Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Social | SOLIDARIDAD
Cuando hay más de un cangrejo en una cesta, aunque esta se encuentre destapada, los cangrejos se dedican a pellizcar las patas de los que intentan escapar

Sociedad de cangrejos

|

Cuando yo era pequeña, allá por los años 80, uno de los entretenimientos que teníamos los niños gallegos cuando nos llevaban a la playa era la de dedicarnos a coger cangrejos.


Desde siempre, me gustan muchísimo los animales y desde siempre, tengo serios problemas con mi asertividad.

Así que, para evitar una discusión con los demás niños que aún no entendían mi temprana militancia animalista, y con los adultos que nos decían que nos entretuviésemos metiendo a aquellos pobres bichos inocentes en nuestros cubos de plástico mientras les dábamos a ellos unos minutos de respiro, lo que hacía era coger cada cangrejo muy despacio y cogerlos de uno en uno. En el momento que iba a meter en siguiente cangrejo en mi cubo, al primero ya le había dado suficiente tiempo para escapar.


Siendo ya adulta, me enteré de que existe un fenómeno al que han denominado como <<Síndrome de la caja de cangrejos>>


La niña que fui, sabía de forma instintiva que los cangrejos cuando estaban solos en mi cubo terminaban por escalar por la pared y escapar, pero cuando metía varios a la vez, se quedaban allí apelotonados sufriendo alejados de su hábitat.

Cuando hay más de un cangrejo en una cesta, aunque esta se encuentre destapada, los cangrejos se dedican a pellizcar las patas de los que intentan escapar.


Hace unos días, leía en una red social la queja de un profesor universitario que venía de firmar su contrato de trabajo, seis horas a la semana por menos de 10 euros netos la hora.


Inmediatamente le comenzaron a llover las críticas bajo los argumentos más peregrinos, la mayoría basados en la misma idea de fondo: “no te quejes que yo estoy peor que tú”


España es una sociedad de cangrejos. Somos unos ciudadanos-cangrejos mediocres y mezquinos que dedican sus esfuerzos a meter en la caja a todos los que de alguna manera intentan salir de ella, a base de pellizcarles las aspiraciones y maltratar sus demandas.


El sueldo de este profesor en una jornada completa de 40 horas semanales rondaría los 1600€ al mes.


El hecho de que haya médicos, abogados, ingenieros o periodistas cobrando menos de ese salario no implica que ese sueldo no sea ridículo para la formación y la responsabilidad que requiere el puesto de profesor universitario. 


Simplemente indica que esos médicos, abogados, ingenieros o periodistas están cobrando sueldos igualmente ridículos para lo que aportan sus respectivas profesiones al común de la sociedad.


El <<Síndrome de la caja de cangrejos>> es un fenómeno bien conocido. Y por los resultados que estamos viendo día a día, parece que algunos lo han aplicado de forma más que correcta para sus intereses particulares.


Si los cangrejos dejasen de pellizcarse las patas los unos a los otros, podrían estar todos metidos en el agua tan plácidamente disfrutando del mar.


Ni siquiera voy a plantear la opción de que lo cangrejos colaborasen los unos con otros para poder escapar más rápidamente de su cautiverio. Colaborar es una habilidad propia de los humanos. Habilidad que tampoco me atrevo siquiera pedirnos a nosotros mismos viendo cual es el tamaño del agujero de individualismo en el que estamos metidos desde hace tiempo.


La colaboración, solidaridad e unión parecen ya unas utopías desfasadas a las que por ahora es imposible volver.

Hemos llegado a un punto en el que lejos de apelar a los sentimientos fraternales yo simplemente pediría ser capaces de superar el complejo de cangrejos que nos invade como un virus letal.


No es horrible que alguien salga o al menos, intente salir de la cesta de miseria e injusticia en la que estamos viviendo. La vida no es casi nunca un juego de suma cero en el que cuando uno gana, pierden los demás.


¿De verdad queremos tener atendiéndonos a médicos agotados a base de guardias para poder completar sus salarios, solo por evitar la sensación infantil de los celos?


¿Estamos convencidos de que nos compensa tener a profesores en las universidades mal pagados formando a las siguientes generaciones de profesionales para no sentir que nos quedamos atrás?


¿Están ustedes seguros de que les interesa que nos igualemos todos por abajo en lugar de empezar a hacerlo por arriba?


Me gustaría que los cangrejos pudiesen hablar aunque fuese solo una vez. Así podría preguntarles qué sacan de positivo al pellizcarse las patas quedándose todos juntos en el fondo del cubo.


Bien sabe el Universo que ahora mismo no lo entiendo en absoluto.

