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Entrevista con la escritora gótica Akasha Valentine

“Elegí por propia voluntad ser escritora a una edad temprana, a pesar de la oposición de todos aquellos que me rodeaban”

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07sep12entrevista2
“El vampiro tiene que luchar contra su maldición, que no es la vida eterna, sino la necesidad de ser un parásito, puesto que necesita la sangre (la vida) de los demás para sobrevivir Yo lo veo como una alegoría del estatismo impuesto y de la lucha por ser libre.”

Su “Piensa en mí” acaba de quedar finalista en el Certamen de Microrrelatos ArtGerust On The Road, convocado por la editorial ArtGerust. La escritora gótica Akasha Valentine, seudónimo de una joven zaragozana de raíces brasileñas y portuguesas y madrileña de adopción, lleva años difundiendo sus novelas, relatos y poemas a través de la red. Contaba sólo con catorce años de edad cuando comenzó a plasmar en el papel lo que sería su primera novela. Amante de lo oculto y del género del terror, visto éste desde una perspectiva profundamente individualista y libre, sorprende a sus lectores tan pronto con relatos de crímenes sangrientos como con tiernos poemas.

¡Qué de recuerdos le trae una “Olivetti Studio 46”!

La “Olivetti Studio 46” fue mi primera máquina de escribir. La empecé a usar siendo muy pequeña, y me quedaba encandilada observando su funcionamiento y ruido característico al teclear. Me parecía muy curioso todo el mecanismo, y como iban apareciendo las letras y palabras. Fue un incentivo para empezar a crear mis propias obras. Es el ideal de un sueño por el que cada día tengo que luchar para poder seguir haciéndolo realidad. Cuando la miro me doy cuenta de que los sueños son necesarios para realizarme como persona.

Elegí por propia voluntad ser escritora a una edad temprana, a pesar de la oposición de todos aquellos que me rodeaban. Mi meta en este mundo es crear obras que perduren en el tiempo. El continuo aprendizaje, el esfuerzo, la lucha por mi propia individualidad... Si no tuviera estos valores tan arraigados nunca podría seguir mirando hacia delante, pensando en el día a día para estar más capacitada con mis obligaciones en el día de mañana.

Me siento en deuda con la vida, me ha regalado un don maravilloso: la capacidad de poder expresarme a través de la palabra, y estaré eternamente en deuda con ella, por lo que cada momento de consciencia debo aprovecharlo para aprender algo nuevo sin desperdiciar esos valiosos segundos que se nos escapan de las manos y nos conducen a pasos agigantados a nuestra propia mortalidad.

Está muy complicado esto de abrirse hueco como escritora en España…


En España, y sobre todo en este trabajo el gran problema al que nos enfrentamos es que no interesa que haya nuevas ideas que obliguen a cambiar los patrones ya establecidos por las editoriales. Creen que poseen una fórmula fácil y cómoda para vender libros que son completamente iguales unos a otros, y temen cualquier cosa que se salga de esa uniformidad.

También tenemos el problema de los concursos. Generalmente, si el concurso es famoso, el premio se da a un autor enchufado que se quiere promocionar y dar a conocer, y si el concurso es desconocido o nuevo, el premio se suele dar a un autor reconocido para incrementar el prestigio de dicho premio. Esto no siempre es así, afortunadamente, pero sí lo es muchísimos casos. Si a esto le sumamos el “enchufismo” existente en la profesión, de tal forma que si no tienes un contacto que te promocione no podrás publicar en una editorial tradicional, tenemos una barrera difícil de superar.

Aún así, la parte buena es que las editoriales tradicionales son cada vez menos necesarias, ya que gracias a Internet cada uno puede mostrar libremente su trabajo de la forma que desee, tanto de pago como gratuito, y con diferentes tipos de licencias de copyright. Éste es el camino que he elegido. Es difícil, pero no dependo de nadie y lo que consiga, lo haré por mis propios méritos.

