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'Siete lecciones y una conclusión sobre la democracia establecida', de Manuel Ramírez

Raúl Tristán
Redacción
martes, 1 de agosto de 2006, 23:01 h (CET)
A lo largo de varios meses de los años 1994 y 1995, tuve la fortuna de poder asistir como alumno al “V Curso de Especialización en Ciencia Política y Derecho Constitucional Español” que se celebró en la Inmortal ciudad de Zaragoza.

Si de por sí la temática era en grado sumo de interés para mí, el placer y disfrute del mismo se hizo mayor gracias a la magnífica docencia impartida por su profesor, D. Manuel Ramírez.

El Dr. D. Manuel Ramírez Jiménez, cursó estudios de Derecho en la Universidad de granada, ampliando su formación en las de Columbia, Stanford, Yale, y París. En la actualidad es Catedrático de Derecho Político de la Universidad de Zaragoza y Director de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Constitucionales “Lucas Mallada”. Recientemente ha sido distinguido con la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y de Raimundo de Peñafort.

Esta que ahora vamos a presentar no es, ni mucho menos, su primera incursión en el terreno literario. Articulista comprometido, escribe en diversos medios periodísticos y entre sus obras, podemos citar las siguientes: “Los grupos de presión en la segunda República española” (Tecnos, 1969); “Nuevas perspectivas de la ciencia política” (Universidad de Granada, 1971); “ La participación política” (Tecnos, 1985); ”Cartas políticas” (ed. Tecnos, 1985); “España de cerca. Reflexiones sobre veinticinco años de democracia” (ed. Trotta, 2003); etc...

En “Siete lecciones y una conclusión sobre la democracia establecida”, (y que a nadie asuste el extenso título: apenas si son 155 páginas de pequeño formato, clara grafía y muy comprensible disertación), el autor pretende llevar a cabo un análisis de la democracia española en forma de “lecciones”, a la usanza del sabio profesor que intenta transmitir a sus alumnos sus conocimientos sobre la materia de una forma concisa, precisa, meditada y sobre todo al alcance de la comprensión de todos: expertos y profanos, estos últimos especialmente.

A lo largo de sus páginas, que comienzan señalando una serie de constantes interpretativas de la España politico-constitucional presente, como son la discontinuidad, el nocivo uso del pasado, o la perenne asincronía; se habla de la (triste) España de las oportunidades perdidas; se pasa revista de forma breve a la transición a la democracia: el consenso, los partidos y el Rey; se escruta de modo crítico la hegemonía de los partidos: ¿partitocracia?, ¿crisis representativa?, ¿dónde queda la participación directa?; se disecciona con preciso bisturí la problemática del Parlamento: Parlamento vs Ejecutivo, Parlamento vs partidos, enfrentamiento de legitimidades... y, más detenidamente, del Senado: la cuestión permanente, siempre inconclusa, ¿es posible una Cámara Federal?, posibles soluciones; se trata de profundizar en temáticas tan candentes como la descentralización y la autonomía; se hace hincapié en un tema que algunos comienzan a señalar como de capital importancia en nuestra actual sociedad, como es la cuestión de la educación en política y los valores; para finalizar con una conclusión sintética en torno al concepto de “democracia mejorable”: queremos a nuestra democracia, pero deseamos mejorarla, ¿es eso un delito o, tal vez, se parte de ciertos planteamientos erróneos?, dos tópicos que debemos desterrar.
La Conclusión reúne hasta 8 propuestas de solución para mejorar nuestra joven democracia. Esperemos que no caigan en saco roto.

Para finalizar, quiero destacar alguno de los párrafos que llaman la atención nada más abrir el libro y que van a dar cuenta de los planteamientos o base desde los que esta obra se ha edificado. Y es que, ya desde la primera página, uno no puede refrenar el instintivo impulso de subrayar con bolígrafo de tinta roja un sinfín de pensées. Cito textualmente:

- “...la ciencia política, ...es ciencia de lo opinable, de lo discutible...”

- “La verdad política es siempre relativa, y a ella se puede llegar por muy distintos caminos. La excepción a lo afirmado únicamente se encuentra en las situaciones de textura totalitaria en la derecha o en la izquierda. En estos casos lo que sucede es que se parte de una verdad ya plenamente definida a la que habrá que adaptarse la posterior realidad. Y en caso de discrepancia, la conclusión será que es la realidad la equivocada y la que hay que corregir. Es decir, justamente lo contrario de lo que ocurre en los contextos democráticos.”

El profesor Ramírez, desde una óptica propia, particular, individual, nada convencional, ajena a correcciones políticas, nos ofrece en estas páginas, que se hacen escasas, un compendio de actualidad política de primer orden, un manual de meditación, de uso y disfrute de la práctica política que, aquellos de entre mis pacientes lectores que entiendan que los ciudadanos somos necesariamente “animales políticos”, no deben dejar de leer y asimilar.

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