Sociedad de cangrejos

Cuando hay más de un cangrejo en una cesta, aunque esta se encuentre destapada, los cangrejos se dedican a pellizcar las patas de los que intentan escapar
Iria Bouzas Álvarez
miércoles, 12 de septiembre de 2018, 08:20 h (CET)

Cuando yo era pequeña, allá por los años 80, uno de los entretenimientos que teníamos los niños gallegos cuando nos llevaban a la playa era la de dedicarnos a coger cangrejos.


Desde siempre, me gustan muchísimo los animales y desde siempre, tengo serios problemas con mi asertividad.

Así que, para evitar una discusión con los demás niños que aún no entendían mi temprana militancia animalista, y con los adultos que nos decían que nos entretuviésemos metiendo a aquellos pobres bichos inocentes en nuestros cubos de plástico mientras les dábamos a ellos unos minutos de respiro, lo que hacía era coger cada cangrejo muy despacio y cogerlos de uno en uno. En el momento que iba a meter en siguiente cangrejo en mi cubo, al primero ya le había dado suficiente tiempo para escapar.


Siendo ya adulta, me enteré de que existe un fenómeno al que han denominado como <<Síndrome de la caja de cangrejos>>


La niña que fui, sabía de forma instintiva que los cangrejos cuando estaban solos en mi cubo terminaban por escalar por la pared y escapar, pero cuando metía varios a la vez, se quedaban allí apelotonados sufriendo alejados de su hábitat.

Cuando hay más de un cangrejo en una cesta, aunque esta se encuentre destapada, los cangrejos se dedican a pellizcar las patas de los que intentan escapar.


Hace unos días, leía en una red social la queja de un profesor universitario que venía de firmar su contrato de trabajo, seis horas a la semana por menos de 10 euros netos la hora.


Inmediatamente le comenzaron a llover las críticas bajo los argumentos más peregrinos, la mayoría basados en la misma idea de fondo: “no te quejes que yo estoy peor que tú”


España es una sociedad de cangrejos. Somos unos ciudadanos-cangrejos mediocres y mezquinos que dedican sus esfuerzos a meter en la caja a todos los que de alguna manera intentan salir de ella, a base de pellizcarles las aspiraciones y maltratar sus demandas.


El sueldo de este profesor en una jornada completa de 40 horas semanales rondaría los 1600€ al mes.


El hecho de que haya médicos, abogados, ingenieros o periodistas cobrando menos de ese salario no implica que ese sueldo no sea ridículo para la formación y la responsabilidad que requiere el puesto de profesor universitario. 


Simplemente indica que esos médicos, abogados, ingenieros o periodistas están cobrando sueldos igualmente ridículos para lo que aportan sus respectivas profesiones al común de la sociedad.


El <<Síndrome de la caja de cangrejos>> es un fenómeno bien conocido. Y por los resultados que estamos viendo día a día, parece que algunos lo han aplicado de forma más que correcta para sus intereses particulares.


Si los cangrejos dejasen de pellizcarse las patas los unos a los otros, podrían estar todos metidos en el agua tan plácidamente disfrutando del mar.


Ni siquiera voy a plantear la opción de que lo cangrejos colaborasen los unos con otros para poder escapar más rápidamente de su cautiverio. Colaborar es una habilidad propia de los humanos. Habilidad que tampoco me atrevo siquiera pedirnos a nosotros mismos viendo cual es el tamaño del agujero de individualismo en el que estamos metidos desde hace tiempo.


La colaboración, solidaridad e unión parecen ya unas utopías desfasadas a las que por ahora es imposible volver.

Hemos llegado a un punto en el que lejos de apelar a los sentimientos fraternales yo simplemente pediría ser capaces de superar el complejo de cangrejos que nos invade como un virus letal.


No es horrible que alguien salga o al menos, intente salir de la cesta de miseria e injusticia en la que estamos viviendo. La vida no es casi nunca un juego de suma cero en el que cuando uno gana, pierden los demás.


¿De verdad queremos tener atendiéndonos a médicos agotados a base de guardias para poder completar sus salarios, solo por evitar la sensación infantil de los celos?


¿Estamos convencidos de que nos compensa tener a profesores en las universidades mal pagados formando a las siguientes generaciones de profesionales para no sentir que nos quedamos atrás?


¿Están ustedes seguros de que les interesa que nos igualemos todos por abajo en lugar de empezar a hacerlo por arriba?


Me gustaría que los cangrejos pudiesen hablar aunque fuese solo una vez. Así podría preguntarles qué sacan de positivo al pellizcarse las patas quedándose todos juntos en el fondo del cubo.


Bien sabe el Universo que ahora mismo no lo entiendo en absoluto.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto