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Etiquetas | Entrevista | TV3 | Actor
Entrevista a Quim Masferrer, actor y presentador de televisión

“En un mundo como éste donde se evidencian las maldades yo tengo ganas de destacar las bondades de la gente”

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Quim Masferrer, nacido en 1998, es actor, director de teatro, monologuista y presentador de televisión. Fue el creador de Teatro de Guerrilla, y a lo largo de los 25 años que lleva en el mundo del espectáculo ha ganado diversos premios. Ha pasado por diversos programas de la televisión pública de Catalunya, pero ha sido el programa “El Foraster”, que comenzó en noviembre del 2013, el que ha hecho de él un personaje popular y estimado en toda la geografía catalana. Este año, en solitario, será el presentador de la Marató de TV3, programa en el que se recogen aportaciones monetarias para invertir el dinero recogido en investigaciones científicas en el terreno de la salud. Ya en 2014 presentó este programa junto con Mónica Terribas, este año lo hará en solitario.

El viernes 27 presenta en Barcelona el espectáculo “Bona gent”, que ya se ha podido ver en más de 80 representaciones por pueblos de Catalunya, y en Noviembre estará en pantalla la séptima temporada de “El Foraster”. Hemos charlado con él para que nos hable de su trabajo y sus proyectos.

El 27 de setiembre estrena “Bona gent” en la Sala Pepe Rubianes del Club Capitol de Barcelona ¿qué es Bona Gent?

Pretende ser un homenaje al público. Después de muchos años de da andar trabajando por los escenarios de todo el país me hacía ilusión hacer un homenaje al público, una parte imprescindible del espectáculo, si no hay público no hay teatro, si un pintor hace un cuadro y nadie se lo mira, no hay arte y si una escritora escribe un libro y nadie lo lee, no hay literatura De aquí mi homenaje al público, porqué sin él no se puede hacer un espectáculo. Por eso he creado este espectáculo. “Bona Gent” es una experiencia donde cada día es diferente, cada función es única porque el público es diferente, hablo con el público y, a partir de aquí ellos y yo compartimos experiencias, todo. Nunca sabes qué pasará en cada función. Este es un formato innovador, desde el escenario hago un monólogo de unos veinticinco minutos explicando el porqué de este homenaje, después toda la platea se convierte en un gran escenario en el que el público se ve reflejado, conversamos, compartimos y reímos juntos, para mí y para ellos es una gran experiencia. En esta gira por diversos teatros de Catalunya ya hemos hecho ochenta funciones, y me consta que hay espectadores que han venido a ver la obra más de diez veces.

En el programa “El foraster”, emitido por TV3, a la hora de la despedida siempre usa una muletilla, su adiós al pueblo que le ha acogido durante 48 horas es “sou molt bona gent” (sois muy buena gente). ¿Cómo nació esta especial despedida?

Grabamos el programa piloto de la serie en un pequeño pueblo, como todos los que visita “El foraster”. Al acabar el monólogo noté que faltaba decir alguna cosa más. En los pueblos la gente se porta siempre muy bien, es muy cercana, y si ellos no colaboraran sería imposible hacer un programa como éste. No era suficiente con darles las gracias, volví a subir al escenario y me salió, de muy dentro de mí, esta frase de “sou molt bona gent”, que ha se ha convertido en la despedida de cada uno de los programas.

¿Sólo encuentra buena gente?

No. En el mundo también hay mucho hijo de puta. Pero creo que son muchos más los que son buena gente, lo que pasa es que la mala gente hace mucho más ruido y destacan por sus maldades. Me gusta reivindicar la buena gente, por defecto creo que la gente es buena, cuando encuentro un desconocido tengo dos opciones, pensar que es bueno o que es malo, siempre pienso que el que tengo ante mí es buena gente. A los que piensan lo contrario les digo, ¿por qué haces una valoración negativa de alguien a quien no conoces?, me gusta hacer apología de la buena gente porque la gente tiene ganas de ayudar, y compartir, y en un mundo como éste donde se evidencian las maldades yo tengo ganas de destacar las bondades de la gente. El mundo está lleno de buena gente.

¿Qué diferencias, o similitudes, hay entre el programa televisivo “El Foraster” y la representación teatral de “Bona Gent”?

