Nadie es capaz de calcular en estos momentos la cantidad de millones de euros que la especulación urbanística ha podido mover en España durante las últimas décadas. Cientos de municipios españoles se han convertido en nidos de corrupción y, mientras algunos se han llenado los bolsillos sin parar, el medio ambiente ha sido el mayor perjudicado.
El documental presentado recientemente por el ex candidato a la presidencia de los Estados Unidos Albert Gore, que explica las posibles consecuencias del cambio climático, tiene una moraleja demoledora: toda la sociedad tiene que ser consciente de que el actual ritmo es totalmente insostenible. En menos de cincuenta años el mundo será un lugar difícilmente habitable. Y en nuestro país seguimos construyendo, ladrillo a ladrillo, cimiento a cimiento.
La situación se tornado tan insostenible que, cosa extraña, se ha empezado a buscar culpables. Y claro, en cuanto se remueve un poco el terreno salen corruptos de debajo de las piedras. O de los ladrillos. La Operación Malaya, que empezó hace unos meses y tiene visos de seguir hacia el Oeste por toda la costa andaluza, tiene ya medio centenar de detenidos. Políticos del tres al cuarto, familiares, empresarios...
Muchos apuntan a que poco a poco se llegará hasta cotas más altas de las instituciones públicas. Como sigamos así, tendremos que recalificar terrenos para construir nuevas cárceles.