A pocos días de los comicios a la Presidencia del Real Madrid, los candidatos comienzan a aplicar la táctica que aupó al triunfo a Florentino Pérez. La táctica del gancho. Decir que van a traer a la capital de España a los mejores jugadores del mundo, a la ‘flor y nata del panorama’. Y es que, no se les puede culpar, ya que a carne de lobo, diente de perro.

Pero esta batalla está rozando los límites aconsejables. Los nombres asociados a los candidatos que no ganen tendrán un difícil papel. Llegado el momento, si se demuestra que tenían un precontrato con un candidato a presidir el Madrid, su honor quedará gravemente dañado. Pongamos el ejemplo de Marcelo Lippi. Se dice que el actual seleccionador italiano será presentado la próxima semana como entrenador por la candidatura de Villar Mir y Carlos Saínz. Ahora pongamos el caso de que la coalición de la que forma parte el ex campeón de rallys no logra hacerse con el poder en el Madrid. ¿Con qué moral llega al día siguiente Lippi a su cargo de seleccionador, cual si fuese un segundo plato? Y el ejemplo se podría aplicar a cualquiera.

No se trata de vender humo, como popularmente se dice. Posiblemente muchos de esos nombres que se barajan (llámense Kaká, Adriano, Rikelme, Ibrahimovic o Cristiano Ronaldo) sean verdad. Seguramente tengan un preacuerdo con alguno de los candidatos a dirigir al Madrid. También hay que decir que muchos otros solo recurren a nombres para engañar a los socios y vencer en una batalla que a priori tienen perdida. Pero sea como sea, de lo que se trata es de ética. De señorío, algo que siempre se dijo del Madrid.

Se pueden ganar unas elecciones sin anunciar un solo fichaje, sería lo óptimo. Habría que convencer al sabio socio blanco de las virtudes deportivas, sin olvidarse del baloncesto, que la candidatura puede aportar. Ha de ser un proyecto serio y sólido que devuelva al Madrid a la elite, y no que sea un hazme reír y una casa donde cada uno hace lo que le venga en gana. Que no siga siendo ese Real Madrid que definió en una ocasión Camacho: ‘Este club solo es un socio aventajado a la hora de decidir las alineaciones’.

Sería oportuno hablar en abstracto, por lo tanto. De que llegarán buenos jugadores, pero con un proyecto detrás. Un equipo. Tanto baile de nombres puede cansar a más de uno. Cada día se escucha un nombre más, y esto parece un mercadillo. ¡A ver quién da más! Es un poco triste…