Uno es televisión y el otro teatro, pero el punto de partida es el mismo, la comunicación y el explicar cosas. A mí me gusta mucho hablar con la gente, incluso cuando estoy de vacaciones, quiero que me expliquen cosas para aprender más del lugar en el que me encuentro. En el programa de televisión hablo con mucha gente, aunque luego se edite y no todo aparezca en el programa cuando se emite. El espectáculo teatral es en riguroso directo, pero tanto “El Foraster” como “Bona Gent” nacen de la necesidad de reivindicar la necesidad de conocer gente y reivindicar que todo el mundo tiene una entrevista y cosas interesantes que contarnos y compartir. Nos retroalimentamos. En eso se parecen “El Foraster” y “Bona Gent”, en esa parte sociológica y en la parte humana de podernos comunicar entre si, en cierta forma de tocarnos unos y otros.

¿El público llega a notar su estado anímico?

Cuando estás ante un micro, en un teatro o en plató siempre se nota tu estado de ánimo. En este espectáculo soy yo tal como soy, y si un día no estoy fino, o estoy resfriado, lo digo porque esa es la verdad, y no pasa nada absolutamente. A lo mejor entre el público también hay alguien que se encuentra en mi misma situación. Pensad que la gente que acude, el público, explica su verdad, cosas que les ocurren o les han ocurrido, hay parejas que te explican cómo se conocieron, otros te dicen que es la primera vez que acuden a un teatro, por lo tanto, ante esta verdad de la gente yo no tengo porqué ocultar mi estado de ánimo, me presento tal como estoy y soy en ese momento.

Nació en Sant Feliu de Buixalleu, un pequeño pueblo de la comarca de La Selva, en Girona. ¿Ser de un pueblo pequeño le ha inspirado para crear “El Foraster”?

El ser de un pueblo pequeño hace que conozcas muy bien ese tipo de comunidades, y eso me ha ayudado mucho. Mi padre, un payés, cuando le dije que iba a hacer un programa de televisión me dió un consejo que siempre he utilizado. Estaba trabajando en el campo, dejó la azada y me dijo que a los pueblos tenía que ir a aprender, nunca a enseñar. Y así lo he hecho, cuando vas con ganas de aprender siempre encuentras personas que te enseñaran muchas cosas, pero si vas pensando que les puedes enseñar te encontrarás con el silencio de la gente. Sé que si a mi padre se le acerca un forastero y le pregunta cómo se plantan las lechugas mi padre, atentamente, le dirá como se hace dándole toda clase de explicaciones y charlará con esta persona durante largo tiempo, pero si el que se acerca lo hace con aire prepotente mi padre seguirá con su trabajo y no perderá un minuto de su tiempo. Este consejo, de mi padre, un payés, de ir a los pueblos a aprender me ha ido muy bien, ser de un pueblo pequeño me ha servido para entender el funcionamiento de los mismos, entender que en los pueblos pequeños pasan cosas muy grandes, a pesar de que parezca una contradicción, la amistad es muy grande, pero también la envidia lo es. Todo esto casa perfectamente en el formato televisivo de “El Foraster”

En noviembre y en TV3 vuelve “El Foraster” con su séptima temporada. ¿Aún le quedan pueblos por visitar?

En las seis temporadas anteriores hemos estado en ochenta pueblos pequeños, de menos de mil habitantes, en Catalunya hay más de quinientos pueblos con estas características. Aunque también hemos hecho programas en otros espacios que me han gustado mucho, como en Mercabarna, en el barrio de La Mina, en Sant Andreu, en Formentera, en Andorra o en Madrid para los catalanes que viven allá. Por tanto, seguiremos visitando pueblos pequeños de Catalunya, aún nos quedan muchos.

Es de un pueblo pequeño y vive en Barcelona. ¿Se siente forastero en la ciudad?

Seguramente, en general, es en las ciudades donde me siento más extraño. Durante la semana, por cuestiones de trabajo, vivo en Barcelona, pero es cierto que cada uno se siente más cómodo en el lugar de donde es. Si la gente de ciudad tuviera que, de repente, vivir en un pueblo pequeño se sentirían vigilados, añorarían las opciones ciudadanas, y en invierno a las cinco de la tarde saldrían a la calle y verían que no hay nada abierto, eso no pasa en las grandes aglomeraciones ciudadanas. Yo, en Barcelona y otras ciudades, más que forastero me siento extraño.

