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Sueños punitorios en los que he caído miserablemente, sueños punitorios que eyaculo con un ligero emberretinamiento puntual como las fragancias rabiosas; sueños punitorios en los que declamo envaselinados parágrafos de ridiculez.
Me instan, quienes me quieren, a que no pierda mi tiempo, escribiendo sobre gentes que son esencia de estiércol.
Yiyi es mi paz, en las noches de frío, calienta mis pies.
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