MADRID, 21 (SERVIMEDIA)
España es el segundo país de Europa con mayor proporción de rutas transfronterizas en las que el tren fue predominantemente más caro que el avión, sólo superado por Francia. Esta situación "agrava" la crisis climática, puesto que los vuelos emiten de media cinco veces más CO2 por pasajero-kilómetro que el ferrocarril.
Así consta en el informe 'Volar barato se paga caro: cómo las aerolíneas compiten con el tren y agravan la crisis climática', cuyas conclusiones publicó Greenpeace este jueves. En este trabajo la organización ecologista ha analizado 142 rutas en 31 países europeos, concluyendo que "los vuelos son predominantemente más baratos que los trenes en el 54% de las 109 rutas transfronterizas sometidas a estudio".
En ese sentido, el responsable del Área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace España, José Luis García Ortega, subrayó que "a pesar de ser el medio de transporte más contaminante, usar el avión tiene premio: gracias a sus privilegios fiscales, las aerolíneas compiten de manera desleal con el tren, porque el billete de tren incluye todos los costes y el avión, no" y alertó de que "el coste de volar es mucho mayor que el que reflejan sus precios: sus emisiones contaminan y calientan el clima, que es lo que alimenta las olas de calor e incendios que estamos padeciendo".
El estudio atestigua que las aerolíneas de bajo coste, como Ryanair, Wizz Air, Vueling y easyJet, "dominan los cielos europeos, con tarifas que a menudo empiezan por debajo de las tasas aeroportuarias y de las que gravan los billetes".
Estos precios, "artificialmente bajos", son posibles gracias a que "los combustibles de aviación no pagan impuestos" y a que "los billetes de avión internacionales están exentos de IVA". Esta situación contrasta con la de los operadores ferroviarios, que "suelen pagar el IVA completo, y el precio del billete incluye los costes energéticos y los peajes por uso de las vías".
Greenpeace observa que el coste ambiental de esta situación es "enorme", como lo acredita que los vuelos emiten de media cinco veces más CO2 por pasajero-kilómetro que el ferrocarril. A ello se añade que en comparación con los ferrocarriles, que utilizan electricidad 100% renovable, su "impacto puede ser más de 80 veces peor".
El informe ha revisado las tarifas de cada ruta durante nueve días diferentes en distintos periodos de reserva, observándose que los trenes son más baratos en el 39% de las rutas transfronterizas analizadas, muchas de ellas en Europa Central y Oriental, especialmente en los países bálticos y Polonia.
En el caso de Francia, España y el Reino Unido, los trenes son más caros que los vuelos en hasta el 95% de las rutas transfronterizas, como lo demuestra el caso más extremo encontrado: de Barcelona a Londres se puede volar por apenas 14,99 euros, frente a los 389 euros que cuesta el tren.
CASO ESPAÑOL
El trabajo elaborado por Greenpeace ha analizado 19 rutas con origen o destino en España, incluidas seis nacionales. Los datos extraídos sitúan al país como el segundo con mayor proporción de rutas transfronterizas en las que el tren fue predominantemente más caro que el avión.
Ello se debe a que todas las rutas con origen y destino en España, excepto las que conectan con Portugal, utilizan la red ferroviaria de alta velocidad francesa, que es "relativamente cara", y a que muchas de las rutas requieren la compra de dos billetes separados, lo que encarece el viaje total en comparación con las rutas con billete directo.
Los únicos billetes directos disponibles desde España son para los servicios de Renfe Madrid-Marsella y Barcelona-Lyon y para la conexión SNCF Barcelona-París, que incluye trenes de conexión desde París. Esto significa que, incluso para el trayecto Madrid-París, se necesitan dos billetes separados: uno para el tramo Madrid-Barcelona, que se puede comprar en Renfe, Iryo u Ouigo, y otro billete de la SNCF para el tramo Barcelona-París.
El estudio pone de manifiesto que la única ruta transfronteriza predominantemente más barata en tren fue Lisboa-Madrid, que requiere un mínimo de dos transbordos, a pesar de que, a juicio de Greenpeace, "una ruta directa entre estas dos capitales es una de las conexiones ferroviarias más necesarias en Europa".
En el caso de la ruta Oporto-Madrid, se necesitan dos billetes separados de Renfe: uno para el tramo Oporto-Vigo y otro para la ruta Vigo-Madrid.
Como contrapunto a lo anterior, el informe acredita que cinco de las seis rutas nacionales resultan más baratas en tren que en avión, incluyendo el tramo A Coruña-Barcelona, que en el último análisis elaborado por Greenpeace, en 2003, era más caro en ferrocarril.
Ante esta situación, Greenpeace exige a la UE y a los gobiernos nacionales que reformen las políticas de transporte acabando con las subvenciones a la aviación, introduciendo un sistema sencillo de billetes de tren, invirtiendo más en infraestructura ferroviaria pública y crean "billetes climáticos" asequibles, es decir, "sistemas de abono único con tarifa plana válidos en el transporte público nacional e internacional".
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