Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Lectores | Reflexión | Experiencia

El Círculo

Uno de mis primeros trabajos fue precisamente agente de la red comercial del Círculo de Lectores
Eduardo Cassano
sábado, 9 de noviembre de 2019, 11:00 h (CET)

Ayer por la mañana cuando me tomé el primer café me llevé un disgusto con el titular: Planeta ha cerrado El Círculo de Lectores. De repente, pasé de la actual crisis de los 40 a la inocente adolescencia en la que leía sus promociones, hacía pedidos por precios realmente económicos, y empecé a aficionarme a la lectura.

Uno de mis primeros trabajos fue precisamente agente de la red comercial del Círculo de Lectores. Hace muchos años ya, venía de tocar puerta fría y encontrarme con todo tipo de personas desagradables… pero El Círculo, era otra cosa; las personas te esperaban, muchas incluso con impaciencia al catálogo con las novedades y preparadas para hacer su pedido.

Era un trabajo agradecido, con un buen ambiente de compañerismo pero contractualmente a futuro, poco interesante. En ese momento valoré más ese ‘pequeño detalle’, quizá porque la experiencia comercial anterior de puerta fría ya era suficiente, para encontrar un trabajo con más posibilidades. Pero cada vez que toqué un timbre en nombre de El Círculo de Lectores, jamás encontré al otro lado de la puerta a una persona hostil. Y es algo que siempre agradecí, porque no era solo una venta de libros a domicilio, era también un diálogo con el cliente que en ese momento se convertía en una especie de amigo temporal, con el que intercambiar opiniones literarias y consejos.

Me ha dado mucha pena leer esta noticia. Es cierto que era algo previsible, por la novedad del libro electrónico, pero lo cierto es que se siguen vendiendo muchísimos más libros en papel, aún hoy. Ese dato, y la gran fidelización que tenía El Círculo de Lectores (que se transmitía de generación en generación) me hace pensar que la decisión empresarial obedece a una falta de buena gestión por parte de Planeta, en los resultados negativos que ya conocía –y podía esperar- al comprar la empresa a Bertelsmann en plena era digital.

Nos quitan el libro que nos traen a casa, justo ahora que nos traen todo tipo de comida rápida a un solo click de aplicación del móvil. Nos falta una aplicación de libros a domicilio en 30 minutos, con un consejo y crítica gratuita del repartidor. Ahí dejo la idea, por si el Círculo de Lectores puede adaptarse a las nuevas tecnologías en lugar de cerrar directamente el grifo. Si además lo envían con una bicicleta, se ahorran hasta la gasolina y el seguro de transporte.

En fin… podrán quitarnos el Círculo pero jamás podrán quitarnos esos mercadillos, como el Rastro de Madrid o el Mercado de San Antonio de Barcelona. En esos lugares los libros se entremezclan, las personas entran en una especie de guerra amistosa revolviéndolos, como el que busca oro en un río, y siempre se encuentra algo que habitualmente nada tiene que ver con lo que tenía uno pensado al levantarse de la cama. Ésa es la magia del libro, que te atrapa.

Me encantaría ver, de forma espontánea, una manifestación y acampada en la Plaza del Libro de todas las ciudades de España, con todos esos clientes que se han quedado sin servicio a domicilio, exigiendo su derecho a la cultura. Pero me temo que eso no pasará, aunque confío en que esas mismas personas no dejen de comprar libros en papel, porque esos nunca te dejarán sin batería.

Noticias relacionadas

Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto