Que tanto mujeres como hombres sean iguales en derechos y obligaciones no sorprende a nadie hoy en día. La no discriminación en función del sexo, el sufragio universal, la igualdad legal de los hijos nacidos fuera o dentro del matrimonio o el divorcio son derechos que se dan por supuestos en la España actual. Pero esto no siempre fue así. Costó muchas generaciones y una gran lucha por la libertad y la igualdad poder llegar a ello. Aunque ahora la mayoría lo haya olvidado.
Ayer domingo 1 de octubre se cumplían 75 años desde que el parlamento español dio luz verde a la igualdad en derechos electorales entre hombres y mujeres, esto es, el sufragio universal. Y, sin embargo, esta fecha ha pasado prácticamente desapercibida en los medios de comunicación. ¿Será que esto no forma parte de la "memoria histórica" que tanto obsesiona a algunos?
Corría el año 1931 y en el parlamento español tan sólo se sentaban tres mujeres (las mujeres podían ser elegidas pero no podían votar): Clara Campoamor (Partido Radical), Victoria Kent (Izquierda Republicana) y Margarita Nelken (PSOE). Y es a una de ellas, a Clara Campoamor, a quien debemos el sufragio universal. Porque fue ella, que reivindicaba lo “republicano, liberal, laico y democrático”, la que defendió a capa y espada, y pese a la renuencia a otorgar ese derecho a la mujer por gran parte de la izquierda (con algunas excepciones), el sufragio universal. De ella fue el logro. A ella se lo debemos.
A tal punto llegaba la cosa que los radical-socialistas llegaron a presentar una enmienda para restringir el derecho electoral exclusivamente a los hombres. Y el doctor Novoa Santos, diputado por La Coruña, llegó a proporcionar argumentos “biológicos” en defensa de esta tesis contraria a la igualdad. Según este diputado -una de cuyas obras lleva por título "La indigencia espiritual del sexo femenino"- “la mujer carece de la reflexión y el espíritu crítico, se deja llevar siempre de la emoción” y el histerismo no es una simple enfermedad, sino propio de la estructura de la mujer. Acción Republicana, por su parte, proponía que les fueran concedidos los mismos derechos electorales a los hombres mayores de veintitrés años y a las mujeres mayores de cuarenta y cinco, basándose en que la mujer era pobre en voluntad e inteligencia hasta dicha edad.
Sí, no se sorprendan. Tales eran los argumentos de los contrarios a la igualdad. Y entre ellos numerosos republicanos e izquierdistas. Y es que la izquierda, alegando que la mujer estaba demasiado influenciada por la Iglesia y que por ello su voto sería mayoritariamente de derechas, se oponía a otorgar a la mujer el derecho al voto. La derecha, que se creía los argumentos electorales de la izquierda, pensaba que el sufragio universal la beneficiaba (no vayan a pensar que tenían motivaciones más democráticas) y por ello apoyaba el derecho al voto de la mujer. Más adelante, cuando en 1933 la CEDA se impusiera en las elecciones la izquierda en bloque haría responsable de la victoria electoral de la derecha a Clara Campoamor y su empeño en otorgar el derecho de voto a la mujer. Cuando el Frente Popular ganó las elecciones nadie se acordaba ya de Clara Campoamor ni de las teorías "biológicas".
Clara Campoamor desafió y arrolló en debate parlamentario, que a Azaña le pareció muy “divertido”, a Victoria Kent, punta de lanza de quienes se negaban a la igualdad de derechos, y, de paso, enfureció a Indalecio Prieto (PSOE), quien afirmó que el haber otorgado el derecho de voto a la mujer era, nada más y nada menos, que “una puñalada trapera a la República”.
Finalmente, con el apoyo de las derechas, una gran parte del PSOE (Prieto votó en contra) y de pequeños partidos republicanos y con el voto en contra de los radicales, Acción Republicana y los Radical-socialistas salió adelante el sufragio universal.
“La galantería logró un triunfo indiscutible. Virtud española que perdura, para bien del "qué dirán", pese a ciertos jacobinismos que nos sacuden. Pase lo que pase - hay quien asegura otro 14 de abril al revés - resultará lindo que los poetas del futuro canten en sonetos a este 1931, en que los hijos de España se jugaron a cara y cruz un régimen por gusto de sus mujeres” abría la portada del diario “El Sol” el 2 de octubre de 1931. Hoy hace 75 años.
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