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Baloncesto
Etiquetas | Real Madrid | Baskonia | LIGA ENDESA
El conjunto de Pedro Martínez muestra una versión colectiva excelsa (con mención para Vildoza, Beaubois y Shengeila) y se apunta el primer punto de la final, recuperando el factor campo a un Real Madrid muy intermitente.

El Baskonia sorprende al Real Madrid (90-94)

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El baloncesto está de enhorabuena. La final de Liga Endesa cuenta con los dos mejores protagonistas de toda la temporada. El deporte, normalmente, suele ser justo con los méritos contraídos durante meses. Anoten cuatros apuntes: primero contra segundo; el mejor ataque (Real Madrid) contra la mejor defensa (Baskonia); los dos mejores jugadores del panorama, con Doncic (MVP) y Shengelia; y el actual entrenador campeón de Europa contra el actual campeón nacional. No había mejores alicientes. Y se notó desde el arranque. Nada de miedos. Nada de respetos. Todo un cuerpo a cuerpo. Así se afrontan finales. Lo gana el aficionado.

Tampoco es frecuente que ambos equipos se intercambien un carrusel de canastas nada más verse en acción. Los primeros minutos supusieron un baile de dígitos en el marcador: 4-0; 4-5; 8-5; 10-9, ó un 10-14. Era una situación hasta estresante. Se jugaba como si quedaran minutos cuando era todo lo contrario. Quedaba un mundo. En esa fiesta de puntos del primer cuarto, que se cerró con un 17-19, destacaron un imparable Tavares (8 puntos y 13 de valoración) y un eficaz, y sigiloso, Timma (7 puntos). Mención especial para un electrizante Campazzo. El argentino se siente muy cómodo cuando el encuentro expulsa a las defensas.

De Doncic a Beaubois
Curiosamente, cuando el base se marchó a descansar, se atascó el Real Madrid. O creció, que también sucedió, la defensa vitoriana. O se echó en falta el aporte, y los centímetros de Tavares. Lo que es lo mismo. El Baskonia marcó el camino: defensa al límite y ataques rápidos ante una blanda defesa del Real Madrid. Trazado el guion táctico, tras una invitación al optimismo ofensivo, el encuentro se enmaraño. De ese 17-19 se pasó a un 24-31, con el tiempo muerto de Laso. Se vivía la primera brecha seria de la final. El Baskonia estaba más cómodo. Y Poirier (10 puntos), sin Tavares en pista, era un gobernante con galones en la zona. Y ya se sabe en el Real Madrid. Si hay atasco, se tira de talento y garra. Y es entonces cuando aparecen los triples de Carroll o los rebotes y puntos de Reyes. El colofón lo puso Doncic, con una penetración a cámara lenta. Al descanso, todo como al comienzo: 39-39.

Vuelta a remar con viento en contra para el Real Madrid. 43-49 nada más reanudarse el encuentro con dos triples de Voigtmann. Laso no detuvo el tiempo, se encomendó a Doncic. El balcánico no defraudó: 8 puntos de seguido, que unidos a un triple de Causeur y algún fallo vitoriano, volvieron a situar al Real Madrid en órbita: 50-49. Y así se esfumaron, como si nada, casi 8 minutos del tercer acto. Hasta el cierre, acciones de Tavares, Campazzo y más aún Beaubois (9 puntos del tirón). Así como un cierto desconcierto arbitral, permisivos con la defesa al límite del Baskonia.

Etre Carroll y Vildoza
‘Juntos, juntos’ parecía decir Pedro Martínez. El encuentro lo tenía el técnico del Baskonia donde mejor le convenía al adentrarse en el cuarto final (58-67, con 19-28 de parcial): con ventaja, con el control y dejando a un Real Madrid sin correr y sin irse más allá de los 80 puntos (según cálculos). Los blancos, con menos puntería de lo habitual, siempre veían obstáculos a la hora de apuntar a canasta. El triple de Carroll y la canasta de Rudy dieron oxígeno al Madrid (63-67). Pero lo que encendió, tras unas buenas defensas, fue el triple en carrera de Llull (70-72). Quedaban 6 minutos. Ya se estaba en la zona de no retorno. Como síntoma, que sólo hubo 2 puntos en el minuto y medio siguiente (70-74). Y en segundos, dos triples y un dos más uno, con Carroll como protagonista (76-77).

Los segundos trascurrían lentamente, al contrario que la tensión, que crecía y crecía. Carroll alcanzaba los 17 puntos antes de dar relevo a Taylor. Inédito, su primera acción fue un triple (82-79). Y una buena defesa colectiva, como nunca antes se había producido. Quedaba 2 minutos y 37 segundos. El panorama era diferente. El Madrid había recuperado su gen anotador y el Baskonia ya no tenía el control. Sería cuestión de templar nervios. De ser fríos. Ahí ganó el Baskonia. Dos abajo, Ayón falló dos tiros libres dentro del último minuto; acto seguido, Shengeila no erró (los méritos del cuarto en Vildoza, sus puntos fuero oxígeno puro) y el Baskonia se abrazó, tiro libre a tiro libre, al triunfo a pesar de un triple de la casa de los triples de Llull y Carroll (90-94). El viernes, segundo asalto, con el factor en campo recuperado por los vitorianos. El Real Madrid, obligado a ganar. A jugar con más constancia.

