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Fútbol
Etiquetas | Champions League | FINAL
El Madrid consigue remontar un partido que tenía perdido en el minuto 92

La Décima ya está en Chamartín (4-1)

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Real Madrid Atletico Decima
(REUTERS)



Ficha técnica
4- Real Madrid: Casillas; Carvajal, Sergio Ramos, Varane, Coentrao (Marcelo, min.58); Khedira (Isco, min.58), Modric, Di María, Modric; Bale, Cristiano y Benzema (Morata, min.79).

1- Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Godín, Miranda, Filipe Luis (Alderweireld, min.81); Koke, Gabi, Tiago, Raúl García (Sosa, min.66), Villa y Diego Costa (Adrián, min.9).

Árbitro: Björn Kuipers (Holanda). Amonestó a Raúl García (min.27), Miranda (min.53), Juanfran (min.74), Villa (min.72) y Koke (min.86) en el Atlético; y a Sergio Ramos (min.27), Khedira (min.45), Carvajal (min.89) y Varane (min.120) en el Real Madrid. Expulsó a Gabi por doble amarilla (mins.100 y 120) y a Simeone al final del partido.

Goles: 0-1 Godín (min. 36), 1-1 Sergio Ramos (min. 93), 2-1 Bale (min. 110), 3-1 Marcelo (min. 118), 4-1 Ronaldo, de penalti (min. 120).

Incidencias: Estadio Da Luz (Lisboa). Lleno (60976 espectadores).
Roberto Carrera / Lisboa

La más deseada, la niña bonita, el objeto de deseo del madridismo estos últimos doce años ya va camino de las vitrinas merengues tras una final con mucha más pasión que juego. El Atlético sufre, cuarenta años después, una reedición de la pesadilla de Heysel y se queda a segundos de la gloria.


Era el gol más obvio en el momento más desagradable. Cuando el Atlético rozaba su primera orejona, cuando el tiempo se marchaba de vacaciones, cuando la grada blanca era todo silencio. Saque de esquina para que Sergio Ramos, imperial en su primera final de Champions, conectara de cabeza el tanto de la décima Copa de Europa blanca. El guión más letal del Madrid de los últimos tiempos. Era el empate de la derrota, era la condena inevitable materializada en una prórroga demoledora del equipo merengue.

Porque en el añadido bastó con Di María. El argentino ya había avisado con dos arrancadas fulminantes que obligaron a forzar la amarilla a Raúl García y Miranda. A la tercera no falló. Se fue de la marca con la clase que le sobra, su disparo a bocajarro tocó en Courtois para acabar mansamente en la cabeza de Bale, que puso la puntilla al partido. En el  minuto 110, no podía ser de otra manera, la historia anunciaba al Madrid de los dos dígitos y dejaba al Atlético con la sensación de que la deuda continental había doblado su tamaño.

Ancelotti se hace eterno en su debut y Florentino rentabiliza su faraónico proyecto con un título que puede borrar cualquier debate posible. El italiano ha demostrado que afabilidad y buena conducta no están reñidos con el éxito, calmando la ansiedad del entorno y dejando que la lógica hiciera su trabajo.

Sería un insulto hablar de ‘el Pupas’, una injusticia desmerecer la trayectoria de un Atlético histórico. En un año ha conseguido burlarse de las diferencias para reírse hasta el final con un concepto diferente de equipo. Un auténtico club antisistema que ha sido el mejor rival para celebrar la decena legendaria de los merengues.

Con muchas torres sobre el tablero

No se tardó en conocer qué íbamos a ver en Lisboa este 24 de mayo. Por fin la novela de misterio que rodeó a los tocados se desvelaba con un desenlace inesperado. Diego Costa reivindicó la placenta de yegua saliendo de inicio, mientras Arda Turan ni siquiera pisaba el banquillo. Con Raúl García el Atlético ganó músculo pero perdió creatividad. Tampoco la echó en falta.

atletidavid
Villa no pudo repetir con el Atleti (David Aliaga)

Ancelotti no fue a la zaga y sorprendió sacando a Khedira tras su largo periodo fuera de las canchas. Mazazo para Illara y para el espectáculo, en un movimiento muy Mourinho que dejaba pocas esperanzas de construir un partido bonito. La obsesión del italiano por el 4-3-3 permitió también la salida de Benzema, arriesgando en punta para mantener el dibujo.

