riqueza nacional. Que en el año 2000 salieron de la pobreza 1,2 millones de marroquíes por las remesas. Hay que recordar que las remesas tienden a reducirse con el tiempo al debilitarse los nexos con los países de origen. En cualquier caso se establecen lazos comerciales que perduran como ocurre con España y Latinoamérica o con los emigrantes asiáticos en Australia y Canadá que han impulsado enormemente la dependencia económica de estos países respecto de sus nuevos socios asiáticos.

Efectos parecidos vuelven a apreciarse con el envío de tributos de las colonias griegas a los santuarios de las metrópolis, y después con fructíferas relaciones comerciales. Siendo que esto también pasaba en la antigua Grecia; se aprecia otro efecto inmediato de la emigración, que se debe a que son los más disconformes con el régimen del país emisor los que más emigran como pasaba en la antigüedad, en Inglaterra con los puritanos o en la España franquista con los sucesivos exilios. Esto puede ser un factor positivo para la estabilidad del régimen político, lo que en líneas generales favorece más el desarrollo económico que la inestabilidad y la guerra.

Las familias de los países emisores tienen que hacer una inversión inicial y endeudarse para enviar trabajadores a los países desarrollados: ya sea para pagar los viajes en embarcaciones ilegales, los visados, o el establecimiento en el país de destino. Se calcula que un emigrante chino necesita una media de 60.000 dólares para asentarse en EEUU.

En no pocos casos emigran capas de población relativamente más cualificadas que la media del país emisor, lo que significa una costosa perdida de cerebros. Siendo así que en Manchester hay más trabajadores sanitarios de Malawi que en este país centroafricano. Actualmente este país esta tratando de recuperar estos profesionales cualificados a través de programas concretos. Este es un botón de muestra que podría ser un modelo a seguir.

En cualquier caso la mejora de las telecomunicaciones y el menor coste real de los transportes refuerzan más que nunca los vínculos entre los emigrantes y sus tierras de origen. Esto será una traba para la asimilación de estas poblaciones en los países de destino.

Los países más empobrecidos no se encuentran entre los principales emisores de emigración internacional, sino más bien los países en transición. Las poblaciones de estos países realizan emigraciones de corta distancia que provocan no pocos choques étnicos con las tribus de acogida. Estos desplazamientos se producen en calidad de refugiados en caso de ser expulsados de sus territorios. Esta es la situación más extrema de desplazamiento de población que se reproduce con insistencia en África, como en el caso de sierra leona, o en Chad. El caso más aberrante que se recuerda se produjo con el holocausto tutsi a manos utus en Ruanda2.

La Humanidad nació hace 100.000 años en la Tierra y sólo en las últimas décadas hemos conocido los límites absolutos de los recursos de la Tierra. La única posibilidad de adaptación inteligente pasa por la maximización de la eficiencia de los recursos dados evitando esquilmarlos. Nos enfrentamos a una crisis Maltusiana a escala mundial.

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1.- Hicsos: La identificación egipcia de los “pueblos del mar” que desestabilizaron oriente medio a finales del II milenio antes de nuestra era.

2.- Estos choques entre tribus se han producido en el pasado entre muchas otras tribus como hicieron los dorios con .los aqueos, o los filisteos y los hebreos. La historia es un continuo devenir de pueblos y clases que se enfrentan por el dominio de los recursos.

Experiencias migratorias en la antigüedad y efectos de las actuales migraciones en los países subdesarrollados

David Rico Deira
Redacción
martes, 8 de abril de 2008, 13:39 h (CET)
Las poblaciones emigrantes de los países en vías de desarrollo abandonan sus territorios de origen entre los 15 y 30 años mayoritariamente.

El crecimiento económico en los países en vías en desarrollo no es tan rápido como el aumento de la población. Esto significa una reducción de la renta a repartir entre los consumidores, con lo que se produce un empobrecimiento efectivo.

A nivel microscópico las familias tienen más hijos de los que sus mecanismos de protección social pueden mantener y muchos mueren. En cualquier caso son muchos más los que viven y resulta que las familias producen muchas más nuevas familias de las que demanda el crecimiento económico por la vía del factor trabajo; quedando este saturado. Esta situación se exacerba en los momentos de decadencia económica en que se deteriora aún más la situación de las familias.

La misma situación se daba en la Grecia antigua cuando el aumento de población en la época de transición del poder gentilicio16 al poder de la polis estado. En este momento se produjeron vastos movimientos migratorios del campo a la ciudad y de la ciudad a la emigración exterior. La costumbre de las familias de repartir la tierra17 entre los descendientes a partes iguales fue reduciendo los lotes de tierras que las familias iban dejando en herencia, lo que reducía el margen de subsistencia. Esto se resolvía enviando algunos hijos a las crecientes ciudades como Atenas, Argos o Corinto.

Existieron otras soluciones como la marcha a la guerra o la venta de los hijos como esclavos. La concentración urbana acumuló la primera emigración rural, hasta que el aumento general de la población empujó a colonizaciones masivas de lejanas tierras, primero a las islas, y la Jonia, Elida y Dórida. En una segunda etapa la emigración griega se extendió por Sicilia y el sur de Italia. Las familias asentadas en los nuevos territorios disponían de crecidas rentas de tierra (y comerciales) con las que asegurar su subsistencia y la de sus descendientes. Así se extendió la cultura griega y se fundaron poderosas ciudades como, Siracusa, Nápoles, Bizancio (Estambul), Mileto o con el tiempo las Alejandrías.

