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Adrián Candal

Até sempre, Breogán

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Ayer se consumó en Valladolid el adiós del Leche Río Breogán a la ACB. El club lucense llevaba desde el año 2000 en la máxima categoría, con el ascenso conseguido entonces por Paco García, precisamente el entrenador del equipo que fue verdugo de los gallegos: el Fórum Valladolid. Es un adiós que seguramente le duela a buena parte del baloncesto de este país. El Breo es un equipo simpático y entrañable, que realizó un baloncesto digno de los mejores.

El caso del Leche Río, además supone una peculiaridad en la liga. Su presidente, Jesús Lence, es el dueño de la compañía láctea que da nombre al conjunto. Un hombre que apostó fuerte por el deporte, y que salvó al Breogán de su desaparición. El espíritu altruista de Lence, como dice Moncho López, es algo muy difícil de ver hoy en día. En el deporte gallego aún es más difícil. En Galicia hay muchas dificultades para que las empresas apuesten por el deporte, y el papel de Lence es encomiable.

Moncho López, el antiguo entrenador de la selección española, dejó al combinado nacional cuando aún le quedaba buena parte de contrato por cumplir. Pidió que continuase Alzamora, que se fichase al veterano Alfonso Reyes, y se le diese confianza. La confianza nunca la perdió por parte de Lence.

Pero en el Breogán no solo estaba Lence. Un vacío institucional a mitad de temporada, había mantenido virtualmente cesado al entrenador gallego. Pero Lence apostó fuerte por el proyecto y se convirtió en el dueño definitivo de la franquicia. Desde entonces, Moncho López pudo entrenar con tranquilidad a los lucenses.

Pero ese vacío había hecho ya mucho daño. El equipo estaba de capa caída, y buena parte de la afición ya pedía la cabeza del entrenador. Además, las lesiones se cebaron con el Breogán. Javi Rodríguez, Joseph MacNaull, o Alfonso Reyes se perdieron buena parte de la temporada. Por el contrario, Pete Mickeal consiguió hacer olvidar a Charlie Bell, y consiguió 6 MVP en la temporada. Se convirtió en el jugador franquicia.

Y a pesar de todo, el Leche Río cayó en sus errores y no pudo evitar el descenso. En Valladolid selló su muerte. Un descenso que solo es resultado de una globalidad, y un cúmulo de mala suerte. La LEB es un pozo del que es difícil salir. Allí no reina la calidad, sino el esfuerzo físico y la lucha. El Breogán no ha bajado a LEB, la LEB ha subido a por el Brogán. ¡Ojalá vuelvan pronto!.

Até sempre, Breogán

Adrián Candal
Adrián Candal
lunes, 15 de mayo de 2006, 21:19 h (CET)
Ayer se consumó en Valladolid el adiós del Leche Río Breogán a la ACB. El club lucense llevaba desde el año 2000 en la máxima categoría, con el ascenso conseguido entonces por Paco García, precisamente el entrenador del equipo que fue verdugo de los gallegos: el Fórum Valladolid. Es un adiós que seguramente le duela a buena parte del baloncesto de este país. El Breo es un equipo simpático y entrañable, que realizó un baloncesto digno de los mejores.

El caso del Leche Río, además supone una peculiaridad en la liga. Su presidente, Jesús Lence, es el dueño de la compañía láctea que da nombre al conjunto. Un hombre que apostó fuerte por el deporte, y que salvó al Breogán de su desaparición. El espíritu altruista de Lence, como dice Moncho López, es algo muy difícil de ver hoy en día. En el deporte gallego aún es más difícil. En Galicia hay muchas dificultades para que las empresas apuesten por el deporte, y el papel de Lence es encomiable.

Moncho López, el antiguo entrenador de la selección española, dejó al combinado nacional cuando aún le quedaba buena parte de contrato por cumplir. Pidió que continuase Alzamora, que se fichase al veterano Alfonso Reyes, y se le diese confianza. La confianza nunca la perdió por parte de Lence.

Pero en el Breogán no solo estaba Lence. Un vacío institucional a mitad de temporada, había mantenido virtualmente cesado al entrenador gallego. Pero Lence apostó fuerte por el proyecto y se convirtió en el dueño definitivo de la franquicia. Desde entonces, Moncho López pudo entrenar con tranquilidad a los lucenses.

Pero ese vacío había hecho ya mucho daño. El equipo estaba de capa caída, y buena parte de la afición ya pedía la cabeza del entrenador. Además, las lesiones se cebaron con el Breogán. Javi Rodríguez, Joseph MacNaull, o Alfonso Reyes se perdieron buena parte de la temporada. Por el contrario, Pete Mickeal consiguió hacer olvidar a Charlie Bell, y consiguió 6 MVP en la temporada. Se convirtió en el jugador franquicia.

Y a pesar de todo, el Leche Río cayó en sus errores y no pudo evitar el descenso. En Valladolid selló su muerte. Un descenso que solo es resultado de una globalidad, y un cúmulo de mala suerte. La LEB es un pozo del que es difícil salir. Allí no reina la calidad, sino el esfuerzo físico y la lucha. El Breogán no ha bajado a LEB, la LEB ha subido a por el Brogán. ¡Ojalá vuelvan pronto!.

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