Ninguna decisión quedó sin consecuencia. Ni diez minutos aguantó Costa sobre el césped. La repetición de lo visto en Barcelona tuvo su toque de pantomima tragicómica. Quizás la técnica más vanguardista del Cholo es asustar con su jugador estrella un rato y luego tirar de banco.

El Madrid, sin Alonso, sin Illarra, sin nadie que llamara al juego, apenas lo intentó veinte minutos. No podría hablarse ni de arreón. Centros lejanos desde las bandas a cabeza de nadie, y la certeza de que si alguien había salido victorioso en la pizarra eran los rojiblancos.

Godín hizo de Aragonés
Los colchoneros esperaban, tranquilos, sin miedo a ceder espacio pero sin dejar hueco al ataque rival. Estaban tocando su música favorita ante un Madrid sin respuestas. Una vez que sin ataque no puede existir el contraataque, los de Ancelotti se mimetizaron con sus vecinos para jugar al “a ver quien la encuentra antes”.

La pimera fue de Koke a la media hora, tras un rechace dentro del área que no acertó a empalmar. La respuesta la protagonizó Bale con una carrera por el centro para pisar área y disparar rozando el poste derecho de Courtois. Veneno mortal el que llevaba el chut del galés.

Pero fueron los pupilos del Cholo quien pusieron el partido donde querían, en el momento justo y con todas las piezas psicológicas y físicas en el lugar adecuado. El gol de Godín dejó al Madrid con deberes para la reanudación. Un remate a cámara lenta, tras una lucha entre la fe del rosarino y el poco empuje de Khedira. Casillas, entre el salgo y no salgo, intentó la estirada de su carrera pero la bola pasó dentro besando el poste derecho.


Aliagafinal
Una copa para el recuerdo (David Aliaga)
Hasta que rompa el cántaro
El Atlético salió con ganas en el segundo tiempo, adelantando la línea de presión para intentar bloquear la ya de por sí débil transición merengue. Ancelotti corrigió errores quitando a Khedira (inerte aportación) y buscó más velocidad y mordiente con Isco. Fue el tiempo quien dio a los blancos y quitó a los colchoneros, en esa ley no escrita en las grandes finales que dice que el que pierde ataca y el otro se encoge.

Ahora sí las combinaciones rápidas del Madrid venían con miedo incorporado. Fueron veinticinco minutos de asedio incansable. Di María en solitario, Bale a lo Copa del Rey o un centro de Ramos que ni Cristiano ni Benzema acertaron a rematar ponían en aviso a un Atleti que rozaba la gloria. El francés salió por Morata, deshaciendo Carlo los errores de su comprometido once inicial.

El Madrid empujó y empujó, como siempre hace, hasta que el premio llegó en el momento de las gestas. Ramos noqueó la máquina rojiblanca salntado hasta el cielo y poniendo a los de Concha Espina en la autopista hacia el trofeo.

Sin fuerzas para una prórroga
La marabunta blanca dominó el tiempo de descuento con facilidad, dejándose llevar por la inercia del gol de Ramos y el bajón moral y físico del rival. El Atlético aguantó una parte, para caer con excesiva dureza en el final de partido.

No hubo cuento de hadas y sí leyenda de grande en Lisboa. Con la afición colchonera todavía gritando, Bale, Marcelo y Cristiano apagaron la llama de Simeone para tocar el cielo. Siguieron gritando, unos y otros, poniendo el broche en la grada a una final para la historia.

