Tras un año de continuos palos para el deporte de la bicicleta (véase escándalos sobre dopaje, detenciones de directores y médicos o rumores de retirar el ciclismo como deporte olímpico) el pabellón español se había vuelto a ilusionar tras la hazaña del gallego Óscar Pereiro en el Tour. Un ciclista que ya venía apuntando maneras desde hace varios años, Alejandro Valverde, estuvo rozando durante muchas jornadas el título de la Vuelta a España. La prensa ya se apresuró a afirmar que el murciano sería el nuevo vencedor de la prestigiosa ronda ciclista.
Pero el rival de Valverde era más duro de roer de lo esperado. Alexander Vinokourov. Aunque sería más correcto decir que lo esperado era que el sabido potencial del kazako no despertara en España. En todo caso, Vinokourov demostró ser un corredor sobresaliente digno de heredar el legado de Armstrong o Indurain. En la antológica etapa de ayer de La Pandera, el corredor del Astaná aumentó en 32 segundos su distancia con Alejandro Valverde. Ahora el kazako supera en 53 segundos al murciano.
El virtual vencedor de la Vuelta, dejó sentenciado ayer su dorado maillote y prácticamente escribe con rotulador permanente su nombre en el palmarés de la ronda española. A Valverde, que no deja de ser un maestro en potencia, le ha faltado un poco de chispa. Más energía a la hora de llevar a cabo los ataques. Pero de lo que más ha carecido el bravo corredor de Murcia fue de un equipo potente. Tan importante en este deporte. “El es más fuerte”, comentó Valverde en relación a Vinokourov.
La superioridad del kazako fue evidente. Fue el más rápido, el más regular y el mejor asistido. Pero la calidad, la decisión y la valentía de Valverde no se puede dejar de mentar. Seguramente haya sido uno de los duelos por la Vuelta a España más interesantes y con mayor calidad de los últimos tiempos. Y todo en un mar de fondo en el ciclismo.