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Eduardo Cassano

Endometriosis: más de un 10% de mujeres desoladas

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Señoras y señores, por si hay alguien que aún no lo sepa… Rocío Jurado ha muerto. Una mujer con una voz espectacular y una vida económica más que resuelta ha sido una nueva víctima del cáncer. Ayer incluso hubo personas que lloraron más por la muerte de la cantante que por la de alguno de sus propios familiares.

En los últimos meses, y especialmente en sus últimos días, hemos asistido a una carrera de fondo por parte de todas las cadenas de televisión, como si se tratase de un reality show emitiendo una muerte en directo. Todos los periodistas más ansiosos por dar la fatal noticia en primer lugar que lamentar la muerte propiamente dicha. La CNN+ incluso se adelantó unos días y anunció por error su fallecimiento. Hemos podido ver especiales con los mejores momentos de la cantante, tertulias, entrevistas, etc. La programación desprogramada de todo un país pendiente del estado de salud de una única persona.

Esto demuestra, una vez mas, que lo más importante en la vida es la salud y que está muy por encima del dinero, pues de nada sirve para curar enfermedades como esta. Y es que muchas veces no sabemos cuidarnos, o al menos no lo hacemos mientras estamos sanos. Es muy fácil pensar que existen médicos y especialistas que nos van a curar si aparece alguna enfermedad, pero cuando en ocasiones lo hace demasiado tarde y son pocos los que entonces hacen autocrítica.

Por desgracia no todas las enfermedades tienen cura, algunas de ellas ni siquiera tienen una explicación lógica y son todo un misterio. Es el caso que me ocupa hoy, la endometriosis. Las personas que quieran conocer un poco mejor esta enfermedad, o se la hayan diagnosticado y necesiten más información, pueden visitar la web de la A.E.E. (Asociación Endometriosis España), www.endoinfo.info. No es una enfermedad nueva, la mismísima Marilyn Monroe también la padecía.

Esta semana la casualidad, o causalidad como dice ella, me ha llevado a conocer a una mujer aparentemente feliz. Siempre he pensado que el rostro es el espejo del alma, los ojos de una persona suelen hablar más que dicen sus labios, pero en este caso no es así. Su mirada era alegre, sonreía con aparente normalidad y se mostraba simpática, pero estaba hablando con una persona triste e infeliz, con un vacío interior. Tras pasar por el quirófano debido a una apendicitis, le diagnosticaron Endometriosis hace 20 años.

Más de la mitad de su vida con una enfermedad que a ella le impide ser completamente feliz y cumplir con su reloj biológico, aquél que un día le marcó su hora para ser madre pero la naturaleza se lo impidió. Después de cinco operaciones, todavía no tiene solución. La desconocida enfermedad comenzó con un dolor abdominal y le ha llevado a ser el 40% de lo que era ella antes.

Para que la gente entienda el alcance de esta terrible enfermedad, imaginemos el dolor premenstrual de las mujeres. Si ese sangrado ya provoca de por sí que las mujeres lo pasen mal, imaginen que ese sangrado, aunque en menor cantidad, se produce junto a la vejiga… esto puede provocar Cistitis. Cuando el sangrado se produce en los riñones, el cansancio se acentúa, aparecen infecciones en la orina, etc. Y si ocurre en los intestinos, provoca espasmos insoportables.

Actualmente hay más de un 10% de mujeres que sufren esta desconocida enfermedad, que en principio se intenta resolver con sesiones laparoscopia, aunque sin demasiado éxito pues en muchos casos el endometrio se vuelve a regenerar. No es una enfermedad mortal, y probablemente por ello en Sanidad no se ocupan demasiado por investigarla lo suficiente, pero se sabe que produce infertilidad y en el peor de los casos, esterilidad. Una enfermedad tan contradictoria que puede impedir a una mujer tener hijos, pero con la llegada de la menstruación desaparece y todo vuelve a la normalidad.

El conocimiento de esta enfermedad me ha hecho reflexionar de nuevo sobre el aborto. He recordado la facilidad con la que se aborta en nuestro país, la rapidez con la que se quitan de encima las jóvenes exentas de responsabilidad alguna. Mientras unas mujeres darían su vida por tener un niño, otras no valoran la suerte que tienen. También he recordado todos los anuncios que a diario golpean el subconsciente de aquellas mujeres que no se sienten bien con su cuerpo. Existe una peligrosa moda de practicar el culto al cuerpo hasta lo extremo, dejar de comer o entrar en un quirófano como el que entra en un bar.