Después de seis temporadas en pantalla para mucha gente más que un forastero ya es un amigo al que todo el mundo quiere ver caminando por las calles de su pueblo. ¿Cómo se decide a qué pueblo dedicar el programa “El Foraster”?

Para mí este piropo es el más grande que me puede dar, cada vez que me lo dicen en los pueblos que visitamos, donde nos acogen como si estuviéramos en nuestra casa, es lo mejor que nos puede suceder. Yo no participo en la selección del pueblo a visitar, eso lo hace el equipo de Brutal Media coordinado con TV3 bajo el criterio de representatividad del territorio. Tenemos un país acojonante, aquí puedes estar trabajando en la Costa Brava y en un par de horas puedes estar arriba en el Pirineo y luego puedes irte a las tierras del Ebre, geográficamente es brutal y también el carácter de la gente.

¿Después de 25 años en el mundo del teatro, se ha arrepentido en algún momento de haber escogido esta profesión?

No. Hay momentos difíciles y complicados, yo digo que en este trabajo es como si continuadamente estuvieras haciendo windsurf sorteando olas y remando siempre. Creo que es como todos los trabajos, decidí arriesgarme y caminar adelante en este oficio que me apasiona, mi gran éxito es ganarme la vida haciendo lo que me gusta, una cosa que desgraciadamente va muy cara hoy en día porque no todo el mundo lo puede hacer. Me siento un privilegiado aunque es cierto que dentro de este privilegio, como en todo, hay momentos altos y bajos, pero no hasta el punto de decir basta y hasta aquí hemos llegado. Ahora me voy a Cervera donde habrá mil personas esperándome, se me pone la piel de gallina, son mil personas que hoy han decidido, entre otras opciones, venir a verme, es una pasada. Procuro pasarlo bien haciendo mi trabajo, y si pudiera hacer un propósito que hoy por hoy es incumplible pediría que todo el mundo pueda ganarse la vida haciendo aquello que realmente le gusta, sé que es complicado pero personalmente es mi deseo. 

“En un mundo como éste donde se evidencian las maldades yo tengo ganas de destacar las bondades de la gente”

Entrevista a Quim Masferrer, actor y presentador de televisión
Teresa Berengueras y Rafa Esteve-Casanova
miércoles, 25 de septiembre de 2019, 11:11 h (CET)


Quim Masferrer, nacido en 1998, es actor, director de teatro, monologuista y presentador de televisión. Fue el creador de Teatro de Guerrilla, y a lo largo de los 25 años que lleva en el mundo del espectáculo ha ganado diversos premios. Ha pasado por diversos programas de la televisión pública de Catalunya, pero ha sido el programa “El Foraster”, que comenzó en noviembre del 2013, el que ha hecho de él un personaje popular y estimado en toda la geografía catalana. Este año, en solitario, será el presentador de la Marató de TV3, programa en el que se recogen aportaciones monetarias para invertir el dinero recogido en investigaciones científicas en el terreno de la salud. Ya en 2014 presentó este programa junto con Mónica Terribas, este año lo hará en solitario.

El viernes 27 presenta en Barcelona el espectáculo “Bona gent”, que ya se ha podido ver en más de 80 representaciones por pueblos de Catalunya, y en Noviembre estará en pantalla la séptima temporada de “El Foraster”. Hemos charlado con él para que nos hable de su trabajo y sus proyectos.

El 27 de setiembre estrena “Bona gent” en la Sala Pepe Rubianes del Club Capitol de Barcelona ¿qué es Bona Gent?

Pretende ser un homenaje al público. Después de muchos años de da andar trabajando por los escenarios de todo el país me hacía ilusión hacer un homenaje al público, una parte imprescindible del espectáculo, si no hay público no hay teatro, si un pintor hace un cuadro y nadie se lo mira, no hay arte y si una escritora escribe un libro y nadie lo lee, no hay literatura De aquí mi homenaje al público, porqué sin él no se puede hacer un espectáculo. Por eso he creado este espectáculo. “Bona Gent” es una experiencia donde cada día es diferente, cada función es única porque el público es diferente, hablo con el público y, a partir de aquí ellos y yo compartimos experiencias, todo. Nunca sabes qué pasará en cada función. Este es un formato innovador, desde el escenario hago un monólogo de unos veinticinco minutos explicando el porqué de este homenaje, después toda la platea se convierte en un gran escenario en el que el público se ve reflejado, conversamos, compartimos y reímos juntos, para mí y para ellos es una gran experiencia. En esta gira por diversos teatros de Catalunya ya hemos hecho ochenta funciones, y me consta que hay espectadores que han venido a ver la obra más de diez veces.

