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Reconozco que me entusiasma la gente de palabra, con mirada profunda y visión amplia, dispuesta siempre a conciliar lenguajes y a relativizar situaciones; pero si hay algo que también me decepciona, son aquellos que intentan mutilarnos el corazón ideológicamente.
Al contrario de lo que percibimos en las circunstancias cotidianas, precisamos con urgencia la puesta en marcha de los surtidores con aportaciones beneficiosas para la ciudadanía en general. No es tan difícil, aunque observemos las prácticas encaminadas por otros derroteros.
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