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Charo Zarzalejos.

Curri Valenzuela
jueves, 1 de septiembre de 2011, 14:35 h (CET)
MADRID, 1 (OTR/PRESS) El tiempo apremia. Nuestro país ha estado al borde del abismo. Algunos sostienen que ahí nos hemos quedado y por ello, para conjurar urgencias que tendrían desastrosas consecuencias, el Presidente del Gobierno acudió a la reforma "express" de la Constitución. Iba sobre seguro porque sabía que esa propuesta la había defendido Mariano Rajoy hace más de un año. El Presidente se resistió hasta el último momento, pero finalmente y llevado por el vértigo -como siempre que ha tomado medidas "express"- no tuvo más remedio que apuntarse a la receta del llamado por los socialistas "el derrotado".

Esta reforma ha sido cuestionada por el fondo y por la forma y no sólo por la izquierda más militante. Catedráticos, economistas, sociólogos que no se caracterizan por su afecto al socialismo han cuestionado la afectividad de la medida. Pero ya está tomada y hoy viernes el Congreso le dará el visto bueno con la posición en contra de todos los demás grupos parlamentarios. Los nacionalistas vascos y catalanes que tantas veces han evitado la caída de Zapatero ahora se sienten olvidados y no les consuela saber que incluso los propios diputados socialistas fueron olvidados por el Presidente.

Como la legislatura ya está agotada ya no hay apremios parlamentarios. Lo que hay son unas elecciones inmediatas y bajo el argumento del olvido -no les falta razón- tanto nacionalistas vascos como catalanes se disponen a lanzar un brindis al sol planteando cuestiones soberanistas e identitarias que bien saben ellos van a quedar reducidas a un mero ejercicio dialéctico.

Con CiU se están haciendo todos los esfuerzos posible para que, cuando menos, opten por la abstención. Hasta el último momento, los dos grandes partidos buscaran suavizar la posición de Durán, pero es sobre todo al PSOE al que inquieta no contar con el concurso de los nacionalistas catalanes. A nueve semanas de las elecciones generales brindar en bandeja al llamado "perdedor" un tanto político como el que se le ha dado puede ser demasiado -es demasiado- para los socialistas.

España y sus responsables políticos están con el tiempo al cuello. Nos miran con lupa y desde el Gobierno, cada vez que habla, nos previene de "nuevas turbulencias" que se concretarán en una nueva alza de la prima de riesgo y probablemente más de un disgusto en la Bolsa. Esto se dice desde el Gobierno. No es un invento.

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