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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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Óscar Puente, "El Cabreador". Llegó al Parlamento por los votos de sus fieles y del PSOE. Hasta ahí nada que objetar. Pero su 'fichaje' no fue por su valía, que nunca la ha demostrado, y muchos menos en «Pincia» donde se dejó «robar la cartera», del mismo modo que años antes él se la había robado al ínclito Francisco Javier León de la Riva. La unión de socialistas y comunistas aupó a Puente a la cabeza del Consistorio.
«Me gustaría saber cuántos diputados hay en la sala», preguntó Juan Carlos Unzué, exjugador de fútbol, y afectado por la Esclerosis lateral Amiotrófica. Debió preguntar que cuántos diputados estaban interesados en el tema por el que estaban allí, así como en redactar una ley que cubra la necesidad o necesidades de esos enfermos. Solo había cinco diputados; es decir, a los demás no parecía interesarlos el tema en cuestión porque no genera comisiones.
¡Cuánta dignidad han demostrado las esposas de los guardias civiles asesinados! ¡Cuánta valentía se reconoce a la Benemérita que fundara el Duque de Ahumada! ¡Qué siembra más fructífera y digna dejó aquella Santa Hermandad que fundaran los Reyes Católicos para vigilar los caminos y proteger a comerciantes y viandantes en general!
Temblamos por la acometida contra el Estado de derecho tras aprobarse la enmienda transacional sobre la enmienda de ERC. Con ello se modifica el artículo 2.d, se redefine el concepto de terrorismo y se modifica a antojo de JxCat el Capítulo II del Título XXII del Libro II del Código Penal. Se perdonan las conductas cometidas por los golpistas y los terroristas de los CDR. Lo firman todos los adocenados del Pacto Frankenstein. Lo adaptan a su conveniencia e inocencia.
En este país, caracterizado por la desigualdad que ha traído el actual Gobierno, la mentira que ha impuesto como moneda de curso diario y oficial y la invención de atropellos legislativos y ciudadanos que utilizan los bocachanclas del Gobierno… no se han preocupado de cuando a Felipe VI lo quemaban en forma de muñeco-pelele, ni cuando a Puigdemont lo saeteaban en las fiestas de algunos pueblos o lo representaban como pelele oficial para mofarse de él.
Las mentiras del presidente Sánchez, representado en el Pe-le-le que algunos energúmenos apalearon en Ferraz, ya no calan, ni siquiera en el pomposo Davos recientemente celebrado. Hoy Sánchez es un cero a la izquierda en la política europea, un «chuleta de sacristía», como demostró en su huida del Parlamento Europeo sin esperar a la contestación a sus vacías palabras. Tiene menos credibilidad que las muñecas de Famosa cuando se dirigen al Portal.
No dejan de mentir. Si hoy planchan huevos, mañana fríen corbatas. A eso lo llaman cambio de opinión. Para el Gobierno socialcomunista no existe la mentira; eso sí, la practican a diario, pero se la achacan al otro. Ellos dicen ser puros, limpios, transparentes y volcados con la ciudadanía; sin embargo, nunca más lejos de la realidad, hasta en eso mienten. ¡Caramba, qué tropa más desleal, indigna y vulgar!
Carlos Puigdemont amenaza a Pedro Sánchez, alias «cum fraude» y le pide que aproveche el momento porque de lo contrario peligra «su Moncloa». ¿Qué se puede esperar de felones, mentirosos, delincuentes y mafiosos? ¿Acaso ambos no son todo eso? No había más que ver el miércoles a Carlos Puigdemont en la Eurocámara con una suficiencia inaudita y mirando por encima del hombre a todos, montado en su inmunidad que la cada vez más cutre Corte belga le otorgó.
El cobarde fascista, Carles Puigdemont, abandonó España metido en un maletero. Lo más parecido a la forma en que un polizonte se introduce en un barco sin ser visto. Y todo ello por miedo a que la Justicia española le hiciera pagar los platos rotos. Tras mil y una peripecias, aprovechamiento descontrolado de dinero público, malversación, rebelión y disfrute de escoltas a cargo de la Generalidad, se instala en Bélgica con toda su familia. ¡Maldito “botifler” catalán!
Mucho tiempo ha tardado Puigdemont en darse cuenta de que Sánchez le estaba engañando. Ha hecho el paripé hasta en el Europarlamento con tal de hacer creer al prófugo de la Justicia que todo iba por buen camino. El mismo Albares dio a entender que presionó a la UE para que fueran aprobados como idiomas oficiales tanto el gallego, como el vasco y el catalán; pero resultó ser falso.
«Señor Benjamín Netanyahu, como español y como ciudadano europeo, le pido disculpas y le digo que siento sincera vergüenza por lo sucedido con el felón español. Me duele el alma y se me embarga de vergüenza y horror por el hecho de que este personaje sea presidente del Gobierno de España».
Debo decir una vez más a Sánchez que «me gusta la fruta». Lo digo en voz alta y sincera. A nadie se le oculta que este fantasma es un peligroso psicópata y, si alguien tiene dudas, que lea el libro de Rosa Díaz: «Caudillo Sánchez». Los sentimientos de este personaje son muy enrevesados y difíciles de explicar.
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