Todo eso, al final, no es más que el ejemplo de la sociedad consumista en la que vivimos, dónde se mueve mucho dinero a costa de la salud cuando en realidad no hay ninguna enfermedad que curar, se trata sólo de apariencia, de un problema de autoestima. Me gustaría saber la cantidad de millones que facturan cada año las empresas que se lucran gracias a mujeres acomplejadas, que no tienen ningún problema de salud e incluso a veces salen del quirófano con más de uno gracias a la intervención.

El otro día me dijeron una frase sobre este tema, a propósito de un artículo que escribí hace tiempo sobre la prostitución: “Hace años las mujeres se reían de los hombres que pagaban por acostarse con prostitutas porqué no eran capaces de ligar; hoy son muchas las mujeres las que necesitan pagar para tener un cuerpo perfecto, pues no saben conquistar a los hombres sino es con su físico. ¡Y encima los llaman superficiales!” Puede parecer machista… pero la frase me la dijo una mujer.

Espero que desde Sanidad se comience a investigar seriamente la endometriosis, pues si a estas alturas sigue siendo una enfermedad desconocida y sin cura, a pesar de no ser mortal, debería ser motivo suficiente para no dejar que siga aumentando el porcentaje de mujeres que la padecen. Estoy seguro que esas mujeres se conformarían con una pequeña parte de los millones que se invierte al año en tratamientos subvencionados a fumadores que dicen querer dejar de fumar, pero finalmente no lo consiguen. Al fin y al cabo, a pesar de que el tabaco mata, la persona elige fumar. Las mujeres con endometriosis no sólo no han elegido su enfermedad, sino que además de sufrir con los dolores físicos y la poca atención que les presta la Seguridad Social, muchas de ellas tienen que ver la vida pasar sin poder cumplir uno de los mayores sueños de cualquier mujer; ser madre.

Endometriosis: más de un 10% de mujeres desoladas

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
sábado, 3 de junio de 2006, 20:27 h (CET)
Señoras y señores, por si hay alguien que aún no lo sepa… Rocío Jurado ha muerto. Una mujer con una voz espectacular y una vida económica más que resuelta ha sido una nueva víctima del cáncer. Ayer incluso hubo personas que lloraron más por la muerte de la cantante que por la de alguno de sus propios familiares.

En los últimos meses, y especialmente en sus últimos días, hemos asistido a una carrera de fondo por parte de todas las cadenas de televisión, como si se tratase de un reality show emitiendo una muerte en directo. Todos los periodistas más ansiosos por dar la fatal noticia en primer lugar que lamentar la muerte propiamente dicha. La CNN+ incluso se adelantó unos días y anunció por error su fallecimiento. Hemos podido ver especiales con los mejores momentos de la cantante, tertulias, entrevistas, etc. La programación desprogramada de todo un país pendiente del estado de salud de una única persona.

Esto demuestra, una vez mas, que lo más importante en la vida es la salud y que está muy por encima del dinero, pues de nada sirve para curar enfermedades como esta. Y es que muchas veces no sabemos cuidarnos, o al menos no lo hacemos mientras estamos sanos. Es muy fácil pensar que existen médicos y especialistas que nos van a curar si aparece alguna enfermedad, pero cuando en ocasiones lo hace demasiado tarde y son pocos los que entonces hacen autocrítica.

Por desgracia no todas las enfermedades tienen cura, algunas de ellas ni siquiera tienen una explicación lógica y son todo un misterio. Es el caso que me ocupa hoy, la endometriosis. Las personas que quieran conocer un poco mejor esta enfermedad, o se la hayan diagnosticado y necesiten más información, pueden visitar la web de la A.E.E. (Asociación Endometriosis España), www.endoinfo.info. No es una enfermedad nueva, la mismísima Marilyn Monroe también la padecía.