Crepúsculo, Luna nueva… en donde el bien y el mal se difuminan, ¿no es consecuencia del relativismo imperante? ¿Bram Stoker no consideraría estas novelas una traición? Al fin y al cabo el Conde Drácula era el malo-malísimo en su novela.

Las editoriales tradicionales creen que tienen una fórmula magistral para vender libros basada en obras que se leen sin obligar al lector a pensar. Me recuerdan al ejemplo que puso Ayn Rand en su novela “El Manantial”, en cuya historia vemos cómo los colectivistas intentan imponer el relativismo eliminando los valores que dan sentido a la vida. Una vez que has conseguido eso, cualquier idea, por perversa que sea, puede ser aceptada.

Bram Stoker no solamente tenía clara la idea de lo que está bien y mal, sino que además en su obra tuvo la habilidad de no ponerse nunca en el papel de Drácula, sino que éste siempre es visto por los ojos de los demás, que ven en él lo peor que hay en ellos.

Aún así, en la actualidad no todo es relativismo. Por ejemplo Anne Rice, en sus “Crónicas Vampíricas”, muestra una idea clara de lo que es bien y el mal mediante sus vampiros y las relaciones entre ellos. Se ve como cada personaje quiere evitar la peor parte de sí mismo y van evolucionando mientras luchan por ello.

Vampiros, asesinatos, sangre, ocultismo, vida más allá… ¿no hay algo de morboso en todo ello?


Tal como yo lo veo, un vampiro es un ser individualista que busca dar sentido a su vida inmortal y a su propia existencia. Tiene que luchar contra su maldición, que no es la vida eterna, sino la necesidad de ser un parásito, puesto que necesita la sangre (la vida) de los demás para sobrevivir. Además, el ser un vampiro generalmente no es algo elegido, sino que es algo impuesto por la fuerza o el engaño. ¿No recuerda a algo? Yo lo veo, entre otras cosas, como una alegoría del estatismo impuesto y de la lucha por ser libre. Hoy en día el Estado nos obliga tanto a ser parásitos como parasitados...

Resulta sorprendente cómo pasa del relato de un horrendo crimen o una historia vampírica a una poesía cargada de ternura. ¿Hay belleza hasta en lo terrible?

Como se menciona en Harry Potter, “Voldemort hizo cosas grandiosas. Terribles, sí, pero también grandiosas”. Creo que hay que conocerlo todo, y aprender de las cosas buenas y las malas. Además, como dijera Nietzsche, “el que lucha con monstruos debería evitar convertirse en uno de ellos en el proceso”. No me gusta depender solamente de relatos horribles, sino que también es bueno apreciar la ternura y la belleza. Y, por encima de todo, no quiero ser una escritora “encasillada”. Me gusta escribir todo tipo de obras y de todos los estilos, e ir aprendiendo de cada una de ellas.

Permite la descarga de tus obras a través de tu página Web, por lo que deduzco que cree que los derechos de autor deberían gestionarse de forma diferente a como se hace en estos momentos, ¿me equivoco?


Creo que cada uno debería gestionar sus derechos de autor de la forma que considerase oportuna, sin imposiciones.

Yo, por ejemplo, tengo mis obras de forma gratuita en la web para darme a conocer y que la gente pueda disfrutar de ellas, porque quiero que esas obras lleguen a la mayor cantidad de gente posible, sin restricciones. Creo que la mejor publicidad, aunque lenta, es el boca a boca, porque los propios lectores son los que recomiendan a otros lectores. Aún así, también tengo obras de pago, como el libro “Nostálgicamente Eterno”, mi último trabajo, porque también me gusta que se me reconozca y compense por mis creaciones. Cada obra, según su función y mi criterio, tiene unos derechos determinados.

En este campo de derechos de autor se ha avanzado bastante con la creación de las licencias “Creative Commons” y similares, pero creo que aún queda bastante por recorrer, ya que realmente muchos tipos de licencia no son oficialmente reconocidos.

