Esta semana me encontraba en una de las calles de una de nuestras ciudades, cuando escuché a lo lejos como dos personas discutían, por más que intenté descubrir, no pude percibir cuál de las dos personas tenía la razón. Solo escuchaba gritos, descalificaciones y afirmaciones desafiantes. Pensé en ese momento en lo fácil que es emitir palabras y en lo complejo que es que dos personas se entiendan.
Cuantas veces hemos vivido situaciones como esta, donde la gente no se entiende, debido a que sus habilidades comunicativas afecten al normal desarrollo de una conversación lo que afecta a la relación y sobre todo a la gestión personal de las personas.
Llevo unos años dedicándome al mundo de la mediación personal y familiar, este mundo que lo que pretende es potenciar la convivencia. por ello me he dedicado a realizar diferentes cursos formativos sobre la comunicación efectiva tanto a profesionales de diferentes campos como la seguridad, la dirección de empresas, etc. Y siempre he observado el papel que juega nuestra experiencia vital y nuestra actitud ante una conversación.
Así nos encontramos con personas más calladas, reservadas, que apenas manifiestan su opinión, que generan multitud de pensamientos e ideas, pero que por sus habilidades comunicativas, su experiencia comunicacional han aprendido a inhibir su respuesta comunicativa, escapan de cualquier discusión, o simplemente guardan silencio, pero no ese silencio que se expresa a través de la escucha activa, es decir, esa escucha participativa, donde reforzamos al otro, haciéndole ver que le entendemos y ponemos todos nuestros sentidos en post de hacernos entender.
Por otra parte, nos encontramos con aquellas personas que expresan a través de su comunicación una alta agresividad, como los dos que mantenían la discusión que relataba al comienzo de este artículo. Son personas que utilizan un patrón de agresividad puesto que lo experimentaron o lo aprendieron, y que acuden a él para intentar tener la razón, interpretan una comunicación como una batalla, donde uno gana y los demás siempre deben perder, el objetivo no es comunicar, es ganar.
Sin embargo, el modelo que nos hace conseguir el objetivo último de la comunicación y por ende de toda relación humana, es decir, por una parte que la otra persona conozca nuestro propósito a la hora de comunicarnos y que al mismo tiempo se sienta escuchada y reforzada en nuestras interlocuciones, es el denominado el modelo asertivo. Podríamos decir que potenciamos una comunicación positiva y constructiva, donde ambas personas se sienten dentro de un proceso que es la comunicación. Las personas asertivas por una parte escuchan activamente, centrando todo su interés en el mensaje que las otras personas nos intentan transmitir, pero un mensaje verbal y no verbal, desde la empatía, y una actitud positiva y basada en la construcción personal, descubriendo sus emociones y las de su interlocutor. Son personas que potencian una comunicación positiva.
Es importante observar como nuestra vida se sustenta en las relaciones en el contacto humano, las personas ante la presencia de otras personas nos llena de vida, de salud, lo que nos ayuda a sobrevivir y a ganar calidad a nuestra vida. A lo largo de los años los estudios realizados con bebés privados del contacto materno se observó como enfermaban y maduraban con mayor lentitud que los que no lo habían sido.
Eduardo Punset en su último libro "Viaje al Poder de la Mente", nos comenta que pertenecemos a la manada, ella en si nos define, eso sí diferentes, no como autómatas, pero en cierto grado somos miembros de la herencia cultural y social de nuestro tiempo.
En la misma línea debemos de potenciar todas las herramientas que nos ayudan a facilitar el mensaje, para que la comunicación sea esencial, potenciando la información no verbal, que acompaña y da mucha información sobre nuestra realidad. Nos damos cuenta que estamos preparados para responder a los demás genéticamente, para adaptarnos a sus necesidades personales a nivel cerebral, y nuestra cara expresa multitud de emociones, gestos heredados que fomentan y potencian la relación personal. En el estudio de las expresiones faciales, Paul Ekman ha demostrado la universalidad de múltiples expresiones heredadas, entre ella encontramos los mismos significados de la sonrisa, la ira, la tristeza, la alegría, expresiones que potencian la respuesta de una relación.
Como observamos somos seres con un potencial esencial basado en los otros, en la relación con otras personas a través de la comunicación positiva, y como hemos visto siempre comunicamos y debemos de comunicar y gestionar adecuadamente las herramientas que nos potencian como seres sociales que mejoran nuestras redes sociales, lo que hace que sin duda mejoremos nuestro bienestar haciéndonos más felices.