MADRID, 08 (SERVIMEDIA)
El expresidente catalán y líder de Junts, Carles Puigdemont, subrayó este viernes que reapareció en Barcelona hace un año para poner "en evidencia" una "anomalía democrática grave, una avería en el sistema español que impide" que se pueda hablar de "democracia plena", que es que no se le aplique la ley de amnistía.
Así lo indicó Puigdemont en sus redes sociales, donde recordó que hoy hace un año que compareció públicamente a Barcelona, después de casi siete años de no haber pisado Cataluña. "Lo hice en el sitio y la hora anunciados, con la intención de asistir a continuación al debate de investidura del presidente de la Generalitat que se iniciaba en el Parlamente", añadió.
El desenlace, continuó, "lo conocen todos", por lo que se ahorró los "detalles", sobre todo porque "la maquinaria represora del Estado no se ha parado y hay personas que corren riesgo". Pese a ello, quiso recordar los elementos fundamentales que le llevaron a asumir "el riesgo que comportaba toda aquella operación".
"La razón más importante de todas es la democrática", expuso, señalando que fue escogido diputado del Parlament y "tenida el derecho y el deber de estar en la sesión en la que se tenía que votar la presidencia" de esta región. "El orden de detención dictada por el Tribunal Supremo en contra mía no puede inhabilitar el ejercicio de un derecho fundamental en democracia", dijo.
Por eso, continuó, quiso acceder a su escaño, "al margen" de lo que después le podría haber pasado. "Vista la imposibilidad física de acercarme a las vallas del Parque de la Ciutadella sin ser detenido, era evidente que cualquier intento habría equivalido a una entrega voluntaria, cosa que no ha estado nunca en ninguna de sus previsiones ni intenciones en estos casi ocho años de exilio", añadió.
EVITAR LA CÁRCEL
"Si el Estado creía que tenía el deber de impedir mi acceso al Parlament, yo tenía el deber de intentar evitar mi detención", apuntó, al tiempo que remarcó que la ley de amnistía "había entrado plenamente en vigor" y en la misma "no hay ni un resquicio" al que pueda acogerse el Tribunal Supremo para "vulnerar la letra y el espíritu" de esta norma, "ni uno".
Según Puigdemont, había que poner "en evidencia" una "anomalía democrática grave, una avería en el sistema español que impide" que se pueda hablar de "democracia plena" y había que ponerle un foco "muy grande" vista "la pasividad del presidente del Gobierno a denunciar lo que es literalmente una actitud golpista del Supremo".
Además, aclaró que también quiso hacerlo vista "la estrategia de la "normalidad" que el entonces candidato a la Presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, quería imponer como base de la estrategia más profunda de desnacionalizar Cataluña".
Puigdemont aseguró que era consciente del "enorme riesgo" y la "elevada probabilidad" de haber acabado detenido y trasladado a Madrid para "ser encarcelado de manera incondicional". "Hoy todavía estaría en la cárcel y probablemente a punto de ser juzgado y condenado, porque en España hay cosas y personas que están por encima de la ley y de su misma Constitución", afirmó.
"INCUMPLIMIENTO" DE LA AMNISTÍA
El expresidente catalán apuntó que "era necesario asumir el riesgo de romper costuras para denunciar un hecho gravísimo que se normaliza con la proverbial rapidez con la que el sistema español asume las tareas originales: el incumplimiento flagrante y ostentoso de una ley en vigor" y en esta denuncia "hay también razones" por las cuales defiende "la independencia" de Cataluña.
A su juicio, cada uno lo tiene que hacer "a su manera, de acuerdo con sus posibilidades". Él, explicó, lo hizo hace un año "de una manera arriesgada, con la ayuda indispensable" y el "compromiso y la audacia de muchas personas" a las cuales les debe "un agradecimiento de por vida".
Aprovechó también para dar las gracias a las miles de personas que aquella calurosa jornada de hace año "quisieron estar presentes", tanto en su discurso como cuando inició su andadura hacia el Parlament, y "pusieron toda su determinación y su cuerpo para que la jornada acabase con una derrota del sistema español".
En este sentido, aseguró que "también se trataba de eso, de romper los planes represores que los españoles tienen preparados para nosotros". "Por eso, pronto hará ocho años que estoy en el exilio, aunque le pese a algunos, porque si ellos me quieren encerrado e inhabilitado, mi deber es intentar hacer exactamente lo contrario", aseveró.
"Si la propagada y los propagandistas no pierden ocasión para predicar el evangelio de la mentira más bonita de la "normalidad", nuestro deber es desenmascararlos siempre que tengamos ocasión", dijo Puigdemont, quien añadió que "mantener la posición no siempre es cómodo ni agradable, pero es una actitud fundamental" que no se tendría que "abandonar nunca, por más enfadados, decepcionados o desanimados que estemos".
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