“Elegí por propia voluntad ser escritora a una edad temprana, a pesar de la oposición de todos aquellos que me rodeaban”

Entrevista con la escritora gótica Akasha Valentine
Almudena Negro
viernes, 7 de septiembre de 2012, 07:16 h (CET)

07sep12entrevista2
“El vampiro tiene que luchar contra su maldición, que no es la vida eterna, sino la necesidad de ser un parásito, puesto que necesita la sangre (la vida) de los demás para sobrevivir Yo lo veo como una alegoría del estatismo impuesto y de la lucha por ser libre.”

Su “Piensa en mí” acaba de quedar finalista en el Certamen de Microrrelatos ArtGerust On The Road, convocado por la editorial ArtGerust. La escritora gótica Akasha Valentine, seudónimo de una joven zaragozana de raíces brasileñas y portuguesas y madrileña de adopción, lleva años difundiendo sus novelas, relatos y poemas a través de la red. Contaba sólo con catorce años de edad cuando comenzó a plasmar en el papel lo que sería su primera novela. Amante de lo oculto y del género del terror, visto éste desde una perspectiva profundamente individualista y libre, sorprende a sus lectores tan pronto con relatos de crímenes sangrientos como con tiernos poemas.

¡Qué de recuerdos le trae una “Olivetti Studio 46”!

La “Olivetti Studio 46” fue mi primera máquina de escribir. La empecé a usar siendo muy pequeña, y me quedaba encandilada observando su funcionamiento y ruido característico al teclear. Me parecía muy curioso todo el mecanismo, y como iban apareciendo las letras y palabras. Fue un incentivo para empezar a crear mis propias obras. Es el ideal de un sueño por el que cada día tengo que luchar para poder seguir haciéndolo realidad. Cuando la miro me doy cuenta de que los sueños son necesarios para realizarme como persona.

Elegí por propia voluntad ser escritora a una edad temprana, a pesar de la oposición de todos aquellos que me rodeaban. Mi meta en este mundo es crear obras que perduren en el tiempo. El continuo aprendizaje, el esfuerzo, la lucha por mi propia individualidad... Si no tuviera estos valores tan arraigados nunca podría seguir mirando hacia delante, pensando en el día a día para estar más capacitada con mis obligaciones en el día de mañana.

Me siento en deuda con la vida, me ha regalado un don maravilloso: la capacidad de poder expresarme a través de la palabra, y estaré eternamente en deuda con ella, por lo que cada momento de consciencia debo aprovecharlo para aprender algo nuevo sin desperdiciar esos valiosos segundos que se nos escapan de las manos y nos conducen a pasos agigantados a nuestra propia mortalidad.

Está muy complicado esto de abrirse hueco como escritora en España…


En España, y sobre todo en este trabajo el gran problema al que nos enfrentamos es que no interesa que haya nuevas ideas que obliguen a cambiar los patrones ya establecidos por las editoriales. Creen que poseen una fórmula fácil y cómoda para vender libros que son completamente iguales unos a otros, y temen cualquier cosa que se salga de esa uniformidad.

También tenemos el problema de los concursos. Generalmente, si el concurso es famoso, el premio se da a un autor enchufado que se quiere promocionar y dar a conocer, y si el concurso es desconocido o nuevo, el premio se suele dar a un autor reconocido para incrementar el prestigio de dicho premio. Esto no siempre es así, afortunadamente, pero sí lo es muchísimos casos. Si a esto le sumamos el “enchufismo” existente en la profesión, de tal forma que si no tienes un contacto que te promocione no podrás publicar en una editorial tradicional, tenemos una barrera difícil de superar.

Aún así, la parte buena es que las editoriales tradicionales son cada vez menos necesarias, ya que gracias a Internet cada uno puede mostrar libremente su trabajo de la forma que desee, tanto de pago como gratuito, y con diferentes tipos de licencias de copyright. Éste es el camino que he elegido. Es difícil, pero no dependo de nadie y lo que consiga, lo haré por mis propios méritos.

