Me temo que el asunto político de la semana es la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, resulta curioso lo antiguo que me suena esta frase, como si la hubiera escrito alguien hace cuarenta años.
Pero, a parte de que nuestro gobierno se asocie y apoye a un gabinete que ataca directamente nuestros intereses económicos y haga del ridículo su política exterior, el asunto no me preocupa en demasía.
Todo mi interés se centra estos días en el dichoso estatuto de autonomía de Andalucía. Este estatuto, que más que de autonomía sería de cuasi independencia, ha sido aprobado en el parlamento andaluz sin que nadie se enterase prácticamente, como si de algo vergonzoso se tratase.
Y es que la sensación que tengo ,como andaluz que soy, es que los mismos de siempre, que esta vez son encima menos al no contar con el Partido Popular y el Partido Andalucista, se han reunido y han decidido, según ellos, lo mejor para Andalucía.
Andalucía, mientras tanto, callada e inerte. Nadie opina y nadie habla. Una sociedad muerta e inconsciente para la que estos problemas no son de su incumbencia, son problemas de políticos que ellos deben solucionar. Por tanto el debate no existe. Se hace siempre lo que le interesa a las clases dominantes, que aunque suene contradictorio, son desde hace muchos años socialistas. Socialistas y oligárquicas que controlan al pueblo con la desinformación, la propaganda, las subvenciones y el infinito entramado de empresas públicas, presupuestos y cargos de confianza contra los que la trama empresarial del ahora famoso señor Roca, el marbellí, es solo un ensayo empresarial.
Con el nuevo estatuto solo conseguiremos más poder para la infame clase política andaluza. Poder que servirá únicamente para asegurar el régimen caciquil andaluz durante al menos otros veinticinco años. Poder, que seguirá cortando las alas del progreso, que seguirá anclando a Andalucía en la pobreza, en la mendicidad y en la incultura, fomentada descaradamente por los poderes públicos , solo deben ustedes ver Canal Sur para observar y aprender como se anestesia a una sociedad de forma totalmente completa y efectiva.
Peor aún que la situación descrita, es la ausencia de remedio. Al menos no alcanzo a vislumbrarlo. Creo sinceramente que los habitantes de Andalucía seguirán igual de engañados que hasta hora y volverán a decir sí a las mentiras de sus rapaces dirigentes.