El Baskonia sorprende al Real Madrid (90-94)

El conjunto de Pedro Martínez muestra una versión colectiva excelsa (con mención para Vildoza, Beaubois y Shengeila) y se apunta el primer punto de la final, recuperando el factor campo a un Real Madrid muy intermitente.
Rafael Merino
miércoles, 13 de junio de 2018, 22:53 h (CET)
El baloncesto está de enhorabuena. La final de Liga Endesa cuenta con los dos mejores protagonistas de toda la temporada. El deporte, normalmente, suele ser justo con los méritos contraídos durante meses. Anoten cuatros apuntes: primero contra segundo; el mejor ataque (Real Madrid) contra la mejor defensa (Baskonia); los dos mejores jugadores del panorama, con Doncic (MVP) y Shengelia; y el actual entrenador campeón de Europa contra el actual campeón nacional. No había mejores alicientes. Y se notó desde el arranque. Nada de miedos. Nada de respetos. Todo un cuerpo a cuerpo. Así se afrontan finales. Lo gana el aficionado.

Tampoco es frecuente que ambos equipos se intercambien un carrusel de canastas nada más verse en acción. Los primeros minutos supusieron un baile de dígitos en el marcador: 4-0; 4-5; 8-5; 10-9, ó un 10-14. Era una situación hasta estresante. Se jugaba como si quedaran minutos cuando era todo lo contrario. Quedaba un mundo. En esa fiesta de puntos del primer cuarto, que se cerró con un 17-19, destacaron un imparable Tavares (8 puntos y 13 de valoración) y un eficaz, y sigiloso, Timma (7 puntos). Mención especial para un electrizante Campazzo. El argentino se siente muy cómodo cuando el encuentro expulsa a las defensas.

De Doncic a Beaubois
Curiosamente, cuando el base se marchó a descansar, se atascó el Real Madrid. O creció, que también sucedió, la defensa vitoriana. O se echó en falta el aporte, y los centímetros de Tavares. Lo que es lo mismo. El Baskonia marcó el camino: defensa al límite y ataques rápidos ante una blanda defesa del Real Madrid. Trazado el guion táctico, tras una invitación al optimismo ofensivo, el encuentro se enmaraño. De ese 17-19 se pasó a un 24-31, con el tiempo muerto de Laso. Se vivía la primera brecha seria de la final. El Baskonia estaba más cómodo. Y Poirier (10 puntos), sin Tavares en pista, era un gobernante con galones en la zona. Y ya se sabe en el Real Madrid. Si hay atasco, se tira de talento y garra. Y es entonces cuando aparecen los triples de Carroll o los rebotes y puntos de Reyes. El colofón lo puso Doncic, con una penetración a cámara lenta. Al descanso, todo como al comienzo: 39-39.

Vuelta a remar con viento en contra para el Real Madrid. 43-49 nada más reanudarse el encuentro con dos triples de Voigtmann. Laso no detuvo el tiempo, se encomendó a Doncic. El balcánico no defraudó: 8 puntos de seguido, que unidos a un triple de Causeur y algún fallo vitoriano, volvieron a situar al Real Madrid en órbita: 50-49. Y así se esfumaron, como si nada, casi 8 minutos del tercer acto. Hasta el cierre, acciones de Tavares, Campazzo y más aún Beaubois (9 puntos del tirón). Así como un cierto desconcierto arbitral, permisivos con la defesa al límite del Baskonia.

Etre Carroll y Vildoza
‘Juntos, juntos’ parecía decir Pedro Martínez. El encuentro lo tenía el técnico del Baskonia donde mejor le convenía al adentrarse en el cuarto final (58-67, con 19-28 de parcial): con ventaja, con el control y dejando a un Real Madrid sin correr y sin irse más allá de los 80 puntos (según cálculos). Los blancos, con menos puntería de lo habitual, siempre veían obstáculos a la hora de apuntar a canasta. El triple de Carroll y la canasta de Rudy dieron oxígeno al Madrid (63-67). Pero lo que encendió, tras unas buenas defensas, fue el triple en carrera de Llull (70-72). Quedaban 6 minutos. Ya se estaba en la zona de no retorno. Como síntoma, que sólo hubo 2 puntos en el minuto y medio siguiente (70-74). Y en segundos, dos triples y un dos más uno, con Carroll como protagonista (76-77).

Los segundos trascurrían lentamente, al contrario que la tensión, que crecía y crecía. Carroll alcanzaba los 17 puntos antes de dar relevo a Taylor. Inédito, su primera acción fue un triple (82-79). Y una buena defesa colectiva, como nunca antes se había producido. Quedaba 2 minutos y 37 segundos. El panorama era diferente. El Madrid había recuperado su gen anotador y el Baskonia ya no tenía el control. Sería cuestión de templar nervios. De ser fríos. Ahí ganó el Baskonia. Dos abajo, Ayón falló dos tiros libres dentro del último minuto; acto seguido, Shengeila no erró (los méritos del cuarto en Vildoza, sus puntos fuero oxígeno puro) y el Baskonia se abrazó, tiro libre a tiro libre, al triunfo a pesar de un triple de la casa de los triples de Llull y Carroll (90-94). El viernes, segundo asalto, con el factor en campo recuperado por los vitorianos. El Real Madrid, obligado a ganar. A jugar con más constancia.

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