MADRID, 20 (SERVIMEDIA)
Miles de niños pequeños en todo el mundo siguen tragando imanes a pesar del aumento de las regulaciones.
Esa es la conclusión principal de una revisión de la evidencia disponible, publicada este miércoles en la revista 'Injury Prevention'. Los autores piden reforzar las restricciones y utilizar mejor evidencia para fundamentar las políticas.
La ingestión de pequeños imanes de alta potencia es un problema en todo el mundo, especialmente entre niños menores de cuatro años porque se encuentran comúnmente en artículos del hogar, como juguetes, controles remotos y pequeños electrodomésticos.
Si bien tragar uno de estos imanes no suele ser problemático, que sean varios o en combinación con un objeto metálico puede causar daños graves, que a menudo requieren cirugía u otros procedimientos invasivos.
En un intento por construir una base de evidencia e informar mejor las políticas, los investigadores buscaron comparar informes globales sobre ingestión de imanes por parte de niños y políticas regulatorias actuales para países de todo el mundo.
Exploraron bases de datos de investigaciones internacionales en busca de estudios relevantes publicados entre 2002 y 2024 sobre la frecuencia y los resultados médicos de la ingestión de imanes entre menores desde su nacimiento hasta los 18 años.
De un total inicial de 2.998 artículos, se incluyeron en la revisión 96 estudios elegibles. De cada trabajo se extrajo información sobre el número de casos, las características demográficas de los niños afectados y las intervenciones requeridas.
También se realizó una búsqueda exhaustiva en línea de políticas relacionadas con la producción, venta y uso de imanes en cada país, basándose en información de webs gubernamentales, artículos de noticias u otras descripciones de políticas que pudieran traducirse al inglés o al español.
HASTA 23.766 CASOS
La mayoría de los estudios publicados proceden de Asia y Oriente Medio (44), América del Norte y Europa (11), además de un puñado de Chile, Australia, Egipto y Túnez, representativos de solo un 23% de los países del mundo.
El número de incidentes reportados en cada estudio osciló entre 1 y 23.756. En general, Estados Unidos registra el mayor número de casos (23.756), posiblemente debido a la amplitud de sus sistemas de notificación, sugieren los investigadores. Un total de 47 informes de casos individuales provinieron de 23 países diferentes.
Estudios secuenciales en varios países, incluyendo China y Estados Unidos, documentaron un aumento de la incidencia con el tiempo. Los niños representaron entre un 20% y el 86% de los casos de ingestión de imanes, mientras que la edad promedio general osciló entre los dos y los ocho años.
Se observaron más casos en pueblos y ciudades que en comunidades rurales, y la mayoría de los niños encontraron los imanes u objetos que los contenían en casa, guarderías y jardines de infancia, juguetes y material escolar y de oficina.
Una proporción significativa de los niños requirió hospitalización, cirugía u otras intervenciones médicas. Se encontraron imanes en todo el intestino y las lesiones documentadas incluyeron obstrucción, vólvulo intestinal, perforación, fístulas y abscesos.
Además, se ha documentado un aumento en el número de casos a lo largo del tiempo en varios países. Esto podría indicar un incremento real o mejoras en la precisión de los informes. La publicidad con imanes, el costo y la disponibilidad podrían explicar estos aumentos, al igual que los cambios en la industria y las regulaciones gubernamentales.
POLÍTICAS
Por otro lado, el estudio identifica algunas políticas contra los imanes en la UE, Australia, Canadá, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Francia, Japón, Nueva Zelanda, Reino Unido y Taiwán.
Estas políticas variaban en su intención y redacción; algunas prohibían por completo los imanes pequeños y otras limitaban la potencia de los imanes, exigían un etiquetado más estricto o una combinación de ambas.
Esas prohibiciones se asociaron con un menor número de casos. La retirada de los imanes del mercado se relaciona con una menor incidencia de lesiones relacionadas con la ingestión de imanes, por lo que estas políticas deberían proponerse, promoverse y aplicarse, apuntan los autores.
"Muchos países aún carecen de políticas nacionales destinadas a limitar el acceso a imanes pequeños e ingeribles, incluso países con incidencia publicada de morbilidad y mortalidad por ingestión de imanes pediátricos", señalan los investigadores.
El estudio concluye: "Estos datos demuestran que la ingestión de imanes en niños es un problema internacional que debe abordarse. Cada zona geográfica tiene una disponibilidad de productos y tipos de restricciones diferentes, pero el problema sigue siendo el mismo: si los imanes son accesibles para los niños, algunos inevitablemente los ingerirán, lo que conlleva una amplia gama de consecuencias graves".
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