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Hay que andar limpios
El olor del cuerpo
cuando suda,
no es bueno.
Por eso hay que asearse,
laverse la cara,
cepillarse los dientes,
usar el desodorante
y el perfume.
Hay que pensar en los demás,
lo que tendrán que aguantar
si vamos oliendo mal.
Puede que nos insinúen algo,
puede que no,
lo cierto es que el mal recuerdo
en ellos, sí que dejaremos
con el mal olor de nuestro cuerpo.
Para mi abuela María Toja López.
Para mí tía, que me regaló ayer un ordenador.
El grito que se escuchó al fondo no fue lo suficientemente claro para saber si era de alegría, para pedir auxilio o simple exclamación de quien no puede contener el impulso y tiene que ir más allá de los límites de la comunicación cotidiana.
Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo pero su actuación, pronto terminará. El escritor se muere, se apagará para siempre, no volverá a nacer, yo espero que no, pues nació de un parto difícil y pocas cosas aportó.
2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Lulita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas, la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada.
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