Con el riesgo que una aseveración de esta magnitud entraña, Mané es hoy por hoy, en la opinión de una amplia mayoría de lo que podemos llamar “entorno” del Athletic, como la persona ideal para encabezar la recuperación del Athletic en su errática trayectoria en lo que llevamos de temporada.

El mister de Balmaseda llega al club de toda su vida con 56 años y tras un exitoso peregrinar en clubes como Balmaseda, Barakaldo, Sestao, Figueres (al que ascendió a 2ª A), Lleida (lo subió a 1ª) y Alavés (Subcampeonato de UEFA). El ‘Fórmulas’ como algunos le conocen en Balmaseda, por lo buen estratega y estudioso de los contrarios y su propio equipo que es, tiene ante sí el reto de llevar al Athletic a una zona tranquila, lejos de la zozobra en que el centenario club bilbaíno se mueve desde hace más de un año.

La receta a aplicar es sencilla para empezar: fortalecer al equipo defensivamente y armarle de una solidez de la que carece ahora mismo. Nada amigo de compadreos con los jugadores, Mané es un mister de la vieja escuela: disciplina, táctica y trabajo, mucho trabajo. Pero sin rehuir la calidad ni la ambición por ganar donde sea.

Siempre de la mano de su inseparable Angel Garitano “Ondarru” padre de Gaizka, el jugador de la Real, el balmasedano ha sabido ganarse el respeto de propios y extraños. No es para menos, a uno se le hace difícil imaginar que ninguna calle de Vitoria lleve su nombre, por la gloria y el gran rendimiento que sacó del ‘Glorioso’ Deportivo Alavés en el final de los 90.
Qué épica final de UEFA nos deparó el conjunto albiazul ante el Liverpool, con el 4-3 final. Era el Alavés de los Contra, Javi Moreno, Carmona, I.Begoña y compañía ... ‘megacracks’ todos.

Se le vienen a la memoria a uno victorias del galáctico Alavés en el Bernabeu 0-1, en Mestalla 0-2 ... Sin embargo, lejos de abandonar sus principios y su abc futbolístico, José Manuel Esnal rechazó en pleno cenit profesional una millonaria oferta del Valencia C.F., que sin duda habría resuelto su vida y la de los suyos. No lo vio claro el vizcaíno y prefirió guiarse por su intuición.
Tampoco es que le fuera mal al Valencia con su segunda opción (Rafa Benítez); el destino a veces es caprichoso.

Pero, particularmente, uno se acuerda además de su trabajo en el Lleida, cuando en su trayecto diario en tren a la Facultad leía en el Marca los entrenamientos diarios y sus estrategias en el modesto conjunto azulón y desde la distancia pensaba: “esto es un modelo de entrenador, qué gozada de profesional trabajando tan bien con tan pocos mimbres... frente al entorno mediático y agobiante de los omnipresentes Madrid y Barça, que todo lo copan”.

Tampoco es baladí el dato de que el mister encartado es el primer entrenador en la longeva historia del Athletic Club que no es extranjero o exjugador. Tiempos nuevos corren por Lezama. Seguro que para bien... aire nuevo de un veterano, por cuyas venas corre de siempre sangre rojiblanca, y que afronta este reto como si de su primera novia se tratara.

Del futuro de jugadores como Javi González o Solabarrieta (sin ficha) o de las posibilidades de reforzar el equipo con algún jugador en el mercado invernal (Mendieta, Llorente...) no ha querido pronunciarse aún. Es pronto, tiempo al tiempo.

Bienvenido y suerte, Mané.