La Décima ya está en Chamartín (4-1)

El Madrid consigue remontar un partido que tenía perdido en el minuto 92
Roberto Carrera Hernández
sábado, 24 de mayo de 2014, 17:42 h (CET)

Real Madrid Atletico Decima
(REUTERS)



Ficha técnica
4- Real Madrid: Casillas; Carvajal, Sergio Ramos, Varane, Coentrao (Marcelo, min.58); Khedira (Isco, min.58), Modric, Di María, Modric; Bale, Cristiano y Benzema (Morata, min.79).

1- Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Godín, Miranda, Filipe Luis (Alderweireld, min.81); Koke, Gabi, Tiago, Raúl García (Sosa, min.66), Villa y Diego Costa (Adrián, min.9).

Árbitro: Björn Kuipers (Holanda). Amonestó a Raúl García (min.27), Miranda (min.53), Juanfran (min.74), Villa (min.72) y Koke (min.86) en el Atlético; y a Sergio Ramos (min.27), Khedira (min.45), Carvajal (min.89) y Varane (min.120) en el Real Madrid. Expulsó a Gabi por doble amarilla (mins.100 y 120) y a Simeone al final del partido.

Goles: 0-1 Godín (min. 36), 1-1 Sergio Ramos (min. 93), 2-1 Bale (min. 110), 3-1 Marcelo (min. 118), 4-1 Ronaldo, de penalti (min. 120).

Incidencias: Estadio Da Luz (Lisboa). Lleno (60976 espectadores).
Roberto Carrera / Lisboa

La más deseada, la niña bonita, el objeto de deseo del madridismo estos últimos doce años ya va camino de las vitrinas merengues tras una final con mucha más pasión que juego. El Atlético sufre, cuarenta años después, una reedición de la pesadilla de Heysel y se queda a segundos de la gloria.


Era el gol más obvio en el momento más desagradable. Cuando el Atlético rozaba su primera orejona, cuando el tiempo se marchaba de vacaciones, cuando la grada blanca era todo silencio. Saque de esquina para que Sergio Ramos, imperial en su primera final de Champions, conectara de cabeza el tanto de la décima Copa de Europa blanca. El guión más letal del Madrid de los últimos tiempos. Era el empate de la derrota, era la condena inevitable materializada en una prórroga demoledora del equipo merengue.

Porque en el añadido bastó con Di María. El argentino ya había avisado con dos arrancadas fulminantes que obligaron a forzar la amarilla a Raúl García y Miranda. A la tercera no falló. Se fue de la marca con la clase que le sobra, su disparo a bocajarro tocó en Courtois para acabar mansamente en la cabeza de Bale, que puso la puntilla al partido. En el  minuto 110, no podía ser de otra manera, la historia anunciaba al Madrid de los dos dígitos y dejaba al Atlético con la sensación de que la deuda continental había doblado su tamaño.

Ancelotti se hace eterno en su debut y Florentino rentabiliza su faraónico proyecto con un título que puede borrar cualquier debate posible. El italiano ha demostrado que afabilidad y buena conducta no están reñidos con el éxito, calmando la ansiedad del entorno y dejando que la lógica hiciera su trabajo.

Sería un insulto hablar de ‘el Pupas’, una injusticia desmerecer la trayectoria de un Atlético histórico. En un año ha conseguido burlarse de las diferencias para reírse hasta el final con un concepto diferente de equipo. Un auténtico club antisistema que ha sido el mejor rival para celebrar la decena legendaria de los merengues.

