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Nieves Fernández
Cesta de Dulcinea
Nieves Fernández Rodríguez, natural de Almagro (Ciudad Real), es escritora, poeta, maestra y animadora para la lectura. Ha publicado más de 50 libros y ha colaborado para Onda Cero, Radio Nacional, Cadena 100, Localia Televisión y La Tribuna de Cuidad Real, entre otros medios. Ha realizado más de trescientos talleres de lectura y encuentros de autor, y entre sus numerosos premios destacan el Certamen de Relatos 'Tablero Deportivo' de RNE y el Certamen Internacional Literatura Infantil Julio C. Coba de Quito (Ecuador). Además, ha sido jurado de premios y ha impartido conferencias, recitales poéticos, ponencias en cursos de formación, mesas redondas y pregones literarios. Sus columnas, con un marcado contenido social y cultural, pueden leerse todos los sábados. |
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En mayo estuvimos en la entrega de Premios literarios de la II Edición “Manolita Espinosa”. A pesar de que se acompañaba de un espectáculo infantil, no había muchos niños en el Corral, como así era en el Siglo de Oro. Aún con poca gente entre sus corredores, el teatro clásico se mostraba humilde, pero a la vez soberbio. Se celebraba el 71 aniversario de su reinauguración y parecía querer recordárnoslo con sus maderas rojas oscuras.
Se dice que pertenecemos al lugar donde pasamos algunos años de nuestra vida académica, concretamente al instituto. Y debe ser porque, por mucho tiempo que pase, recordamos emociones y esfuerzos concentrados en estudiar, conectados al lugar mágico-trágico juvenil de educación secundaria.
La tarde estaba preciosa, nos acercamos a la Plaza de España ocupada por estructuras de fiesta. Una joven se acercó, nos preguntó de qué se trataba, parecía una fiesta tailandesa con cometas blancas y un ring de boxeo. No supimos responderle, la joven deseaba quedarse, pero las prisas le hicieron desistir e informarse online.
Fue en una de ellas, en una feria del libro, donde ya me dijo el vicepresidente de Ciudad Real o representante de EDICAM, Francisco Javier Flores, conocido entre editores y autores, que se estaba gestando desde hace tiempo la unión de una buena parte de los editores de Castilla La Mancha.
Tengo un recuerdo de niña: llego a un monte plagado de flores y yerbas aromáticas, en un viejo vehículo con remolque, cuando a los niños ni siquiera se nos anudaba con cinturones de seguridad en el viaje. Mis padres contaban con familia numerosísima sufriendo a niños llorones y asustadizos, en ese viaje cercano pero de eterno traqueteo, de un pueblo a otro para disfrutar de unas horas campestres.
No escribiría este texto si el apagón me hubiera pillado en una autovía atascada, o encerrada en un ascensor, o en medio de una prueba médica con claustrofobia, o con una lavadora sin haber aclarado, o con un pollo asado a medias, o en apagón prolongado que estropea alimentos, o en catástrofe de numerosos muertos y heridos, o estar con dificultades con personas con discapacidad física o sensorial, o…
De esto que sabíamos que el ocio toledano estaba cerca de todo, cerca de las provincias de Madrid, de la de Cuenca, de Guadalajara, de Ávila, de Cáceres y de Ciudad Real, al menos. Es decir, cerca de todo al ubicarse en el centro del país y a salto de mata de cualquier espacio.
Recién celebrado el cuarenta aniversario de la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación de Ciudad Real, con algunos autores en Madrid, donde estuvimos, es bueno detenerse en el origen de la Colección infantil y juvenil Calipso, que se sumó a la Colección literaria Ojo de pez y a la General, y que se inauguró con un primer libro a instancias de Manolita Espinosa, tristemente fallecida la pasada semana, el veinte de marzo.
Seguimos en el mes de marzo, mes completo destinado a la mujer desde que la fecha del 8M incurriera hace décadas en nuestra rutina anual y nos marcara el tono violeta de defensa de los derechos humanos, en igualdad, pero de modo más profundo en la mitad de la población mundial, como es la mujer aún en desigualdad.
¿Qué le queda a un poeta que nombrar a sus amigos protagonistas de algunas experiencias? ¿Qué puede hacer sino llevarlos al poema para contrarrestar el olvido creciente? La ausencia de amigos en cualquier circunstancia de vida es como “una amargura gris que te llena la boca”. Es como si necesitáramos montar una galería de amigos ciertos e inciertos, aparecidos y desaparecidos, fieles a la amistad vertida.
Si preguntamos a los compañeros docentes sobre las tareas más engorrosas de su trabajo, dirán que son las correcciones de ejercicios y exámenes. Esas tareas tan comprometidas y que tanto afectan al alumnado para su futuro académico son lo más molesto a que se puede dedicar un profesor o maestro, y sin embargo forma parte del conjunto de su profesión y está obligado a hacerlas.
Con motivo del Premio que le otorga la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla - La Mancha como reconocimiento a su gran labor de escritor, me gustaría recordar a Pepe, el poeta. Conocí al hombre sencillo, menudo, grande pero joven de espíritu, en el “Empotro” de Valdepeñas. Pepe, como le gusta firmar sus obras, firmó su cuadernillo poético, adornado con imágenes de la Fundación Gregorio Prieto.
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