Este pasado sábado tuve la oportunidad de asistir a la concentración a favor de la unidad de España que tuvo lugar en Barcelona. La gran cantidad de asistentes y las multitudinarias banderas españolas que cubrieron la famosa Plaza de Cataluña me hicieron ver que son muy pocos los días que existen al año en los cuales exista libertad de expresión para poder sacar la bandera de todos a la calle sin necesidad de oír algún que otro insulto, o de que te llamen “facha”. Habrá lectores que de vivir en Barcelona no hubiesen asistido a esta concentración, pero espero que por lo menos me den la razón en que es difícil en Barcelona, como en el resto de Cataluña, llevar libremente insignias o banderas que simbolicen a España. Y sino que lo prueben o que se vayan a Francia o a Italia a ver si alguien recrimina a otra persona llevar su bandera…
Dejando de lado las cifras y el término “mayoría silenciosa” que nunca me ha gustado, este sábado se puso de manifiesto que hay muchos catalanes que no están de acuerdo con el proceso de secesión que está llevando a cabo la Generalitat de Cataluña, un proceso que los que lo lideran piden que sea sometido a referéndum solo en Cataluña. La cuestión es que en primer lugar, no se puede votar algo que va en contra de las reglas de juego existentes, y es que aunque estas reglas no gusten o satisfagan a todos, son las que permiten por ejemplo que se transfieran grandes cantidades de dinero a su comunidad. En segundo lugar, esos poderes públicos y ciudadanos que piden la independencia se escudan en un mal llamado “derecho a decidir” que no deja de ser un sinónimo de violencia (y me atrevería a añadir casi callejera) ya que se quiere decidir contra los intereses de otros y en beneficio de uno mismo. El derecho a decidir sería viable siempre y cuando fuera en todo el territorio al cual afectaría una hipotética independencia de Cataluña, y quienes se niegan a ello (y siguiendo las posturas de Kant) no son demócratas, pues demócrata es aquel que convoca un referéndum sabiendo que la victoria no está clara, no quien lo convoca sabiendo que va a ganar.
En resumen volvemos a donde siempre, al Gobierno central. Está muy bien que Aznar haya olvidado que hablaba catalán en la intimidad para pactar con CiU en el Majestic y pida al Gobierno que actúe, pero realmente este tema secesionista viene de lejos y ningún gobierno central lo ha abordado como es necesario: aplicando todos los artículos de la Constitución. Y cuando digo todos son todos, ¿o acaso hay algún artículo que no esté vigente y que por tanto se deba obviar su aplicación? Hacer como si no pasara nada como está haciendo el Gobierno del presidente Rajoy no es la solución, porque cada día que pasa se sigue enseñando esta doctrina independentista en algunas escuelas de Cataluña, se sigue creando odio hacia España, se siguen sin aplicar las sentencias del TSJC y siguen creciendo en este proceso los independentistas. Cada día que pase sin actuar será un día menos hacia la destrucción del país.