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Luciano Sabatini

Precaución, amigo campeón

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El sufrimiento, la travesía en el desierto de títulos durante casi cuatro años han dado a su fin para alegría del Real Madrid. Tiempo para los festejos, Almudena, Ayuntamiento y demás, pero también para la reflexión y la toma de decisiones.

La pregunta es ¿Por qué el Madrid ha ganado la Liga? Y la respuesta se antoja compleja. La euforia está muy bien, pero una cosa es clara, el fútbol que ha practicado el equipo no ha sido bueno. Tampoco el equipo goza actualmente de jugadores de un desequilibrio extremo, habiéndose despojado de los Figo, Zidane y Ronaldo. En un análisis futbolístico el Madrid de Capello no funciona. Como es habitual en el italiano, su equipo carece de elaboración en el medio, ni extremos que ocupen las bandas con desborde. A pesar de lo que pueda parecer los dos volantes de contención no arropan a la defensa que no ha sabido juntar las líneas para achicar los espacios ni se ha mostrado segura.

Con nombres propios, Raúl ha jugado la mitad de la Liga fuera de sitio, Cannavaro ha estado irreconocible y delanteros de segunda línea como Carew o Güiza le han hecho un traje domingo sí, domingo también. Capello se ha empeñado en la pareja Emerson-Diarra, lo cual es un atentado al buen fútbol, con la gravedad añadida de dejar en ocasiones en el banquillo al único cerebro creativo que tiene el equipo, Fernando Gago, algo imperdonable. Guti tampoco ha jugado todo lo que merece, como media punta titular por la idea del doble pivote destructivo. Hasta Casillas ha sido puesto en duda por el italiano, asegurando en más de una ocasión que Iker sólo había realizado un par de paradas, cuando el portero blanco salvaba a los suyos con siete intervenciones de mérito por partido (una prueba más de que la defensa no ha funcionado). Y lo peor de todo, es que la afición no es tonta, y se da cuenta de todo.

En el haber del italiano hay que reconocer que el equipo ha recuperado el carácter y la raza que en otras temporadas se ocultaba tras una vergonzosa indolencia. Las remontadas da buena fe de ello. Además, Capello ha sido capaz de devolver un título a la casa blanca, cosa para la que fue fichado. Objetivo cumplido, pero ¿Es eso suficiente? También en los nombres el bueno de Fabio ha tenido ciertos aciertos: Van Nistelrooy ha resultado un gran rematador, un ariete que la apatía de Ronaldo pedía a gritos. Pichichi con 25 goles, muchos de ellos decisivos (Sevilla, Espanyol…), chapeú. Gran temporada también de Sergio Ramos, dándole mucha libertad para subir en el remate, y acierto cada vez que ha dado entrada a Guti, pero se queda a medio camino no contando con él en más ocasiones.

Pero Capello ha cometido demasiados despropósitos para querer llevarse ahora las mieles de la gloria. Es responsable de muchas de las lacras de esta temporada. Acordémonos de que Ronaldo ha abandonado el club por la irrisoria cantidad de 8 millones de euros, cuando el propio Milan había ofrecido 18 tres meses antes. Fabio quiso rescatarle del letargo en Septiembre, y ese intento frustrado ha costado 10 millones a las arcas blancas (o sea, un buen fichaje). Helguera fue marginado del equipo, despojándole del dorsal (¡Para dárselo a Diarrá!) y haciéndole entrenar con los juveniles, para luego contar con él un tercio de Liga como titular. Cassano presente y omnipresente como apuesta personal de Capello, al principio de la campaña resultó un fiasco. Beckham ha pasado defenestrado en la grada más de dos meses por fichar por otro equipo, y rescatado a petición popular para salvarle las castañas al mismo que le castigó. El técnico italiano ha girado como una veleta hacia donde soplaba el tiempo, y como tocado por una varita ha podido pasar las curvas peligrosas derrapando pero sin salirse, sorprendente. Pero si se juega mucho a la ruleta, se acaba perdiendo.

El último y no menos sorprendente de los gestos, es la butifarra que dedicó a la grada del Bernabeu, que por mucho que intentara maquillar con posteriores explicaciones, es un insulto al sustento del club, los aficionados.

Entonces, ¿Cómo se ha ganado la Liga? Con mérito, pero caminando al borde del precipicio, con remontadas en los minutos finales (léase ante Espanyol, Deportivo, Recreativo, etc…), no con victorias basadas en un juego sólido. Además, los blancos deben dar gracias a la tremenda pájara que ha tenido el Barcelona, producto seguramente de su propio ego de campeón.

El Real Madrid no puede esconder sus miserias bajo un triunfo. Pues una liga más o una menos cuando se tienen 30 es importante, pero no imprescindible. Sin embargo la grandeza histórica que se pierde con ridículos en su estadio ante equipos como Recreativo, Levante o Getafe, y la falta de señorío en la temporada es algo que si se olvida se tarda muchos, muchísimos años en recuperar. Entre festejo y festejo, a tiempo está de reaccionar.

Precaución, amigo campeón

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
jueves, 21 de junio de 2007, 07:28 h (CET)
El sufrimiento, la travesía en el desierto de títulos durante casi cuatro años han dado a su fin para alegría del Real Madrid. Tiempo para los festejos, Almudena, Ayuntamiento y demás, pero también para la reflexión y la toma de decisiones.

La pregunta es ¿Por qué el Madrid ha ganado la Liga? Y la respuesta se antoja compleja. La euforia está muy bien, pero una cosa es clara, el fútbol que ha practicado el equipo no ha sido bueno. Tampoco el equipo goza actualmente de jugadores de un desequilibrio extremo, habiéndose despojado de los Figo, Zidane y Ronaldo. En un análisis futbolístico el Madrid de Capello no funciona. Como es habitual en el italiano, su equipo carece de elaboración en el medio, ni extremos que ocupen las bandas con desborde. A pesar de lo que pueda parecer los dos volantes de contención no arropan a la defensa que no ha sabido juntar las líneas para achicar los espacios ni se ha mostrado segura.

Con nombres propios, Raúl ha jugado la mitad de la Liga fuera de sitio, Cannavaro ha estado irreconocible y delanteros de segunda línea como Carew o Güiza le han hecho un traje domingo sí, domingo también. Capello se ha empeñado en la pareja Emerson-Diarra, lo cual es un atentado al buen fútbol, con la gravedad añadida de dejar en ocasiones en el banquillo al único cerebro creativo que tiene el equipo, Fernando Gago, algo imperdonable. Guti tampoco ha jugado todo lo que merece, como media punta titular por la idea del doble pivote destructivo. Hasta Casillas ha sido puesto en duda por el italiano, asegurando en más de una ocasión que Iker sólo había realizado un par de paradas, cuando el portero blanco salvaba a los suyos con siete intervenciones de mérito por partido (una prueba más de que la defensa no ha funcionado). Y lo peor de todo, es que la afición no es tonta, y se da cuenta de todo.

En el haber del italiano hay que reconocer que el equipo ha recuperado el carácter y la raza que en otras temporadas se ocultaba tras una vergonzosa indolencia. Las remontadas da buena fe de ello. Además, Capello ha sido capaz de devolver un título a la casa blanca, cosa para la que fue fichado. Objetivo cumplido, pero ¿Es eso suficiente? También en los nombres el bueno de Fabio ha tenido ciertos aciertos: Van Nistelrooy ha resultado un gran rematador, un ariete que la apatía de Ronaldo pedía a gritos. Pichichi con 25 goles, muchos de ellos decisivos (Sevilla, Espanyol…), chapeú. Gran temporada también de Sergio Ramos, dándole mucha libertad para subir en el remate, y acierto cada vez que ha dado entrada a Guti, pero se queda a medio camino no contando con él en más ocasiones.

Pero Capello ha cometido demasiados despropósitos para querer llevarse ahora las mieles de la gloria. Es responsable de muchas de las lacras de esta temporada. Acordémonos de que Ronaldo ha abandonado el club por la irrisoria cantidad de 8 millones de euros, cuando el propio Milan había ofrecido 18 tres meses antes. Fabio quiso rescatarle del letargo en Septiembre, y ese intento frustrado ha costado 10 millones a las arcas blancas (o sea, un buen fichaje). Helguera fue marginado del equipo, despojándole del dorsal (¡Para dárselo a Diarrá!) y haciéndole entrenar con los juveniles, para luego contar con él un tercio de Liga como titular. Cassano presente y omnipresente como apuesta personal de Capello, al principio de la campaña resultó un fiasco. Beckham ha pasado defenestrado en la grada más de dos meses por fichar por otro equipo, y rescatado a petición popular para salvarle las castañas al mismo que le castigó. El técnico italiano ha girado como una veleta hacia donde soplaba el tiempo, y como tocado por una varita ha podido pasar las curvas peligrosas derrapando pero sin salirse, sorprendente. Pero si se juega mucho a la ruleta, se acaba perdiendo.

El último y no menos sorprendente de los gestos, es la butifarra que dedicó a la grada del Bernabeu, que por mucho que intentara maquillar con posteriores explicaciones, es un insulto al sustento del club, los aficionados.

Entonces, ¿Cómo se ha ganado la Liga? Con mérito, pero caminando al borde del precipicio, con remontadas en los minutos finales (léase ante Espanyol, Deportivo, Recreativo, etc…), no con victorias basadas en un juego sólido. Además, los blancos deben dar gracias a la tremenda pájara que ha tenido el Barcelona, producto seguramente de su propio ego de campeón.

El Real Madrid no puede esconder sus miserias bajo un triunfo. Pues una liga más o una menos cuando se tienen 30 es importante, pero no imprescindible. Sin embargo la grandeza histórica que se pierde con ridículos en su estadio ante equipos como Recreativo, Levante o Getafe, y la falta de señorío en la temporada es algo que si se olvida se tarda muchos, muchísimos años en recuperar. Entre festejo y festejo, a tiempo está de reaccionar.

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