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Alfonso Sotelo

El negociazo de las selecciones

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Y de vuelta con las selecciones. Menos mal que vuelve la Liga y que seguro que existirán la semana que viene millones de temas para rellenar este rinconcito. Sobre todo con un clásico más a las puertas. Pero es que lo de Maxi Rodríguez en Murcia el miércoles pasado ha sido, al parecer, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los clubes. En un partido a beneficio único y exclusivo de la Federación que gobiernan unos señores que se empeñan en demostrar que pueden ser más ineptos cada vez que se lo proponen, el centrocampista argentino del Atlético de Madrid sufre una rotura de los ligamentos de su rodilla, tiene que abandonar el campo y será baja para los próximos seis meses. Casi nada.

El caso del colchonero es sólo un ejemplo más. Se han intentado ahora buscar excusas de todo tipo, culpar al césped de nuevo estadio de La Condomina, pero el caso es más amplio que la culpabilidad del césped murciano. Lo primero es que el césped no puede tener la culpa porque sencillamente no existió. Era arena lo que contenía el rectángulo de juego. Sí, impracticable, pero eso no es motivo de lesión. De hecho, el resto de compañeros de Maxi acabó el encuentro sin problemas. El argentino podría haberse lesionado igual en cualquier otro campo del mundo.

El problema es quién responde ahora. Resulta que los clubes están obligados a ceder, sin ninguna contraprestación a cambio, a sus efectivos para los combinados nacionales. Es cuanto menos curioso ver cómo Sociedades Anónimas dan días libres a sus empleados para que trabajen para otras sin tener ninguna recompensa económica. Cabría preguntarle a El Corte Inglés si dejaría que sus mejores vendedores se fueran a la feria internacional de Vip’s para trabajar para otras empresas. Y si sufren algún percance que haga que no puedan trabajar más para su empresa, no pasa nada, ellos se ocuparán de costear a sus empleados y pagarle religiosamente su nómina a final de mes. No se lo cree nadie.

Las selecciones y por extensión las federaciones han encontrado un negociazo. Piden, con varios días de antelación para las denominadas “convivencias”, a los mejores futbolistas de cada equipo. Se los quedan, los cuidan, los ponen a entrenar, los hacen jugar en campos complicados y sin apenas césped y luego no les pagan. Para algo están los clubes. Ah, y si se lesionan, pobrecillos, que se vuelvan para casa, que sus equipos los operen, los sanen y les paguen para ver si dentro de dos meses, cuando haya que jugar de nuevo contra otro país, están disponibles.

El paso que dice que va a tomar el Atlético de Madrid de pedir responsabilidades judiciales y económicas a la selección argentina puede ser fundamental. No creo que se haga, porque esa amenaza suena a repetitiva y nunca se ha llevado a cabo, pero puede poner el jaque el fútbol de selecciones. Cuando los equipos soliciten enormes cantidades a cambio de sus estrellas y las federaciones opten bien por llevar a estrellas menores o casi apagadas o a intentar asegurar a los cracks que acudan a las convocatorias veremos qué pasa. Luego está, claro, ver qué opinan las compañías aseguradoras. Porque no es lo mismo asegurar los tobillos de Kilo (que cada semana se los doblaba diez veces) que la rodilla de Denilson (que pasó más por quirófano que los pómulos de Cher).

El negociazo de las selecciones

Alfonso Sotelo
Alfonso Sotelo
domingo, 15 de octubre de 2006, 07:43 h (CET)
Y de vuelta con las selecciones. Menos mal que vuelve la Liga y que seguro que existirán la semana que viene millones de temas para rellenar este rinconcito. Sobre todo con un clásico más a las puertas. Pero es que lo de Maxi Rodríguez en Murcia el miércoles pasado ha sido, al parecer, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los clubes. En un partido a beneficio único y exclusivo de la Federación que gobiernan unos señores que se empeñan en demostrar que pueden ser más ineptos cada vez que se lo proponen, el centrocampista argentino del Atlético de Madrid sufre una rotura de los ligamentos de su rodilla, tiene que abandonar el campo y será baja para los próximos seis meses. Casi nada.

El caso del colchonero es sólo un ejemplo más. Se han intentado ahora buscar excusas de todo tipo, culpar al césped de nuevo estadio de La Condomina, pero el caso es más amplio que la culpabilidad del césped murciano. Lo primero es que el césped no puede tener la culpa porque sencillamente no existió. Era arena lo que contenía el rectángulo de juego. Sí, impracticable, pero eso no es motivo de lesión. De hecho, el resto de compañeros de Maxi acabó el encuentro sin problemas. El argentino podría haberse lesionado igual en cualquier otro campo del mundo.

El problema es quién responde ahora. Resulta que los clubes están obligados a ceder, sin ninguna contraprestación a cambio, a sus efectivos para los combinados nacionales. Es cuanto menos curioso ver cómo Sociedades Anónimas dan días libres a sus empleados para que trabajen para otras sin tener ninguna recompensa económica. Cabría preguntarle a El Corte Inglés si dejaría que sus mejores vendedores se fueran a la feria internacional de Vip’s para trabajar para otras empresas. Y si sufren algún percance que haga que no puedan trabajar más para su empresa, no pasa nada, ellos se ocuparán de costear a sus empleados y pagarle religiosamente su nómina a final de mes. No se lo cree nadie.

Las selecciones y por extensión las federaciones han encontrado un negociazo. Piden, con varios días de antelación para las denominadas “convivencias”, a los mejores futbolistas de cada equipo. Se los quedan, los cuidan, los ponen a entrenar, los hacen jugar en campos complicados y sin apenas césped y luego no les pagan. Para algo están los clubes. Ah, y si se lesionan, pobrecillos, que se vuelvan para casa, que sus equipos los operen, los sanen y les paguen para ver si dentro de dos meses, cuando haya que jugar de nuevo contra otro país, están disponibles.

El paso que dice que va a tomar el Atlético de Madrid de pedir responsabilidades judiciales y económicas a la selección argentina puede ser fundamental. No creo que se haga, porque esa amenaza suena a repetitiva y nunca se ha llevado a cabo, pero puede poner el jaque el fútbol de selecciones. Cuando los equipos soliciten enormes cantidades a cambio de sus estrellas y las federaciones opten bien por llevar a estrellas menores o casi apagadas o a intentar asegurar a los cracks que acudan a las convocatorias veremos qué pasa. Luego está, claro, ver qué opinan las compañías aseguradoras. Porque no es lo mismo asegurar los tobillos de Kilo (que cada semana se los doblaba diez veces) que la rodilla de Denilson (que pasó más por quirófano que los pómulos de Cher).

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