Con muchas torres sobre el tablero

No se tardó en conocer qué íbamos a ver en Lisboa este 24 de mayo. Por fin la novela de misterio que rodeó a los tocados se desvelaba con un desenlace inesperado. Diego Costa reivindicó la placenta de yegua saliendo de inicio, mientras Arda Turan ni siquiera pisaba el banquillo. Con Raúl García el Atlético ganó músculo pero perdió creatividad. Tampoco la echó en falta.

atletidavid
Villa no pudo repetir con el Atleti (David Aliaga)

Ancelotti no fue a la zaga y sorprendió sacando a Khedira tras su largo periodo fuera de las canchas. Mazazo para Illara y para el espectáculo, en un movimiento muy Mourinho que dejaba pocas esperanzas de construir un partido bonito. La obsesión del italiano por el 4-3-3 permitió también la salida de Benzema, arriesgando en punta para mantener el dibujo.

Ninguna decisión quedó sin consecuencia. Ni diez minutos aguantó Costa sobre el césped. La repetición de lo visto en Barcelona tuvo su toque de pantomima tragicómica. Quizás la técnica más vanguardista del Cholo es asustar con su jugador estrella un rato y luego tirar de banco.

El Madrid, sin Alonso, sin Illarra, sin nadie que llamara al juego, apenas lo intentó veinte minutos. No podría hablarse ni de arreón. Centros lejanos desde las bandas a cabeza de nadie, y la certeza de que si alguien había salido victorioso en la pizarra eran los rojiblancos.

Godín hizo de Aragonés
Los colchoneros esperaban, tranquilos, sin miedo a ceder espacio pero sin dejar hueco al ataque rival. Estaban tocando su música favorita ante un Madrid sin respuestas. Una vez que sin ataque no puede existir el contraataque, los de Ancelotti se mimetizaron con sus vecinos para jugar al “a ver quien la encuentra antes”.

La pimera fue de Koke a la media hora, tras un rechace dentro del área que no acertó a empalmar. La respuesta la protagonizó Bale con una carrera por el centro para pisar área y disparar rozando el poste derecho de Courtois. Veneno mortal el que llevaba el chut del galés.

Pero fueron los pupilos del Cholo quien pusieron el partido donde querían, en el momento justo y con todas las piezas psicológicas y físicas en el lugar adecuado. El gol de Godín dejó al Madrid con deberes para la reanudación. Un remate a cámara lenta, tras una lucha entre la fe del rosarino y el poco empuje de Khedira. Casillas, entre el salgo y no salgo, intentó la estirada de su carrera pero la bola pasó dentro besando el poste derecho.


Aliagafinal
Una copa para el recuerdo (David Aliaga)
Hasta que rompa el cántaro
El Atlético salió con ganas en el segundo tiempo, adelantando la línea de presión para intentar bloquear la ya de por sí débil transición merengue. Ancelotti corrigió errores quitando a Khedira (inerte aportación) y buscó más velocidad y mordiente con Isco. Fue el tiempo quien dio a los blancos y quitó a los colchoneros, en esa ley no escrita en las grandes finales que dice que el que pierde ataca y el otro se encoge.

Ahora sí las combinaciones rápidas del Madrid venían con miedo incorporado. Fueron veinticinco minutos de asedio incansable. Di María en solitario, Bale a lo Copa del Rey o un centro de Ramos que ni Cristiano ni Benzema acertaron a rematar ponían en aviso a un Atleti que rozaba la gloria. El francés salió por Morata, deshaciendo Carlo los errores de su comprometido once inicial.

El Madrid empujó y empujó, como siempre hace, hasta que el premio llegó en el momento de las gestas. Ramos noqueó la máquina rojiblanca salntado hasta el cielo y poniendo a los de Concha Espina en la autopista hacia el trofeo.

Sin fuerzas para una prórroga
La marabunta blanca dominó el tiempo de descuento con facilidad, dejándose llevar por la inercia del gol de Ramos y el bajón moral y físico del rival. El Atlético aguantó una parte, para caer con excesiva dureza en el final de partido.

No hubo cuento de hadas y sí leyenda de grande en Lisboa. Con la afición colchonera todavía gritando, Bale, Marcelo y Cristiano apagaron la llama de Simeone para tocar el cielo. Siguieron gritando, unos y otros, poniendo el broche en la grada a una final para la historia.

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