Esta semana la casualidad, o causalidad como dice ella, me ha llevado a conocer a una mujer aparentemente feliz. Siempre he pensado que el rostro es el espejo del alma, los ojos de una persona suelen hablar más que dicen sus labios, pero en este caso no es así. Su mirada era alegre, sonreía con aparente normalidad y se mostraba simpática, pero estaba hablando con una persona triste e infeliz, con un vacío interior. Tras pasar por el quirófano debido a una apendicitis, le diagnosticaron Endometriosis hace 20 años.

Más de la mitad de su vida con una enfermedad que a ella le impide ser completamente feliz y cumplir con su reloj biológico, aquél que un día le marcó su hora para ser madre pero la naturaleza se lo impidió. Después de cinco operaciones, todavía no tiene solución. La desconocida enfermedad comenzó con un dolor abdominal y le ha llevado a ser el 40% de lo que era ella antes.

Para que la gente entienda el alcance de esta terrible enfermedad, imaginemos el dolor premenstrual de las mujeres. Si ese sangrado ya provoca de por sí que las mujeres lo pasen mal, imaginen que ese sangrado, aunque en menor cantidad, se produce junto a la vejiga… esto puede provocar Cistitis. Cuando el sangrado se produce en los riñones, el cansancio se acentúa, aparecen infecciones en la orina, etc. Y si ocurre en los intestinos, provoca espasmos insoportables.

Actualmente hay más de un 10% de mujeres que sufren esta desconocida enfermedad, que en principio se intenta resolver con sesiones laparoscopia, aunque sin demasiado éxito pues en muchos casos el endometrio se vuelve a regenerar. No es una enfermedad mortal, y probablemente por ello en Sanidad no se ocupan demasiado por investigarla lo suficiente, pero se sabe que produce infertilidad y en el peor de los casos, esterilidad. Una enfermedad tan contradictoria que puede impedir a una mujer tener hijos, pero con la llegada de la menstruación desaparece y todo vuelve a la normalidad.

El conocimiento de esta enfermedad me ha hecho reflexionar de nuevo sobre el aborto. He recordado la facilidad con la que se aborta en nuestro país, la rapidez con la que se quitan de encima las jóvenes exentas de responsabilidad alguna. Mientras unas mujeres darían su vida por tener un niño, otras no valoran la suerte que tienen. También he recordado todos los anuncios que a diario golpean el subconsciente de aquellas mujeres que no se sienten bien con su cuerpo. Existe una peligrosa moda de practicar el culto al cuerpo hasta lo extremo, dejar de comer o entrar en un quirófano como el que entra en un bar.

Todo eso, al final, no es más que el ejemplo de la sociedad consumista en la que vivimos, dónde se mueve mucho dinero a costa de la salud cuando en realidad no hay ninguna enfermedad que curar, se trata sólo de apariencia, de un problema de autoestima. Me gustaría saber la cantidad de millones que facturan cada año las empresas que se lucran gracias a mujeres acomplejadas, que no tienen ningún problema de salud e incluso a veces salen del quirófano con más de uno gracias a la intervención.

El otro día me dijeron una frase sobre este tema, a propósito de un artículo que escribí hace tiempo sobre la prostitución: “Hace años las mujeres se reían de los hombres que pagaban por acostarse con prostitutas porqué no eran capaces de ligar; hoy son muchas las mujeres las que necesitan pagar para tener un cuerpo perfecto, pues no saben conquistar a los hombres sino es con su físico. ¡Y encima los llaman superficiales!” Puede parecer machista… pero la frase me la dijo una mujer.

Espero que desde Sanidad se comience a investigar seriamente la endometriosis, pues si a estas alturas sigue siendo una enfermedad desconocida y sin cura, a pesar de no ser mortal, debería ser motivo suficiente para no dejar que siga aumentando el porcentaje de mujeres que la padecen. Estoy seguro que esas mujeres se conformarían con una pequeña parte de los millones que se invierte al año en tratamientos subvencionados a fumadores que dicen querer dejar de fumar, pero finalmente no lo consiguen. Al fin y al cabo, a pesar de que el tabaco mata, la persona elige fumar. Las mujeres con endometriosis no sólo no han elegido su enfermedad, sino que además de sufrir con los dolores físicos y la poca atención que les presta la Seguridad Social, muchas de ellas tienen que ver la vida pasar sin poder cumplir uno de los mayores sueños de cualquier mujer; ser madre.

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