En el programa “El foraster”, emitido por TV3, a la hora de la despedida siempre usa una muletilla, su adiós al pueblo que le ha acogido durante 48 horas es “sou molt bona gent” (sois muy buena gente). ¿Cómo nació esta especial despedida?

Grabamos el programa piloto de la serie en un pequeño pueblo, como todos los que visita “El foraster”. Al acabar el monólogo noté que faltaba decir alguna cosa más. En los pueblos la gente se porta siempre muy bien, es muy cercana, y si ellos no colaboraran sería imposible hacer un programa como éste. No era suficiente con darles las gracias, volví a subir al escenario y me salió, de muy dentro de mí, esta frase de “sou molt bona gent”, que ha se ha convertido en la despedida de cada uno de los programas.

¿Sólo encuentra buena gente?

No. En el mundo también hay mucho hijo de puta. Pero creo que son muchos más los que son buena gente, lo que pasa es que la mala gente hace mucho más ruido y destacan por sus maldades. Me gusta reivindicar la buena gente, por defecto creo que la gente es buena, cuando encuentro un desconocido tengo dos opciones, pensar que es bueno o que es malo, siempre pienso que el que tengo ante mí es buena gente. A los que piensan lo contrario les digo, ¿por qué haces una valoración negativa de alguien a quien no conoces?, me gusta hacer apología de la buena gente porque la gente tiene ganas de ayudar, y compartir, y en un mundo como éste donde se evidencian las maldades yo tengo ganas de destacar las bondades de la gente. El mundo está lleno de buena gente.

¿Qué diferencias, o similitudes, hay entre el programa televisivo “El Foraster” y la representación teatral de “Bona Gent”?

Uno es televisión y el otro teatro, pero el punto de partida es el mismo, la comunicación y el explicar cosas. A mí me gusta mucho hablar con la gente, incluso cuando estoy de vacaciones, quiero que me expliquen cosas para aprender más del lugar en el que me encuentro. En el programa de televisión hablo con mucha gente, aunque luego se edite y no todo aparezca en el programa cuando se emite. El espectáculo teatral es en riguroso directo, pero tanto “El Foraster” como “Bona Gent” nacen de la necesidad de reivindicar la necesidad de conocer gente y reivindicar que todo el mundo tiene una entrevista y cosas interesantes que contarnos y compartir. Nos retroalimentamos. En eso se parecen “El Foraster” y “Bona Gent”, en esa parte sociológica y en la parte humana de podernos comunicar entre si, en cierta forma de tocarnos unos y otros.

¿El público llega a notar su estado anímico?

Cuando estás ante un micro, en un teatro o en plató siempre se nota tu estado de ánimo. En este espectáculo soy yo tal como soy, y si un día no estoy fino, o estoy resfriado, lo digo porque esa es la verdad, y no pasa nada absolutamente. A lo mejor entre el público también hay alguien que se encuentra en mi misma situación. Pensad que la gente que acude, el público, explica su verdad, cosas que les ocurren o les han ocurrido, hay parejas que te explican cómo se conocieron, otros te dicen que es la primera vez que acuden a un teatro, por lo tanto, ante esta verdad de la gente yo no tengo porqué ocultar mi estado de ánimo, me presento tal como estoy y soy en ese momento.

Nació en Sant Feliu de Buixalleu, un pequeño pueblo de la comarca de La Selva, en Girona. ¿Ser de un pueblo pequeño le ha inspirado para crear “El Foraster”?

