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Alfonso Sotelo

¿Balón de oro? ¿Cannavaro?

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Lo siento compañera. No estoy de acuerdo contigo, pero antes pongo en antecedentes a los lectores. Resulta que mi compañera Nazaret Heredia (redactora de este bendito diario digital como un servidor) afirmaba la semana pasada que Fabio Cannavaro era justo vencedor del Balón de Oro. En su “mirilla”, mi compañera malagueña (que nadie busque rivalidad andaluza en este contraste de opiniones) enumeraba varias razones por las que el italiano era el justo vencedor para ella. Razones que no voy a negar, porque cierto que es un gran defensa, pero que si voy a poner en cuarentena.

Obviamente, Cannavaro es un buen defensor, pero el Balón de Oro es mucho más que un premio al mejor jugador de fútbol. El Balón de Oro debe aunar espectáculo, eficacia, juego limpio, títulos y buena imagen. Algunas de las enumeradas no se pueden registrar como características del defensa del Madrid. Que es buen defensa, cierto, que es eficaz, cierto, que ganó el Mundial, indiscutible, pero ni es limpio ni tiene buena imagen.
Recuerdo que hace unos años, se discutía si el galardón tenía que ser para Owen o para Raúl. Los argumentos fueron sencillos. El inglés había ganado una Copa de Europa esta temporada y el español no. Ya, Nazaret, ya sé que Cannavaro ganó el Mundial, pero también ganó una Liga amañada por la Juventud, de cuyo equipo era capitán. Además, me juego dos dedos de la mano derecha (soy zurdo) a que tanto Cannavaro como Capello (al que nadie en Madrid le ha preguntado nada públicamente) tenían conocimiento de lo que su club hacía.

Pero no sólo eso, amiga malagueña. El italiano no se puede caracterizar por ser el adalid del juego limpio. Cierto es que llega antes que muchos delanteros al balón, que se anticipa, que tiene fuerza y garra en la defensa, pero también es cierto que de jugar en equipos de menor nivel, hubiese tenido que abandonar el terreno de juego más veces de las que lo hizo por sus entradas. Además, en los tiempos de Eufemianos y epos que vivimos, hay que recordar aquel dantesco espectáculo en el que Cannavaro se inyectaba una sustancia mientras era grabado por su propia videocámara para su goce y disfrute. ¿Ese es el ejemplo que hay que darles a nuestros pequeños y futuros futbolistas? Me parece a mí que no.

Un argumento muy esgrimido por los “entendidos” de esto es que es la primera vez que se premia a un defensa en la historia del balompié y que por eso se lo han dado a Cannavaro. ¿Que pasa, que no nos acordamos ni de Beckhambauer ni de Mattias Sammer? Sinceramente creo que a Cannavaro le ha caído el Balón de Oro porque no había otro para dárselo. Ronaldinho hizo un mal Mundial, Zidane sólo sabe ya cabecear contrarios, Buffon anda pensando más en apuestas ilegales que en fútbol y Eto’o no jugó el Mundial. Mira que podía haber candidatos. Mira que yo juego buenos partidos de centrocampista destructivo en mis pachangas, pero no, había que contentar a la gran Nazaret, dárselo a Cannavaro y, de paso, poner a la malagueña en mi contra…

¿Balón de oro? ¿Cannavaro?

Alfonso Sotelo
Alfonso Sotelo
domingo, 10 de diciembre de 2006, 04:05 h (CET)
Lo siento compañera. No estoy de acuerdo contigo, pero antes pongo en antecedentes a los lectores. Resulta que mi compañera Nazaret Heredia (redactora de este bendito diario digital como un servidor) afirmaba la semana pasada que Fabio Cannavaro era justo vencedor del Balón de Oro. En su “mirilla”, mi compañera malagueña (que nadie busque rivalidad andaluza en este contraste de opiniones) enumeraba varias razones por las que el italiano era el justo vencedor para ella. Razones que no voy a negar, porque cierto que es un gran defensa, pero que si voy a poner en cuarentena.

Obviamente, Cannavaro es un buen defensor, pero el Balón de Oro es mucho más que un premio al mejor jugador de fútbol. El Balón de Oro debe aunar espectáculo, eficacia, juego limpio, títulos y buena imagen. Algunas de las enumeradas no se pueden registrar como características del defensa del Madrid. Que es buen defensa, cierto, que es eficaz, cierto, que ganó el Mundial, indiscutible, pero ni es limpio ni tiene buena imagen.
Recuerdo que hace unos años, se discutía si el galardón tenía que ser para Owen o para Raúl. Los argumentos fueron sencillos. El inglés había ganado una Copa de Europa esta temporada y el español no. Ya, Nazaret, ya sé que Cannavaro ganó el Mundial, pero también ganó una Liga amañada por la Juventud, de cuyo equipo era capitán. Además, me juego dos dedos de la mano derecha (soy zurdo) a que tanto Cannavaro como Capello (al que nadie en Madrid le ha preguntado nada públicamente) tenían conocimiento de lo que su club hacía.

Pero no sólo eso, amiga malagueña. El italiano no se puede caracterizar por ser el adalid del juego limpio. Cierto es que llega antes que muchos delanteros al balón, que se anticipa, que tiene fuerza y garra en la defensa, pero también es cierto que de jugar en equipos de menor nivel, hubiese tenido que abandonar el terreno de juego más veces de las que lo hizo por sus entradas. Además, en los tiempos de Eufemianos y epos que vivimos, hay que recordar aquel dantesco espectáculo en el que Cannavaro se inyectaba una sustancia mientras era grabado por su propia videocámara para su goce y disfrute. ¿Ese es el ejemplo que hay que darles a nuestros pequeños y futuros futbolistas? Me parece a mí que no.

Un argumento muy esgrimido por los “entendidos” de esto es que es la primera vez que se premia a un defensa en la historia del balompié y que por eso se lo han dado a Cannavaro. ¿Que pasa, que no nos acordamos ni de Beckhambauer ni de Mattias Sammer? Sinceramente creo que a Cannavaro le ha caído el Balón de Oro porque no había otro para dárselo. Ronaldinho hizo un mal Mundial, Zidane sólo sabe ya cabecear contrarios, Buffon anda pensando más en apuestas ilegales que en fútbol y Eto’o no jugó el Mundial. Mira que podía haber candidatos. Mira que yo juego buenos partidos de centrocampista destructivo en mis pachangas, pero no, había que contentar a la gran Nazaret, dárselo a Cannavaro y, de paso, poner a la malagueña en mi contra…

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