Crepúsculo, Luna nueva… en donde el bien y el mal se difuminan, ¿no es consecuencia del relativismo imperante? ¿Bram Stoker no consideraría estas novelas una traición? Al fin y al cabo el Conde Drácula era el malo-malísimo en su novela.

Las editoriales tradicionales creen que tienen una fórmula magistral para vender libros basada en obras que se leen sin obligar al lector a pensar. Me recuerdan al ejemplo que puso Ayn Rand en su novela “El Manantial”, en cuya historia vemos cómo los colectivistas intentan imponer el relativismo eliminando los valores que dan sentido a la vida. Una vez que has conseguido eso, cualquier idea, por perversa que sea, puede ser aceptada.

Bram Stoker no solamente tenía clara la idea de lo que está bien y mal, sino que además en su obra tuvo la habilidad de no ponerse nunca en el papel de Drácula, sino que éste siempre es visto por los ojos de los demás, que ven en él lo peor que hay en ellos.

Aún así, en la actualidad no todo es relativismo. Por ejemplo Anne Rice, en sus “Crónicas Vampíricas”, muestra una idea clara de lo que es bien y el mal mediante sus vampiros y las relaciones entre ellos. Se ve como cada personaje quiere evitar la peor parte de sí mismo y van evolucionando mientras luchan por ello.

Vampiros, asesinatos, sangre, ocultismo, vida más allá… ¿no hay algo de morboso en todo ello?


Tal como yo lo veo, un vampiro es un ser individualista que busca dar sentido a su vida inmortal y a su propia existencia. Tiene que luchar contra su maldición, que no es la vida eterna, sino la necesidad de ser un parásito, puesto que necesita la sangre (la vida) de los demás para sobrevivir. Además, el ser un vampiro generalmente no es algo elegido, sino que es algo impuesto por la fuerza o el engaño. ¿No recuerda a algo? Yo lo veo, entre otras cosas, como una alegoría del estatismo impuesto y de la lucha por ser libre. Hoy en día el Estado nos obliga tanto a ser parásitos como parasitados...

Resulta sorprendente cómo pasa del relato de un horrendo crimen o una historia vampírica a una poesía cargada de ternura. ¿Hay belleza hasta en lo terrible?

Como se menciona en Harry Potter, “Voldemort hizo cosas grandiosas. Terribles, sí, pero también grandiosas”. Creo que hay que conocerlo todo, y aprender de las cosas buenas y las malas. Además, como dijera Nietzsche, “el que lucha con monstruos debería evitar convertirse en uno de ellos en el proceso”. No me gusta depender solamente de relatos horribles, sino que también es bueno apreciar la ternura y la belleza. Y, por encima de todo, no quiero ser una escritora “encasillada”. Me gusta escribir todo tipo de obras y de todos los estilos, e ir aprendiendo de cada una de ellas.

Permite la descarga de tus obras a través de tu página Web, por lo que deduzco que cree que los derechos de autor deberían gestionarse de forma diferente a como se hace en estos momentos, ¿me equivoco?


Creo que cada uno debería gestionar sus derechos de autor de la forma que considerase oportuna, sin imposiciones.

Yo, por ejemplo, tengo mis obras de forma gratuita en la web para darme a conocer y que la gente pueda disfrutar de ellas, porque quiero que esas obras lleguen a la mayor cantidad de gente posible, sin restricciones. Creo que la mejor publicidad, aunque lenta, es el boca a boca, porque los propios lectores son los que recomiendan a otros lectores. Aún así, también tengo obras de pago, como el libro “Nostálgicamente Eterno”, mi último trabajo, porque también me gusta que se me reconozca y compense por mis creaciones. Cada obra, según su función y mi criterio, tiene unos derechos determinados.

En este campo de derechos de autor se ha avanzado bastante con la creación de las licencias “Creative Commons” y similares, pero creo que aún queda bastante por recorrer, ya que realmente muchos tipos de licencia no son oficialmente reconocidos.

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