El ser de un pueblo pequeño hace que conozcas muy bien ese tipo de comunidades, y eso me ha ayudado mucho. Mi padre, un payés, cuando le dije que iba a hacer un programa de televisión me dió un consejo que siempre he utilizado. Estaba trabajando en el campo, dejó la azada y me dijo que a los pueblos tenía que ir a aprender, nunca a enseñar. Y así lo he hecho, cuando vas con ganas de aprender siempre encuentras personas que te enseñaran muchas cosas, pero si vas pensando que les puedes enseñar te encontrarás con el silencio de la gente. Sé que si a mi padre se le acerca un forastero y le pregunta cómo se plantan las lechugas mi padre, atentamente, le dirá como se hace dándole toda clase de explicaciones y charlará con esta persona durante largo tiempo, pero si el que se acerca lo hace con aire prepotente mi padre seguirá con su trabajo y no perderá un minuto de su tiempo. Este consejo, de mi padre, un payés, de ir a los pueblos a aprender me ha ido muy bien, ser de un pueblo pequeño me ha servido para entender el funcionamiento de los mismos, entender que en los pueblos pequeños pasan cosas muy grandes, a pesar de que parezca una contradicción, la amistad es muy grande, pero también la envidia lo es. Todo esto casa perfectamente en el formato televisivo de “El Foraster”

En noviembre y en TV3 vuelve “El Foraster” con su séptima temporada. ¿Aún le quedan pueblos por visitar?

En las seis temporadas anteriores hemos estado en ochenta pueblos pequeños, de menos de mil habitantes, en Catalunya hay más de quinientos pueblos con estas características. Aunque también hemos hecho programas en otros espacios que me han gustado mucho, como en Mercabarna, en el barrio de La Mina, en Sant Andreu, en Formentera, en Andorra o en Madrid para los catalanes que viven allá. Por tanto, seguiremos visitando pueblos pequeños de Catalunya, aún nos quedan muchos.

Es de un pueblo pequeño y vive en Barcelona. ¿Se siente forastero en la ciudad?

Seguramente, en general, es en las ciudades donde me siento más extraño. Durante la semana, por cuestiones de trabajo, vivo en Barcelona, pero es cierto que cada uno se siente más cómodo en el lugar de donde es. Si la gente de ciudad tuviera que, de repente, vivir en un pueblo pequeño se sentirían vigilados, añorarían las opciones ciudadanas, y en invierno a las cinco de la tarde saldrían a la calle y verían que no hay nada abierto, eso no pasa en las grandes aglomeraciones ciudadanas. Yo, en Barcelona y otras ciudades, más que forastero me siento extraño.

Después de seis temporadas en pantalla para mucha gente más que un forastero ya es un amigo al que todo el mundo quiere ver caminando por las calles de su pueblo. ¿Cómo se decide a qué pueblo dedicar el programa “El Foraster”?

Para mí este piropo es el más grande que me puede dar, cada vez que me lo dicen en los pueblos que visitamos, donde nos acogen como si estuviéramos en nuestra casa, es lo mejor que nos puede suceder. Yo no participo en la selección del pueblo a visitar, eso lo hace el equipo de Brutal Media coordinado con TV3 bajo el criterio de representatividad del territorio. Tenemos un país acojonante, aquí puedes estar trabajando en la Costa Brava y en un par de horas puedes estar arriba en el Pirineo y luego puedes irte a las tierras del Ebre, geográficamente es brutal y también el carácter de la gente.

¿Después de 25 años en el mundo del teatro, se ha arrepentido en algún momento de haber escogido esta profesión?

No. Hay momentos difíciles y complicados, yo digo que en este trabajo es como si continuadamente estuvieras haciendo windsurf sorteando olas y remando siempre. Creo que es como todos los trabajos, decidí arriesgarme y caminar adelante en este oficio que me apasiona, mi gran éxito es ganarme la vida haciendo lo que me gusta, una cosa que desgraciadamente va muy cara hoy en día porque no todo el mundo lo puede hacer. Me siento un privilegiado aunque es cierto que dentro de este privilegio, como en todo, hay momentos altos y bajos, pero no hasta el punto de decir basta y hasta aquí hemos llegado. Ahora me voy a Cervera donde habrá mil personas esperándome, se me pone la piel de gallina, son mil personas que hoy han decidido, entre otras opciones, venir a verme, es una pasada. Procuro pasarlo bien haciendo mi trabajo, y si pudiera hacer un propósito que hoy por hoy es incumplible pediría que todo el mundo pueda ganarse la vida haciendo aquello que realmente le gusta, sé que es complicado pero personalmente es mi deseo. 

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