Se puede ver un claro paralelismo entre las sucesivas oleadas de emigración griega y las sucesivas oleadas de migración de población anglosajona. Para los primeros fue en el ámbito de influencia del mediterráneo oriental, para los otros fue el escenario mundial inaugurado con los imperialismos europeos de la segunda mitad del siglo XIX. Igualmente puede describirse un escenario semejante para los pueblos hoy en vías de desarrollo. Estos pueblos se encuentran en diferentes estadios de afirmación de la soberanía de los estados nación sobre sus pueblos y territorios. Estos pueblos de los pueblos subdesarrollados repiten por doquier el esquema de emigración local masiva del campo a la ciudad y de la ciudad a lejanos territorios extranjeros. En la actualidad con la mayor población mundial habida nunca se ha producido el vuelco en la relación campo ciudad; según los datos de la ONU hay más población urbana que rural en el mundo.

Hay que recordar en cualquier caso una diferencia esencial entre las emigraciones clásicas descritas y las que se presentan hoy en día en el hecho de que son migraciones de territorios poco desarrollados a territorios más desarrollados. Cuando en el pasado se han producido este tipo de migraciones, como en el caso de la Creta minoica donde se perdió la escritura durante siglos, o la invasión Hicsa1 de Egipto que supuso un oscuro período ínterdinástico, el caso de Roma con las emigraciones bárbaras, se concreta un retardo en el desarrollo de los territorios receptores de esta emigración subdesarrollada. La historia nos cuenta que la mejor alternativa para los imperios receptores es tratar de imponer la cultura e ideología propias a estas comunidades. Se observa como los visigodos prestaron algunos servicios a Roma combatiendo a los Hunos en la batalla de los campos Cataláunicos, o expulsando de Hispania a Vándalos y Alanos.

La explosión demográfica de todos los pueblos con estados en formación implicará unas migraciones que alivien la necesidad económica de los países subdesarrollados. Las emigraciones tienen varios efectos positivos inmediatos sobre los territorios de emisión; generan importantes remesas de dinero que ingresa el país de origen a través de las familias emisoras, estas familias pasan de de ser numerosas y con pocos recursos a ser menos numerosas y con más recursos. Los mismos datos de la ONU expuestos anteriormente hablan por sí solo con las siguientes cifras; el 70% de las inversiones directas en China proceden de la diáspora China. Que hay países como Moldavia o Haití donde las remesas de los emigrantes representan más del 25% del la riqueza nacional. Que en el año 2000 salieron de la pobreza 1,2 millones de marroquíes por las remesas. Hay que recordar que las remesas tienden a reducirse con el tiempo al debilitarse los nexos con los países de origen. En cualquier caso se establecen lazos comerciales que perduran como ocurre con España y Latinoamérica o con los emigrantes asiáticos en Australia y Canadá que han impulsado enormemente la dependencia económica de estos países respecto de sus nuevos socios asiáticos.

Efectos parecidos vuelven a apreciarse con el envío de tributos de las colonias griegas a los santuarios de las metrópolis, y después con fructíferas relaciones comerciales. Siendo que esto también pasaba en la antigua Grecia; se aprecia otro efecto inmediato de la emigración, que se debe a que son los más disconformes con el régimen del país emisor los que más emigran como pasaba en la antigüedad, en Inglaterra con los puritanos o en la España franquista con los sucesivos exilios. Esto puede ser un factor positivo para la estabilidad del régimen político, lo que en líneas generales favorece más el desarrollo económico que la inestabilidad y la guerra.

Las familias de los países emisores tienen que hacer una inversión inicial y endeudarse para enviar trabajadores a los países desarrollados: ya sea para pagar los viajes en embarcaciones ilegales, los visados, o el establecimiento en el país de destino. Se calcula que un emigrante chino necesita una media de 60.000 dólares para asentarse en EEUU.

En no pocos casos emigran capas de población relativamente más cualificadas que la media del país emisor, lo que significa una costosa perdida de cerebros. Siendo así que en Manchester hay más trabajadores sanitarios de Malawi que en este país centroafricano. Actualmente este país esta tratando de recuperar estos profesionales cualificados a través de programas concretos. Este es un botón de muestra que podría ser un modelo a seguir.

En cualquier caso la mejora de las telecomunicaciones y el menor coste real de los transportes refuerzan más que nunca los vínculos entre los emigrantes y sus tierras de origen. Esto será una traba para la asimilación de estas poblaciones en los países de destino.

Los países más empobrecidos no se encuentran entre los principales emisores de emigración internacional, sino más bien los países en transición. Las poblaciones de estos países realizan emigraciones de corta distancia que provocan no pocos choques étnicos con las tribus de acogida. Estos desplazamientos se producen en calidad de refugiados en caso de ser expulsados de sus territorios. Esta es la situación más extrema de desplazamiento de población que se reproduce con insistencia en África, como en el caso de sierra leona, o en Chad. El caso más aberrante que se recuerda se produjo con el holocausto tutsi a manos utus en Ruanda2.

La Humanidad nació hace 100.000 años en la Tierra y sólo en las últimas décadas hemos conocido los límites absolutos de los recursos de la Tierra. La única posibilidad de adaptación inteligente pasa por la maximización de la eficiencia de los recursos dados evitando esquilmarlos. Nos enfrentamos a una crisis Maltusiana a escala mundial.

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1.- Hicsos: La identificación egipcia de los “pueblos del mar” que desestabilizaron oriente medio a finales del II milenio antes de nuestra era.

2.- Estos choques entre tribus se han producido en el pasado entre muchas otras tribus como hicieron los dorios con .los aqueos, o los filisteos y los hebreos. La historia es un continuo devenir de pueblos y clases que se enfrentan por el dominio de los recursos.

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