Pese a haber conseguido la liga en la temporada 2004 – 2005 con aquel triple de Herreros, en el Fernando Buesa Arena, nadie dudaba que a la sección de baloncesto del Real Madrid le hacía falta un cambio, un nuevo aliciente, pues hace años que había dejado de ser un equipo al que todos respetaban.

Aquello se acabó cuando hicieron las maletas aquel tanden interior maravilloso formado por Arlaukas y Sabonis, que dieron la última Copa de Europa que hay en las vitrinas blancas, sin olvidar que en el banquillo, por aquel entonces, había un tal Zeljko Obradovic.

La sección cambiaba de entrenador continuamente, y estos no estaban carentes de prestigio, Clifford Luyk, Scariolo, que tuvo un gran mérito al ganar la liga en el Palau con un equipo que no era nada del otro mundo, Javier Imbroda, Julio César Lamas o Maljkovic, que fue el que estuvo en el banquillo en la última liga que la sección cosechó, pero un campeonato cada cuatro años y, por encima de todo, la pérdida de prestigio en las competiciones europeas, era un bagaje muy pobre para lo que el club había sido años atrás.

Tras la marcha de “Boza” Maljkovic no estaba muy claro quién se iba a atrever a sentarse en un banquillo que parecía dar más penas que glorias, y en el que había mucho más que perder que ganar.
En verano apareció el nombre de Joan Plaza, un catalán que a pocos les sonaba y que había estado todos estos años a la sombra de Manel Comas y de Aíto García Reneses. ¿Sería un nuevo experimento de la sección…?

El experimento no pudo salir mejor y es que Joan, un tipo sencillo, que dice siempre lo que piensa y siempre con educación, arrancó lo liga con un balance inicial de trece victorias consecutivas, lo que es el récord de triunfos de un debutante en un banquillo de la ACB.
El Madrid llegaba a la Copa del Rey de Málaga en un buen momento y se plantó en la final como favorito, ante el Winterthur FCB de Ivanovic. En la misma, los de Plaza realizaron el peor encuentro hasta ese momento de la temporada y no pudieron auparse a lo más alto en la cita malagueña, pero el éxito ya estaba logrado… El Real Madrid había vuelto a disputar una final como favorito.

La competición liguera fue avanzando, con los de Plaza alternando la primera plaza con uno de los fijos de las últimas temporadas, el Tau Cerámica, hasta que llegó el mes de abril y la final de la Copa ULEB, en Charleroi, ante el Lietuvos Ritas. Nadie pensaba en una hipotética derrota y el Real Madrid, diez años después, volvía a ser alguien en Europa, asegurándose, además, la participación en la Euroliga del próximo año, cuya Final Four, se celebrará en Madrid.

No debemos olvidar tampoco el trabajo de otro técnico de perfil parecido al de Joan, Mariano de Pablos, el más joven de la ACB, que llegó al banquillo del MMT Estudiantes después de que Pedro Martínez dejara a “los colegiales” muy cerca del descenso y tras partidos, como ante el Unicaja, por cuarenta puntos de diferencia.
De Pablos no pudo comenzar mejor, y es que gracias a nueve victorias consecutivas, el Estudiantes pasó de temer al descenso a pensar en el playoff, algo que finalmente no ha sido posible debido a los malos resultados después de que el equipo perdiera en semifinales de la FIBA EuroCup ante la Virtus.