Hay situaciones en la actual vida política española que no llego a entender ni por supuesto a compartir. Creo que la unidad del Estado Español, es fundamental para la buena marcha del conjunto de los habitantes de la Península Ibérica. Las fragmentaciones en territorios, nos retrotraen a otros tiempos, otros momentos de la gran y fecunda Historia de España, en la que abundaban los pequeños territorios. Será la Corona de Aragón, la primera en creer en la unificación territorial, para posteriormente sumarse la corona castellana, y ya se vislumbra ciertos planteamientos unitarios en la dinastía de los Trastámara –por cierto aconsejo la lectura del libro de Julio Valdeón Baruque sobre la Casa de Trastámara-, para comprender mejor ese proceso unificador, que se concluye con el reinado de los Reyes Católicos –como hemos podido ver en la serie televisiva Isabel-, culminando un largo proceso, que podíamos situar en la datación histórica, en los reinos astures de la Alta Edad Media.
Por nuestro suelo patrio, han pasado multitud de pueblos y culturas, a las que les debemos esa vivencia diversa, ese poso cultural, que los distintos pobladores nos han legado. Somos el único país europeo, con una Historia más antigua –como lo atestiguan las excavaciones arqueológicas de Atapuerca en Burgos-, con procesos sociales, económicos y políticos, únicos a la vez que han sido modelo de imitación. En el caso de Valencia –podemos decir en este momento que su fundación puede ser anterior a Juno Bruto-, es dotada con su propia “ceca” –fábrica de monedas-, que pocas ciudades del Imperio Romano poseían, que en siglos posteriores, somos los creadores de la “letra de cambio” y de la primera institución financiera del mundo la “Taula de Canvis”, en manos de los Jurados de la Ciudad –los gobernadores de Valencia-. Si nos trasladamos a Sevilla, encontraremos el “Tesoro del Carambolo” y otras piezas arqueológicas, que nos pueden dar idea de la cultura de los Tartessos, emparentados con los Tyrios y Fenicios. Si viajamos hasta Santander, comprobaremos como sus astilleros, en la Edad Media, ya eran constructores de barcos de gran tonelaje, y por su puerto, salía la “lana castellana” rumbo a la Gran Bretaña y a Nuremberg en las regiones germánicas. Somos promotores del cristianismo desde el siglo XII, con el Camino de Santiago en el reino galaico y más concretamente, en Compostela, o en los silenciosos muros románicos y góticos de los conventos de Castilla-León. Hemos dado al mundo, grandes conquistadores y exploradores, provenientes de tierras extremeñas como Hernán Cortés; literatos conocidos mundialmente desde nuestras tierras castellano-manchegas, como Miguel de Cervantes, o grandes voces de la lírica, como el navarro Julián Gayarre. Será la industria textil catalana, fundamental para la implantación de las primeras fábricas movidas por el “vapor de agua”. Nuestras fiestas populares –las Fallas de Valencia o las corridas de toros-, son conocidas mundialmente y esa rica gastronomía española, representada por la exquisita “paella valenciana” y los vinos de cada una de las denominaciones de origen. Todos juntos, hemos hecho posible, que nuestra querida España, camine y funcione. Hemos creído en el conjunto de cada una de las regiones españolas, en cada uno de los territorios autonómicos. No concebimos la partición de un estado, porque volveríamos a un momento de retraso en el proceso histórico contemporáneo. Y eso, no podemos ni debemos permitirlo.
Lo más duro de todo, es que no se den cuenta de el proceso de involución que experimentaríamos cada uno de los territorios que formamos el Reino de España. No es momento de dividir, sino de sumar. Estamos comenzando a salir de un proceso de crisis económica muy grave y profunda. Deberíamos fijar nuestros ojos, en otros países europeos, como Francia, Italia o Alemania, que también han sufrido procesos de unificación territorial, porque así son más fuertes, frente a los momentos complicados, vamos a decir de crisis económica, política o social. Son tres ejemplos, de grandes estados europeos, que han sabido ver en la unificación, la mejor forma de poder hacer frente a los problemas que les plantea la vida del siglo XX y del XXI. La unificación italiana, la podemos ver reflejada en las obras musicales del gran Giussepe Verdi, ejemplo magistral del servicio que presta la música a los procesos de transformación política y territorial. Francia, verá como Napoléon Bonaparte, unifica todos los territorios de la República Francesa –incluidos los ultramarinos-, haciendo que la “unidad” sea una realidad, que le permitió lanzarse a la conquista de los territorios europeos, con el objetivo de crear un gran imperio, bajo su gobierno. Pero Alemania, no se quedará lejos. La división que tuvo que soportar y ordenar en parte, Carlos V, el emperador, supuso un avance, para que los “estados germánicos”, en tiempos de Otto-Von-Bismarck, avancen hacia un proceso de unidad territorial –al que también ayudó la música, con Wagner y Beethoven-, convirtiendo a la “gran Alemania”, en el país más rico y próspero del continente europeo.
Podríamos seguir analizando los procesos unificadores, surgidos a lo largo y ancho de todo el Mundo, pero nos valen los ejemplos que he reseñado. ¿Conoce la Historia, sin manipulaciones interesadas ni tergiversadas el señor Arturo Más? Estar divididos, provocará pobreza y altas tasas de marginación y paro. ¿Ha pensado en el resto de los territorios españoles? Porque nosotros también somos parte de la “quimera” que ha emprendido este político y sus correligionarios –por cierto, les aconsejo que busquen y vean de nuevo la magnifica película de Charles Chaplin “la quimera del oro”-, que solo piensan en sus intereses particulares.
El pulso al Estado, debe ir acabando. No podemos tolerar ni permitir, actitudes totalitarias como la que estamos viviendo. Salgamos a defender nuestra tierra, que tantas glorias ha dado al Mundo. España es única y diversa.